“Porque las herramientas del amo nunca desmantelan la casa del amo” – Audre Lorde.
Para
quienes no aceptamos representantes políticos porque nos negamos a
delegar en nadie nuestra capacidad de decisión, el parlamento es
la casa del amo. La urna, su herramienta. Por eso nos negamos a
votar. Y nos negamos a votar todos los días del año. No votar
sólo cada cuatro años es un gesto tan simbólico e inútil como
votar sólo cada cuatro años.
El
sistema nos convoca a elecciones todos los días de nuestra vida, no
una vez cada cuatro años: Las cajas registradoras de las tiendas y
los cajeros de los bancos son urnas donde nos piden que depositemos
nuestro voto a diario. El euro es la
papeleta que usamos para refrendar diariamente a nuestras autoridades
monetarias (bancos centrales, ministros de economía y
hacienda, etc.) Y quien dice “euro” dice “dólar”, “libra”,
“yen”, etc. Todas estas son monedas comprendidas dentro de una
categoría de dinero muy peculiar, conocida como “dinero fiat”.
El término hace referencia al dinero que es creado por decreto del
Estado (“fiat” viene del latín “hágase”). Todas las
monedas fiat tienen en común que están respaldadas por la
maquinaria coercitiva de un Estado que asegura su emisión y
circulación mediante la imposición del pago de tributos en esa
moneda y otra serie de garantías provistas por los cuerpos
legislativos, judiciales y policiales.
La
moneda fiat es una herramienta genuina del sistema, intrínsecamente
suya. Desde una perspectiva revolucionaria, tan reformista es pensar
que el euro es malo o bueno según para qué se emplee como pensar
que podemos usar el voto electoral en beneficio de la revolución
social. Citamos de nuevo a Audre Lorde: “Porque
las herramientas del amo nunca desmantelan la casa del amo. Quizá
nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del
juego pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico
cambio.” ¿Por
qué las anarquistas no aplicamos este razonamiento al dinero fiat
con la misma firmeza que al voto electoral? Las anarquistas siempre
entendimos muy bien qué es un voto electoral, nos negamos a usar esa
herramienta que no es nuestra y ensayamos con éxito organizaciones
políticas basadas en la democracia directa. Pero en lo tocante al
dinero fiat, la mayoría de anarquistas no vemos el paralelismo y
continuamos usando esa herramienta ajena a nosotras sin plantearnos
alternativa alguna. Emplear dinero fiat para sufragar causas
revolucionarias es un consuelo pero el lema con que abrimos este
artículo resuena insistentemente: Las
herramientas del amo nunca desmantelan la casa del amo.
El euro nunca desmantelará el banco central europeo.
LAS ALTERNATIVAS ECONÓMICAS ANARQUISTAS
¿Por
qué entonces las anarquistas ibéricas no se preocupan de buscar y
ensayar alternativas económicas a los bancos centrales, igual que
busca y ensaya alternativas políticas a los parlamentos? La
explicación podría encontrarse en esta otra pregunta: ¿Qué
sistema económico está ensayando ahora el anarquismo ibérico? Nos
tememos que muchas dirán a bote pronto: ¡el comunismo libertario! Y
este es el problema. Que se responda eso. Es improbable que haya una
sola organización anarquista en la región española que esté
ensayando actualmente el comunismo libertario. Para empezar a ensayar
el comunismo libertario hay que conjugar los siguientes factores:
- Propiedad colectiva de los medios de producción
- Propiedad colectiva del fruto del trabajo
- Distribución en función de las necesidades de la comunidad
- Ausencia total de dinero
Esto
no fue realizado ni por las compañeras de la Revolución Española
del 36. Efectivamente, se quemaron entonces pilas de pesetas, la
moneda oficial del Estado, pero las cenizas fueron inmediatamente
reemplazadas por carnés de productores, que es la moneda típica de
un régimen económico colectivista. La revolución del 36 fue
anarquista en lo político pero en lo económico fue colectivista, no
comunista libertaria. La economía colectivista tiene los siguientes
factores de inicio:
- Propiedad colectiva de los medios de producción
- Propiedad privada del fruto del trabajo
- Distribución en función del trabajo aportado a la colectividad
- Dinero colectivista
¿Cómo
distinguimos una economía colectivista de una economía comunista
libertaria? Precisamente una de las claves para distinguir cuándo
estamos ante un experimento anarquista colectivista o ante un
experimento comunista libertario es el dinero. Como el comunismo
libertario tiene un sistema de distribución basado en las
necesidades de las personas, no en el trabajo aportado por ellas, no
hacen falta medios de cambio ni instrumentos de medición de valor.
No hay pagos, ni siquiera precios. Es decir, no hace falta dinero. El
colectivismo sí necesita dinero, sin embargo, porque la distribución
se realiza en función del trabajo aportado a la colectividad y,
consecuentemente, los productos necesitan ser valorados[1].
Las
anarquistas experimentamos acaso el comunismo libertario a una escala
íntima, familiar, en entornos de afinidad, etc. Pero, a la hora de
montar proyectos económicos organizados, lo que experimentamos en
realidad es el colectivismo o el mutualismo (a menudo, ambos a la
vez). Cuando tres compañeras se asocian para producir pan, acuerdan
una jornada laboral y se reparten el producto de su trabajo en
relación a esa jornada laboral, están experimentando con el
colectivismo. Pero cuando esta misma asociación de tres compañeras
productoras de pan establece un sistema de intercambios con otras
asociaciones de compañeras productoras de cerveza, verdura, etc.,
están experimentando con el mutualismo. Estas formas de distribución
de productos características del colectivismo y el mutualismo (el
reparto y el intercambio, respectivamente), están aparejadas a la
forma de propiedad de los medios de producción. El reparto implica
una capacidad de decisión colectiva sobre el producto del trabajo de
las asociadas que proviene del hecho de compartir entre ellas la
propiedad. El intercambio implica una capacidad privativa de decisión
sobre el producto del trabajo que proviene del hecho de no compartir
la propiedad de los medios de producción con la otra parte del
intercambio. El mutualismo es el tercer sistema económico practicado
históricamente por anarquistas. Los factores iniciales del
mutualismo son:
- Propiedad privada de los medios de producción
- Propiedad privada del fruto del trabajo
- Distribución por intercambios de mercado
- Dinero mutualista
Incluso
una vez alcanzada la deseada revolución social anarquista, es
improbable que el comunismo libertario absorbiera totalmente al
colectivismo y al mutualismo. Reforzamos esta opinión con una cita
de Luigi Fabri:
Aun
en un régimen completamente anárquico estamos persuadidos de que,
aunque la organización de la producción y del consumo sobre bases
comunistas será el tipo dominante y la regla general –y
precisamente porque será una regla libre y no obligatoriamente
impuesta a todos-, no impedirá ella que subsistan –o por voluntad
de los individuos o por especiales necesidades del ambiente o del
trabajo- formas diversas de organización, colectivistas,
mutualistas, etc., y aun algunas formas de propiedad individual, a
condición de que ésta no implique sometimiento o explotación de
nadie[2].
Volvemos
a la pregunta que originó este breve recorrido por los tres sistemas
económicos practicables por anarquistas: ¿Qué sistema económico
están ensayando ahora las anarquistas? No discutimos que a una
escala doméstica y familiar haya anarquistas que practiquen con el
comunismo libertario, pero lo cierto es que en el terreno concreto de
la economía, es decir, en el terreno de la organización de la
producción y el consumo, las anarquistas estamos ensayando sólo un
colectivismo y un mutualismo muy desvirtuados. ¿Por qué
desvirtuados? Porque estamos empleando exclusivamente dinero fiat y
no nos estamos preocupando por crear el dinero colectivista y
mutualista que requieren estos sistemas. La consecuencia inmediata de
esta incoherencia es la ineficacia revolucionaria: Un colectivismo
con dinero fiat se queda en un burdo cooperativismo reformista y un
mutualismo con dinero fiat se queda en una burda economía de mercado
capitalista.
El
panorama es el siguiente:
Por
un lado, nos encontramos con que una inmensa mayoría de compañeras
anarquistas rechazan hacer su propio dinero porque se consideran
comunistas libertarias pero, obviamente, no están ensayando ninguna
forma de comunismo libertario porque todas usan dinero en su
actividad económica cotidiana. Sin saberlo, votan todos los días a
favor del Banco Central Europeo.
Por
otro lado, la minoría de anarquistas que ensayan premeditadamente
formas de organización económica colectivistas o mutualistas
tampoco parece estar por la labor de crear el correspondiente dinero
colectivista o mutualista y emplean dinero fiat en su lugar,
malogrando así cualquier posibilidad de obtener resultados
revolucionarios a través de su práctica económica consciente. Sin
saberlo, votan todos los días a favor del Banco Central Europeo.
No
queremos decir que las compañeras asalariadas que cobran sus nóminas
en euros y pagan con euros el alquiler, la luz, el gas, etc., estén
promocionando al BCE. Ciertamente, hay multitud de transacciones
cotidianas de las que depende nuestra supervivencia que de momento
sólo pueden ser realizadas usando euros y por las que nos negamos a
sentirnos cómplices de quien nos obliga a usarlos. Pero no es menos
cierto que si eludimos la responsabilidad de crear alternativas al
dinero fiat que se nos está obligando a usar nos situamos en una
posición de sumisión o complicidad que no casa nada con el
temperamento anarquista.
EL PUNTO DE PARTIDA
A
riesgo de hacer nuestro argumento circular, regresamos a nuestro
punto de partida: La revolución social se construye con herramientas
propias, no con las del enemigo. Si a los parlamentos oponemos
nuestras asociaciones libres federadas libremente, al dinero fiat hay
que oponerle dinero colectivista, mutualista o ningún dinero.
La
abstención -esa táctica que consiste en un no hacer, en una
inacción- no debería limitarse al voto electoral. La abstención al
euro, la inacción en el uso de dinero fiat, está tanto más
justificada que la abstención al voto electoral cuanto que nos
impelen a usarlo todos los días, no una vez cada cuatro años.
La
campaña por la abstención al euro, igual que todas las campañas
anarquistas, debería estar basada en una propaganda por el hecho. La
abolición del dinero fiat es un concepto vacío si no demostramos
que podemos funcionar con dinero mutualista, colectivista o sin
ningún tipo de dinero. Y es posible. Claro que lo es. En Madrid ya
hay al menos una Comunidad que está experimentando un sistema de
intercambios con dinero mutualista a través del cual nos estamos
relacionando diversas personas y asociaciones, muchas de ellas
colectivistas en su funcionamiento interno. El fin de esta Comunidad
llamada La Canica [3] es
el comunismo libertario (en consecuencia, la desaparición de nuestra
propia moneda mutualista). Para alcanzar este fin, La Canica ha
previsto una serie de medidas tendentes a adquirir medios de
producción colectivizados que se pondrán posteriormente a
disposición de las asociadas en función de sus necesidades.
Este
es, en nuestra opinión, el camino económico del anarquismo:
Asociaciones libres de productoras y consumidoras libremente
federadas entre sí ensayando coherentemente modelos económicos
compatibles con la anarquía. Coherentemente quiere decir
Asociaciones sin explotación laboral de ninguna clase, sin
jerarquías ni autoridades, donde el dinero (en los casos en que sea
preciso usarlo) no sea ningún factor de decisión sino un mero
instrumento de medición del valor del trabajo controlado por las
Asambleas.
Los puntos de fuga, las grietas del sistema, se encuentran
y se agrandan a través de la práctica cotidiana de estos ensayos.
Las revoluciones sociales no llegan con asaltos al palacio de
invierno. Los estallidos insurreccionales sin soporte organizativo
económico son fácilmente reconducibles por los Estados pero los
estallidos insurreccionales con soporte organizativo económico
pueden desembocar en una revolución social. Un dinero controlado por
las Asambleas de asociaciones libres de consumidoras y productoras
federadas libremente entre sí, trabajando coordinadamente para
sentar las bases de una sociedad comunista libertaria, es decir, las
bases de la abolición del dinero… Esa sí es la pesadilla de
cualquier Estado. En este sentido, el Estado es el primer beneficiado
de un anarquismo constreñido en sus márgenes de actuación
tradicionales (ateneos, okupas, escuelas libres, anarcosindicatos,
etc.), es decir, un anarquismo en el que la acción social, cultural,
sindical, educativa, etc., están completamente desgajadas de la
acción económica.
Manejar
exclusivamente dinero fiat, como están haciendo multitud de
compañeras anarquistas, aplazando sine die la organización
económica revolucionaria, es tan ingenuo como esperar que la
organización política de una sociedad revolucionaria se logre por
la vía parlamentaria.
_________________________________
[1] En
economía, cualquier instrumento de medición de valor es dinero,
aunque carezca de otras funciones clásicas del dinero (como reserva
de valor o medio de cambio).
[2] “Revolución
no es dictadura. La gestión directa de las bases en el socialismo.”
La Neurosis o Las Barricadas Editorial. Madrid, 2013.
Muy razonable.
ResponderEliminarAlgo más a remarcar sería el anticonsumismo, pues ya que no podemos eliminar el dinero oficial, al menos podemos minimizar nuestra dependencia de él evitando adquirir cosas que realmente no sean imprescindibles, (las nombradas,recibos de luz agua, etc), procurando como se dice para el resto utilizar medios y dinero no oficial.
Salud!
Como dice el dicho "el que tiene muchos vicios tiene muchos amos", el anticonsumismo es una condición sine qua non para el desarrollo de cualquier proyecto emancipador. Lo que pasa es que hoy en día somos polidependientes al estilo de los politoxicómanos. Techo, luz, agua, comida, internet... somo pequeños muñones andantes.
EliminarSalud!
No es la primera vez que La Tarcoteca aborda este asunto tan complejo. Sería necesario, pienso yo, que al menos una comunidad lograra funcionar al margen del dinero, un colectivo que sirviera de referencia y ejemplo práctico de que se puede funcionar fuera del circuito cerrado del sistema monetario imperante. Pero esto es algo realmente difícil, prueba de ello es que casi todas las organizaciones de carácter anarquista funcionan con la moneda oficial en todo lo concerniente a la venta de revistas, fancines, etc. Yo he procurado siempre funcionar mediante el trueque, y hemos llegado a obtener sorprendentes resultados del mismo, evitar la mediación del puto dinero es ya en sí un logro, aunque insuficiente. Si existen colectivos o comunidades que han logrado salir del circuito del dinero fiat, hay que darlos a conocer para aprender de su experiencia y, sobre todo, para mostrar que es posible hacerlo.
ResponderEliminarSalud!
A vote pronto es imposible deshacerse del dinero sin ir a la cárcel por uno u otro motivo. Pago de impuestos, pago de multas, pago de servicios... todos los impagos suponen un riesgo de ir al trullo, decomisos, desalojos o desahucios. Por lo que funcionar totalmente al margen parece que no.
EliminarEntre los ejemplos propuestos por el artículo creo que funcionaría mejor el mutualismo con un doble circuito, uno de funcionamiento interno y para los compañeros y otro de intercambios con el público que garantice el mantenimiento del proyecto vía pago la extorsión capitalista.
El trueque que mencionas entraría perfectamente en el primer circuito. Pero realmente los que deben decir lo que funciona y lo que no son los que experimentan y practican. Difusión máxima a los proyectos autogestionados.
Salud!
apreciable pablo y que opinas de efectuar un ahorro en onzas de plata.asi como crear colectivos que formen un sistema paralelo pero que use plata como fondos y pagares en plata administrados o tutelados por una cooperativa de ahorro .mi idea es imperfecta pero despues la voy a extender un poco.
EliminarTodo tiene sus pros y sus contras, debes estudiar el modelo. Sin un plan no se puede analizar un proyecto. Como usa dinero solo puede ser mutualista o colectivista. Ambos sistemas funcionan con cajas o fondos.
EliminarSiempre que se usa dinero y se abre el mercado y se amplia. Pero corres el riesgo que llegue alguien con más dinero que tú, una empresa o el propio ayuntamiento, una corporación, y lo compre todo o lo desestabilice, acabando con tu economía. Te expones, pero te abres, y puedes incluir a más gente y organizaciones.
El llamado "dinero colectivista", cupones o vales, al que puedes dar propiedades, como caducidad, nominalidad, localidad y aún así se pueden intercambiar, es más restrictivo, protege el proyecto pero lo limita.
Después te queda coger lápiz y calculadora y hacer números. Después es recomendable hacerlo a escala para detectar fallos y alternativas.
Salud!