Pocas saben que en 1975 Australia sufrió un golpe de estado. Menos que lo montó la CIA por medio de sus peones. Desde entonces, Australia perdió cualquier atisbo de independencia, convirtiéndose en un apéndice del imperio. En 2021 EEUU decide armar nuclearmente al país, excluyendo a Francia como potencia atómica, y creando una alianza nuclear con el Reino Unido más allá de la OTAN.
Desde entonces la situación del país la define expresivamente la periodista australiana Caitlin Johnstone como: "Australia es una base militar estadounidense gigante con canguros".
El reconocimiento de que se aplicaron las mismas técnicas que en Chile, por los mismos personajes, marcan una pauta que se repite constantemente, y podemos reconocer hoy en día en lugares como Brasil-Lula da Silva, Bolivia-Evo Morales, Venezuela-Maduro, Perú-Castillo, Honduras-Zelaya.
Salud! PHkl/tctca
________________Traducción tarcoteca - THE CIA COUP AGAINST 'THE MOST LOYAL ALLY' IS HISTORY'S WARNING IN 2020 2.6.2020 John Pilger
El Tribunal Superior de Australia ha dictaminado que la correspondencia entre la Reina y el Gobernador General de Australia, su virrey en la antigua colonia británica, ya no es "personal" y propiedad del Palacio de Buckingham. ¿Por qué importa esto?
Las cartas secretas escritas en 1975 por la Reina y su hombre en Canberra, Sir John Kerr, ahora pueden ser publicadas por los Archivos Nacionales, si el aparato institucional australiano lo permite. El 11 de noviembre de 1975, Kerr despidió infamemente al gobierno reformista del primer ministro Gough Whitlam y entregó Australia a los Estados Unidos.
Hoy, Australia es un estado vasallo sin excepción: su política, agencias de inteligencia, militares y gran parte de sus medios están integrados en la "esfera de dominio" y los planes de guerra de Washington. En las provocaciones de Donald Trump a China, las bases estadounidenses en Australia son descritas como la "punta de lanza".
Hay una amnesia histórica en la sociedad educada de Australia sobre los eventos catastróficos de 1975. Un golpe angloamericano derrocó a un aliado elegido democráticamente en un escándalo degradante en el que sectores de la élite australiana se confabularon. Esto es en gran medida inmencionable. La resistencia y los logros de la historiadora australiana Jenny Hocking al forzar la decisión del Tribunal Superior son excepcionales.
Gough Whitlam fue expulsado del gobierno el Día del Recuerdo de 1975. Cuando murió hace 6 años, se reconocieron sus logros, aunque a regañadientes, sus errores se anotaron en una falsa tristeza. Se esperaba que la verdad del golpe en su contra fuera enterrada con él.
Un Gobierno Soberano
Durante los años de Whitlam, 1972-75, Australia logró brevemente la independencia y se volvió intolerablemente progresista. Políticamente, fue un período asombroso. Un comentarista estadounidense escribió que ningún país había "revertido su postura en los asuntos internacionales de manera tan total sin pasar por una revolución interna".
1 Se ordenó a las últimas tropas australianas que regresaran de su servicio mercenario al asalto estadounidense en Vietnam. Los ministros de Whitlam condenaron públicamente las barbaridades estadounidenses como "asesinatos en masa" y crímenes de "maníacos". La administración de Nixon era corrupta, dijo el viceprimer ministro, Jim Cairns, y llamó a boicotear el comercio estadounidense. En respuesta, los estibadores australianos se negaron a descargar barcos estadounidenses.
2 Whitlam movió a Australia hacia el Movimiento de Países No Alineados y pidió una Zona de Paz en el océano Índico, a lo que se opusieron Estados Unidos y Gran Bretaña.
3 Exigió que Francia cesara sus pruebas nucleares en el Pacífico.
4 En la ONU, Australia habló por los palestinos.
5 Los refugiados que huían del golpe de estado diseñado por la CIA en Chile fueron bienvenidos en Australia: una ironía que sé que Whitlam saboreó más tarde.
Aunque no se le consideraba a la izquierda del Partido Laborista, Gough Whitlam era un socialdemócrata inconformista de principios, orgullo y decoro. Creía que una potencia extranjera no debería controlar los recursos de su país y dictar sus políticas económicas y exteriores. Propuso "recomprar la granja".
6 Al redactar la primera legislación sobre los derechos territoriales de los aborígenes y apoyar a los huelguistas aborígenes, su gobierno planteó el fantasma de la mayor apropiación de tierras en la historia de la humanidad, la colonización británica de Australia y la cuestión de quién era el dueño de la vasta riqueza natural de la isla-continente.
7 En casa, la igualdad salarial para las mujeres, la educación superior universal gratuita y el apoyo a las artes se convirtieron en ley. Había una sensación de urgencia real, como si el tiempo político ya se estuviera acabando.
Los latinoamericanos reconocerán la audacia y el peligro de tal "liberación" en un país cuyo aparato estaba unido a un gran poder externo. Los australianos habían obedecido en todas las imperiales británicas desde que la rebelión de los bóxers fue aplastada en China. En la década de 1960, Australia suplicó unirse a los EEUU en su invasión de Vietnam y luego proporcionó "escuadrones de la muerte" a la CIA.
El Litigio
Los enemigos de Whitlam se reunieron. Cables diplomáticos estadounidenses publicados en 2013 por WikiLeaks revelan los nombres de figuras destacadas de los dos partidos principales, incluidos un futuro primer ministro John Kerr y un futuro ministro de Relaciones Exteriores, como informantes de Washington durante los años de Whitlam.
Gough Whitlam sabía el riesgo que estaba tomando. El día después de su elección, ordenó que su personal ya no fuera "examinado ni acosado" por la organización de seguridad australiana, ASIO, que entonces, como ahora, estaba vinculada a la inteligencia angloamericana. Un oficial de la CIA en Saigón escribía: "Nos dijeron que los australianos también deberían ser considerados colaboradores de Vietnam del Norte".
La alarma en Washington se convirtió en furia cuando, en las primeras horas del 16 de marzo de 1973, el fiscal general de Whitlam, Lionel Murphy, dirigió un grupo de policías federales en una redada en las oficinas de ASIO en Melbourne. Desde su creación en 1949, ASIO se había vuelto tan poderosa en Australia como la CIA en Washington. Un archivo filtrado sobre el viceprimer ministro Jim Cairns lo describió como una figura tan peligrosa que provocaría "la destrucción del sistema democrático de gobierno".
El poder real de ASIO se derivó del Tratado UKUSA 1946, con su pacto secreto de lealtad a las organizaciones de inteligencia extranjeras, en particular, la CIA y el MI6. Esto se demostró dramáticamente cuando el National Times (ya desaparecido) publicó extractos de decenas de miles de documentos clasificados bajo el título, "How ASIO Betrayed Australia to the Americans." [no hemos podido localizarlo]
Australia alberga algunas de las bases de espionaje más importantes del mundo. Whitlam exigió saber el papel de la CIA, y si la CIA estaba dirigiendo las "instalaciones conjuntas" en Pine Gap, cerca de Alice Springs; y por qué. Como revelaron los documentos filtrados por Edward Snowden en 2013, Pine Gap permite a EEUU espiar todo el mundo.
"Trate de jodernos o tocármelos", advirtió Whitlam al embajador de EEUU, Walter Rice, "[y Pine Gap] se convertirá en tema de contienda".
Víctor Marchetti, el oficial de la CIA que ayudó a montar Pine Gap, me contó: "Esta amenaza de cerrar Pine Gap causó apoplejía en la Casa Blanca... se puso en marcha una especie de [golpe estilo] Chile".
El Complot
Los mensajes de alto secreto de Pine Gap fueron decodificados por un contratista de la CIA, TRW. Uno de los decodificadores fue Christopher Boyce, un joven preocupado por el "engaño y la traición de un aliado" que presenció. Boyce reveló que la CIA se había infiltrado en la élite política y sindical australiana y estaba espiando llamadas telefónicas y mensajes de télex.
En una entrevista con el autor y periodista de investigación australiano William Pinwell, Boyce reveló un nombre especialmente importante. La CIA se refirió al gobernador general de Australia, Sir John Kerr, como "nuestro hombre Kerr".
Kerr no solo era el hombre de la reina y un ferviente monárquico, tenía vínculos de larga data con la inteligencia angloamericana. Fue un entusiasta miembro de la Australian Association for Cultural Freedom, descrita por Jonathan Kwitny del Wall Street Journal en su libro, "Los Crímenes de Patriotas", como "un grupo de élite al que solo se puede acceder por invitación... expuesto en el Congreso como siendo fundada, financiada y dirigida por la CIA".
Kerr también fue financiado por la 'Asia Foundation', expuesta en el Congreso como un conducto para dirigir la influencia y el dinero de la CIA. La CIA, escribió Kwitny, "pagó el viaje de Kerr, construyó su prestigio, incluso pagó por sus escritos... Kerr siguió acuyendo a la CIA por dinero".
Cuando Whitlam fue reelegido para un segundo mandato en 1974, la Casa Blanca envió a Marshall Green a Canberra como embajador. Green era una figura imperiosa y siniestra que trabajaba en las sombras del "estado profundo" de Estados Unidos. Conocido como el "jefe del golpe", desempeñó un papel central en el golpe de 1965 contra el presidente Sukarno en Indonesia, que costó hasta 1 millón de vidas.
Uno de los primeros discursos de Green en Australia fue ante el 'Australian Institute of Directors', descrito por un miembro alarmado de la audiencia como "una incitación a los líderes empresariales del país a levantarse contra el gobierno".
Los estadounidenses trabajaron en estrecha colaboración con los británicos. En 1975, Whitlam descubrió que el MI6 estaba operando en contra de su gobierno. "Los británicos en realidad estaban decodificando mensajes secretos que llegaban a mi oficina de asuntos exteriores", dijo más tarde. Uno de sus ministros, Clyde Cameron, me dijo: "Sabíamos que el MI6 estaba interviniendo en las reuniones del gabinete para los estadounidenses".
Oficiales superiores de la CIA revelaron más tarde que el "problema de Whitlam" había sido discutido "con urgencia" por el director de la CIA, William Colby, y el jefe del MI6, Sir Maurice Oldfield. Un subdirector de la CIA dijo: "Kerr hizo lo que le dijeron que hiciera".
El Golpe de muerte
El 10 de noviembre de 1975, a Whitlam se le mostró un mensaje de télex de alto secreto dirigido a Theodore Shackley, el notorio jefe de la División de Asia Oriental de la CIA, que había ayudado a ejecutar el golpe contra Salvador Allende en Chile dos años antes. El mensaje de Shackley fue leído a Whitlam. Dijo que el primer ministro de Australia era un riesgo para la seguridad en su propio país. Brian Toohey, editor del National Times, reveló que llevaba la autoridad de Henry Kissinger, destructor de Chile y Camboya.
Habiendo destituido a los jefes de ambas agencias de inteligencia australianas, ASIO y ASIS, Whitlam ahora se movía contra la CIA. Pidió una lista de todos los oficiales de la CIA "declarados" en Australia.
El día antes de que llegara el cable de Shackley el 10 de noviembre de 1975, Sir John Kerr visitó la sede de la 'Defence Signals Directorate', la NSA de Australia, donde se le informó en secreto sobre la "crisis de seguridad". Fue durante ese fin de semana, según una fuente de la CIA, que las "demandas" de la CIA pasaron a Kerr a través de los británicos.
El 11 de noviembre de 1975, el día en que Whitlam debía informar al Parlamento sobre la presencia secreta de la CIA en Australia, Kerr lo convocó. Invocando los arcaicos "poderes de reserva" virreinales que le concedió el monarca británico, Kerr despidió al primer ministro elegido democráticamente.
El "problema de Whitlam" fue resuelto. La política australiana nunca recuperó, ni la nación, su verdadera independencia.
La destrucción del gobierno de Salvador Allende en Chile 4 años antes, y de decenas de otros gobiernos que han cuestionado el derecho divino del poder y la violencia estadounidense desde 1945, se reprodujo en el más leal de los aliados estadounidenses, a menudo descrito como "el país afortunado". Solo difería la forma del aplastamiento de la democracia en Australia en 1975, junto con su perdurable encubrimiento.
Imagina un Whitlam hoy enfrentándose a Trump y Pompeo. Imagine el mismo coraje y desafío basado en principios. Bueno, sucedió.
Desde entonces, en cubazuela nos estamos comiendo un cable - como decimos en Venezuela...
ResponderEliminarVete a trolear cosas fachas a sitios fachas.
EliminarEstá claro, Guaidó era un agente Cubano pror ruso, como Leopoldo López.
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