MÉTODO: Es muy fácil, solo hay que ir al banco y pedir que no pasen más recibos a la cuenta de dicho sindicato: no hay ni que verles la cara, para que no se les caiga de vergüenza.
Si los sindicatos son el mecanismo de defensa de los trabajadores y estos sindicatos institucionales no defiende nada, por más que se autodenominen nunca serán sindicatos. Verdaderamente merece más la pena gastar el dinero en abogados que en vendeobreros.
Nada podemos decir que no esté dicho de por qué estas dos empresas no deberían llamarse sindicatos, por qué trabajan al servicio del estado y la patronal y no de sus clientes, los trabajadores, por qué son una pieza clave en el control de la conflictividad y por qué están corruptas hasta la médula. La corrupción campa a sus anchas.
Se puede pensar que huyendo de estos dos gigantes dispersas la fuerza, diluyes las capacidades; le quitas los pies de barro al gigante. Pero, cuando es quien te debe proteger el que más te ataca, hasta el punto de la humillación, es lícito revelarse, porque ante todo somos personas, y tenemos dignidad.
Compañeros trabajadores de los mal llamados sindicatos, bien llamados verticales: vuestros portavoces os están agrediendo, engañando; dañando día a día. Y lo peor es que en su embestida arrasan con la sociedad, nada quedará que se pueda defender después de que ellos intervengan. Huid, estáis a tiempo. Ya habéis sufrido bastante y nos habéis jodido bien al resto. No deis más cuartel a esos políticos impresentables, no permanezcáis en ese nido de sátrapas, no dejéis que cuando caigan os arrastren.
No compañeros, nada se puede cambiar desde dentro. Solo desde fuera y desde abajo.
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