No es fácil muchas veces saber quién es el enemigo cuando solo se juega a perder.
- Por una parte tenemos una familia regente, que gobierna un régimen dictarorial apoyado por el ejercito y la policía y Rusia como povedor de armas oficial. Después de 42 años de mandato el país se revela. Basta yá!
- La alternativa no es mejor que la situación previa: un ejercito falsamente miliciano, compuesto por agentes imperialistas, que desea el poder por la fuerza cueste lo que cueste. Esto es, mercenarios a sueldo de Emiratos árabes, CIA, MI6, Mossad, encargados de organizar y proveer de armas a la rebelión. Los Amigos de Siria preparan otro expolio.
- En el tercer rincón del ring nos encontramos con las verdaderas células revolucionarias: una mezcla de fanáticos religiosos, nacionalistas, panarábicos, panislámicos, internacionalistas y gentes del pueblo que se niegan a someterse a los designios de las potencias. Movimiento minoritario, peor pertrechados y menos apoyado debido a la propaganda de retaguardia, menor soporte económico y menor apoyo internacional que no sea el clandestino.
- En el medio del ring se encuentra la población, recibiendo golpes por los cuatro costados. Siempre con la de perder. Sus opciones son integrarse en una de las facciones, convertirse en refugiada o soportar las agresiones: diezmada, vejada, robada y violada.
La tarcoteca, sollozante ante la situación, se encontrará siempre del lado del pueblo, la quinta columna del antiautoritarismo.
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