Estados Unidos empuja sus aliados de la Unión Europea a prepararse para una Tercera Guerra Mundial, una guerra que tendrán que librar si quieren salir airosos de la “trampa de Tucídides”. A menos que toda la agitación alrededor de ese asunto sea solo para mantener a los aliados “anclados” del lado de Washington mientras que en Sudamérica, África y Asia, gran número de Estados se declaran neutrales. Al mismo tiempo, los tambores de la guerra despiertan a los militaristas japoneses, quienes, como los «nacionalistas radicales» en Ucrania, regresan a la escena.
Fragmento de Preparación de la nueva Guerra Mundial 28.3.2023 por Tierry Meyssan
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La Duración real de la 2ºGM
Cuando piensan en la Segunda Guerra Mundial, los europeos recuerdan sobre todo los años 1939 y 1945. Pero el conflicto comenzó realmente en 1931, después del ataque de varios generales japoneses contra los soldados chinos en Manchuria. Era la primera vez que la facción militarista imponía su voluntad al poder civil nipón, tendencia que se agravó meses después cuando un grupo de militares asesinó al primer ministro civil. Japón se convirtió en una potencia militarista y expansionista.La liberación de Manchuria por el Ejército Rojo, en 1945, no puso fin a aquella guerra. Estados Unidos lanzó sobre Japón 2 bombas atómicas para impedir que Tokio se rendiera a la URSS. Japón, en efecto, se rindió a los generales estadounidenses, pero la lucha prosiguió hasta 1946, ya que numerosos japoneses se negaron a rendirse ante los militares estadounidenses.
O sea, la Segunda Guerra Mundial comenzó realmente en 1931 y duró hasta 1946. Pero los europeos no lo ven así porque solo se habló de «Segunda Guerra Mundial» a partir del surgimiento del Eje Roma-Berlín-Tokio (el «Pacto Tripartita», al que rápidamente se unieron Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumania.
El Eje no se basaba en los intereses –muy diferentes– de sus miembros, sino en el culto de todos ellos por el uso de la fuerza. Para reinstaurarlo en nuestra época hay que unir a quienes comparten ese culto.
El Eje no se basaba en los intereses –muy diferentes– de sus miembros, sino en el culto de todos ellos por el uso de la fuerza. Para reinstaurarlo en nuestra época hay que unir a quienes comparten ese culto.
Infiltración Estadounidense por Rehabilitación de fascistas
Entre los beneficiados por aquel cambio de política estuvo Hayato Ikeda, quien se convirtió en primer ministro y restauró la economía nacional. Con ayuda de la CIA, Hayato Ikeda fundó el Partido Liberal Democrático. De la corriente de Ikeda saldrían posteriormente Shinzo Abe (primer ministro de 2012 a 2020) y el sucesor de Abe y actual primer ministro, Fumio Kishida.
Ahora, Kishida acaba de viajar a Ucrania, convirtiéndose así en el primer jefe de gobierno asiático que visita ese país desde el inicio de la intervención rusa. Kishida visitó una fosa común en Bucha y expresó sus condolencias a las familias de las víctimas de los «crímenes rusos». La mayoría de los analistas interpretan su viaje como parte de la preparación de la próxima cumbre del G7, que tendrá lugar precisamente en Japón. Pero quizás sea mucho más que eso.
En el comunicado final de su encuentro, Kishida y Zelenski subrayan «la inseparabilidad de la seguridad euro-atlántica e indo-pacífica» y «la importancia de la paz y de la estabilidad a través del estrecho de Taiwán». Para ellos no solo se trata de defender Ucrania ante Rusia, sino también de defender Japón frente a China. El comunicado que emitieron contiene las bases de una nueva alianza entre los nacionalistas integristas ucranianos –sucesores de los colaboradores ucranianos de los nazis [2] y los sucesores del nacionalismo Shōwa.
Resucitando el Eje fascista Mundial
En el comunicado final de su encuentro, Kishida y Zelenski subrayan «la inseparabilidad de la seguridad euro-atlántica e indo-pacífica» y «la importancia de la paz y de la estabilidad a través del estrecho de Taiwán». Para ellos no solo se trata de defender Ucrania ante Rusia, sino también de defender Japón frente a China. El comunicado que emitieron contiene las bases de una nueva alianza entre los nacionalistas integristas ucranianos –sucesores de los colaboradores ucranianos de los nazis [2] y los sucesores del nacionalismo Shōwa.
La Ucrania actual es el único Estado del mundo que tiene una Constitución explícitamente racista. Adoptada en 1996 y revisada en 2020, la Constitución ucraniana estipula en su artículo 16 que «Preservar el patrimonio genético del pueblo ucraniano es responsabilidad del Estado». Ese artículo fue redactado por Slava Stetsko, la viuda del primer ministro nazi ucraniano y colaborador del III Reich, Yaroslav Stetsko.
La Constitución japonesa, por el contrario, renuncia a la guerra en su artículo 9. Pero Shinzo Abe y Fumio Kishida ya iniciaron la lucha por la abrogación de ese artículo, que aún impide al gobierno de Japón –por ejemplo– el envío de material militar letal a otros países. El gobierno de Kishima se ha visto así obligado a limitarse al envío de 7 100 millones de dólares en ayuda humanitaria y financiera a Kiev. Esta semana Kishida anunció el envío de material militar no letal por un valor ascendente a 30 millones de dólares.
La remilitarización de Japón cuenta con el respaldo de Washington, que ya se unió al bando de los pronazis al apoyar a Kiev. El embajador de Estados Unidos en Tokio, Rahm Emmanuel, escribió en Twitter: «El primer ministro Kishida efectúa una visita histórica en Ucrania para proteger al pueblo ucraniano y promover los valores universales inscritos en la Carta de las Naciones Unidas (…) A unos 900 kilómetros de allí, una asociación diferente y más nefasta toma forma en Moscú», clara alusión al encuentro entre el presidente chino Xi y el presidente ruso Putin.
Por su parte, el vocero del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Wang Weibin, prefirió mostrar optimismo al expresar su esperanza de «que Japón hará presión por un apaciguamiento de la situación y no lo contrario».
Mientras tanto, Rusia envió 2 bombarderos estratégicos a sobrevolar el Mar de Japón durante unas 7 horas.
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Este artículo está vinculado al trabajo anterior titulado:
1. «El Medio Oriente se libera de Occidente», 14 de marzo de 2023.
La Constitución japonesa, por el contrario, renuncia a la guerra en su artículo 9. Pero Shinzo Abe y Fumio Kishida ya iniciaron la lucha por la abrogación de ese artículo, que aún impide al gobierno de Japón –por ejemplo– el envío de material militar letal a otros países. El gobierno de Kishima se ha visto así obligado a limitarse al envío de 7 100 millones de dólares en ayuda humanitaria y financiera a Kiev. Esta semana Kishida anunció el envío de material militar no letal por un valor ascendente a 30 millones de dólares.
La remilitarización de Japón cuenta con el respaldo de Washington, que ya se unió al bando de los pronazis al apoyar a Kiev. El embajador de Estados Unidos en Tokio, Rahm Emmanuel, escribió en Twitter: «El primer ministro Kishida efectúa una visita histórica en Ucrania para proteger al pueblo ucraniano y promover los valores universales inscritos en la Carta de las Naciones Unidas (…) A unos 900 kilómetros de allí, una asociación diferente y más nefasta toma forma en Moscú», clara alusión al encuentro entre el presidente chino Xi y el presidente ruso Putin.
Por su parte, el vocero del ministerio chino de Relaciones Exteriores, Wang Weibin, prefirió mostrar optimismo al expresar su esperanza de «que Japón hará presión por un apaciguamiento de la situación y no lo contrario».
Mientras tanto, Rusia envió 2 bombarderos estratégicos a sobrevolar el Mar de Japón durante unas 7 horas.
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Este artículo está vinculado al trabajo anterior titulado:
1. «El Medio Oriente se libera de Occidente», 14 de marzo de 2023.
[2] «¿Quiénes son los nacionalistas integristas ucranianos?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 17 de noviembre de 2022.
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