Una doctrina puede guiar una estrategia, pero no ser la estrategia. Este es el caso del Hegemón, Estados Unidos, que en su confusión va a morir; arrastrando a Europa en su caída.
Salud! PHkl/ tctca
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Fuente - a r r e z a f e: Al imperio sólo le queda el terror — Loam 25.2.2023
Algo dramáticamente grave e inesperado (es decir, un milagro) tendría que suceder para que Rusia perdiera o no ganara la guerra que contra ella están librando en Ucrania los Estados Unidos y la OTAN. Evidentemente, no es esto lo que sostiene el conjunto del rastrero aparato mediático occidental, convenientemente convertido en el más infame y potente instrumento de propaganda de la historia al servicio del capital estadounidense. Desde dichos medios, se nos dice insistentemente que Ucrania (la OTAN) vencerá, que Rusia está cada vez más débil, que sus municiones son ya escasas, que sus tropas están desmoralizadas, que el presidente Putin está enfermo, que existe malestar en la cúpula militar rusa y descontento en algunos sectores gubernamentales... y un largo y esperpéntico etc. Yo personalmente, y tengo 73 años, nunca en mi vida he contemplado un tsunami tal de patrañas, propaganda y desinformación tan servilmente orquestado y consensuado, tanto por los gobiernos como por el conjunto de la denominada “prensa democrática”. Abrupta e ilegalmente clausurados los medios de comunicación rusos, silenciada cualquier voz contraria a la narrativa dictada por Washington y la OTAN, sólo cabe abrirse paso como mejor sepamos en busca de la verdad ocultada y censurada por esta creciente oscuridad fascista.
Quienes han urdido esta guerra, dueños o patrocinadores de los medios de comunicación convertidos en arma de la misma, saben muy bien que Rusia no será vencida, ni en el campo de batalla económico, mediante las nefastas sanciones, ni mucho menos en el militar. Rusia posee no sólo el ejército continental mejor formado y pertrechado del mundo, con una arraigada tradición de resistencia popular y de históricas victorias que huelga enumerar, sino que, además, dispone de un poderosa industria de defensa, de los recursos naturales para abastecerla y de una red de transporte amplia y eficaz. Y, lo que es más importante, un pueblo con una casi telúrica querencia por su país (Россия-Матушка / Madre Rusia) y por su soberanía.
¿Entonces –podría uno preguntarse– por qué mienten los dirigentes y los medios occidentales? ¿Por qué aseguran e insisten en la victoria de Ucrania? Pues por el mismo adagio por el que arrasaron Yugoslavia y han destruido el gaseoducto germano-ruso: para mantener a EEUU dentro, a Rusia fuera y a Alemania abajo. O sea, hegemonía. Algo que EEUU está perdiendo a raudales. La Unión Europea –y el Reino Unido en su estatus de superintendente del imperio–, es una colonia del imperio estadounidense, económicamente sometida y militarmente ocupada por el mismo. Sólo alguien extremadamente cándido o ignorante puede creer que las numerosas bases militares estadounidenses repartidas por Europa están ahí para proteger a la población europea, la democracia, la libertad y demás paparruchas burguesas destinadas a legitimar la colonización y la explotación de las clases subalternas por una oligarquía cuya única patria es el capital, su capital. No, las bases están y siempre estuvieron ahí exclusivamente para proteger los intereses del imperio estadounidense y evitar cualquier tratado o alianza que pueda suponer competencia o amenaza hacia los mismos. Por eso mienten.
Un imperio cuyo poder no está en continua expansión (algo intrínseco a todo imperio) alcanza un límite a partir del cual comienza a contraerse, implosiona (violentamente, algo intrínseco, también, a cualquier imperio). Entre otras cosas, porque sus "músculos" ya no son capaces de sostener el peso del orden impuesto ni de administrar su creciente complejidad. Probablemente sea la guerra de Ucrania el último y desesperado intento imperial de aferrarse a su menguante hegemonía, síntoma y clara manifestación de que el imperio estadounidense ha rebasado el límite de su expansión y comienza a contraerse. Zelenski, un tipo sin escrúpulos que no es ni presidente ni soldado, aunque se disfrace de ambos, es el criado encargado de servirle al emperador sus últimas sangrientas copas: "más armas, más armas, más armas".
Es curioso, todos los acólitos del moribundo imperio visitan a este icono de la corrupción y servicial criado de la camiseta parda; lo abrazan, lo agasajan, lo remuneran, lo animan... Y sin embargo, esa reiterada especie de liturgia mediática tiene un ominoso cariz fúnebre, amargo, trágico por cuantos muertos yacen asesinados bajo las alfombras sobre las que los asesinos caminan, bajo las poltronas en las que se sientan y bajo los atriles sobre los que farfullan, prometen... y mienten.
Al imperio sólo le queda el terror, es lo único que reparte gratuitamente y en abundancia, las armas que tan reiteradamente le solicita el falsario presidente de Ucrania, esas hay que pagarlas despedazando el país y derramando su sangre y su futuro en las putrefactas fauces del imperio. Todos los acólitos de la OTAN participan de este macabro ritual, todos, en mayor o menor medida, arrancan y arrojan trozos de sus países a las ávidas garras del imperio moribundo. Todo lo que entregan para tan "noble causa" se le roba a los pueblos; cada tanque, cada avión, cada fusil, cada bala supone, como dijo Fidel Castro, un hospital, una escuela, una carretera, un puente menos, y el trabajo de los muchos convertido en el lujo y el poder de unos pocos. Si estos criminales vuelven a hablarme de democracia, de derechos humanos y de libertad, les parto la matraca.
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Fuente - a r r e z a f e: Al imperio sólo le queda el terror — Loam 25.2.2023
Algo dramáticamente grave e inesperado (es decir, un milagro) tendría que suceder para que Rusia perdiera o no ganara la guerra que contra ella están librando en Ucrania los Estados Unidos y la OTAN. Evidentemente, no es esto lo que sostiene el conjunto del rastrero aparato mediático occidental, convenientemente convertido en el más infame y potente instrumento de propaganda de la historia al servicio del capital estadounidense. Desde dichos medios, se nos dice insistentemente que Ucrania (la OTAN) vencerá, que Rusia está cada vez más débil, que sus municiones son ya escasas, que sus tropas están desmoralizadas, que el presidente Putin está enfermo, que existe malestar en la cúpula militar rusa y descontento en algunos sectores gubernamentales... y un largo y esperpéntico etc. Yo personalmente, y tengo 73 años, nunca en mi vida he contemplado un tsunami tal de patrañas, propaganda y desinformación tan servilmente orquestado y consensuado, tanto por los gobiernos como por el conjunto de la denominada “prensa democrática”. Abrupta e ilegalmente clausurados los medios de comunicación rusos, silenciada cualquier voz contraria a la narrativa dictada por Washington y la OTAN, sólo cabe abrirse paso como mejor sepamos en busca de la verdad ocultada y censurada por esta creciente oscuridad fascista.
Quienes han urdido esta guerra, dueños o patrocinadores de los medios de comunicación convertidos en arma de la misma, saben muy bien que Rusia no será vencida, ni en el campo de batalla económico, mediante las nefastas sanciones, ni mucho menos en el militar. Rusia posee no sólo el ejército continental mejor formado y pertrechado del mundo, con una arraigada tradición de resistencia popular y de históricas victorias que huelga enumerar, sino que, además, dispone de un poderosa industria de defensa, de los recursos naturales para abastecerla y de una red de transporte amplia y eficaz. Y, lo que es más importante, un pueblo con una casi telúrica querencia por su país (Россия-Матушка / Madre Rusia) y por su soberanía.
¿Entonces –podría uno preguntarse– por qué mienten los dirigentes y los medios occidentales? ¿Por qué aseguran e insisten en la victoria de Ucrania? Pues por el mismo adagio por el que arrasaron Yugoslavia y han destruido el gaseoducto germano-ruso: para mantener a EEUU dentro, a Rusia fuera y a Alemania abajo. O sea, hegemonía. Algo que EEUU está perdiendo a raudales. La Unión Europea –y el Reino Unido en su estatus de superintendente del imperio–, es una colonia del imperio estadounidense, económicamente sometida y militarmente ocupada por el mismo. Sólo alguien extremadamente cándido o ignorante puede creer que las numerosas bases militares estadounidenses repartidas por Europa están ahí para proteger a la población europea, la democracia, la libertad y demás paparruchas burguesas destinadas a legitimar la colonización y la explotación de las clases subalternas por una oligarquía cuya única patria es el capital, su capital. No, las bases están y siempre estuvieron ahí exclusivamente para proteger los intereses del imperio estadounidense y evitar cualquier tratado o alianza que pueda suponer competencia o amenaza hacia los mismos. Por eso mienten.
Un imperio cuyo poder no está en continua expansión (algo intrínseco a todo imperio) alcanza un límite a partir del cual comienza a contraerse, implosiona (violentamente, algo intrínseco, también, a cualquier imperio). Entre otras cosas, porque sus "músculos" ya no son capaces de sostener el peso del orden impuesto ni de administrar su creciente complejidad. Probablemente sea la guerra de Ucrania el último y desesperado intento imperial de aferrarse a su menguante hegemonía, síntoma y clara manifestación de que el imperio estadounidense ha rebasado el límite de su expansión y comienza a contraerse. Zelenski, un tipo sin escrúpulos que no es ni presidente ni soldado, aunque se disfrace de ambos, es el criado encargado de servirle al emperador sus últimas sangrientas copas: "más armas, más armas, más armas".
Es curioso, todos los acólitos del moribundo imperio visitan a este icono de la corrupción y servicial criado de la camiseta parda; lo abrazan, lo agasajan, lo remuneran, lo animan... Y sin embargo, esa reiterada especie de liturgia mediática tiene un ominoso cariz fúnebre, amargo, trágico por cuantos muertos yacen asesinados bajo las alfombras sobre las que los asesinos caminan, bajo las poltronas en las que se sientan y bajo los atriles sobre los que farfullan, prometen... y mienten.
Al imperio sólo le queda el terror, es lo único que reparte gratuitamente y en abundancia, las armas que tan reiteradamente le solicita el falsario presidente de Ucrania, esas hay que pagarlas despedazando el país y derramando su sangre y su futuro en las putrefactas fauces del imperio. Todos los acólitos de la OTAN participan de este macabro ritual, todos, en mayor o menor medida, arrancan y arrojan trozos de sus países a las ávidas garras del imperio moribundo. Todo lo que entregan para tan "noble causa" se le roba a los pueblos; cada tanque, cada avión, cada fusil, cada bala supone, como dijo Fidel Castro, un hospital, una escuela, una carretera, un puente menos, y el trabajo de los muchos convertido en el lujo y el poder de unos pocos. Si estos criminales vuelven a hablarme de democracia, de derechos humanos y de libertad, les parto la matraca.
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Es para mí un honor ver este escrito en la Tarcoteca.
ResponderEliminarSalud!
El honor es mío por poder publicarlo. Salud!
EliminarAcabo de ver algo que, francamente, no sé cómo definir, pero desde luego es lo más surrealista y extraño que he visto en mucho tiempo.
ResponderEliminarhttps://youtu.be/3rlV5Pk-Hog