Si es que abortan como zorras...
España retrocede cuatro décadas en materia abortiva y vuelve a dividir a la mujer entre los viajes al extranjero y los métodos clandestinos.
El aborto puede ser en muchos casos un asunto de pareja, pero es siempre inevitablemente, una cuestión inherente a la mujer. Por eso hay quien lo regula. En Estados Unidos, Dinamarca, Suecia, Canadá, Holanda, Austria, Noruega, Grecia, China o Cuba entre otros países, se practica la interrupción voluntaria del embarazo. En Israel, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Portugal o Japón entre otros tantos, existe también una ley de plazos que permite a sus ciudadanas, decidir en un terreno tan íntimo y privado.
Gracias a los hombres de honor que nos gobiernan, la mujer española abandona ahora la consideración legislativa que merecía, para equipararse a aquellas otras que viven en Arabia Saudí, Tailandia, Indonesia, Irán, Egipto, Afganistán o México. Los medios internacionales ya anuncian que la interrupción del embarazo vuelve a considerarse un delito en España. En adelante, toda aquella que se quede embarazada sin desearlo o simplemente engendre un feto con graves malformaciones, puede convertirse en una presunta homicida como se le ocurra decidir sobre el rumbo que ha de fijar su vida.
Igual que al enemigo del Bienestar en el más acá, le interesa la promesa de un bienestar en el más allá, quien no se encuentra a gusto con sus convicciones, quien sufre acaso un cargo de conciencia insuperable sobre sus actos, quien busca reivindicar lo bello que hay en él -que diría el filósofo-, precisa de una cierta redención; un cierto sosiego de su existencia que sólo puede lograr sublimando controversias idealistas.
Es España un país donde un embrión es un bien jurídico, pero la vida integral de la mujer no es un derecho fundamental. Un país donde su población no sabe distinguir entre feto y zigoto; donde los ultras católicos financian llaveros con muñequitos emplacentados que denuncian su sacrificio. Un país donde los mismos que hasta ayer robaban bebes, denuncian sin firma -y sin concretar denuncia-, que éstos son pasados como tranchetes por las trituradoras de fregar platos. Un país donde sus médicos son llamados nazis por los simpatizantes de éstos. Es España en definitiva, un país absolutista, huérfano de razón, donde una mujer que discuta el dictamen fundamentalista, puede llegar a ser considerada una vulgar ramera. Su embrión es por el contrario sagrado. Sólo hasta que nazca. Una vez parido merecerá el mismo desprecio que su madre o que todo aquel que no piense como ellos.
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Lo que les importa un comino es el destino de los fetos una vez que se han hecho mayorcitos, entonces ya se pueden morir por falta de atención médica, de frío, de hambre o necesidad ¡como si con los recortes no estuvieran exterminando a los ancianos, los dependientes y los más pobres!
ResponderEliminarValientes Hijos de Mil Putas Fachas
Defender la libertad de abortar, no puede o no debe suponer el convertirlo en un derecho, un aborto es un trauma, algo indeseable y que deja secuelas físicas y psíquicas de por vida.
ResponderEliminarEl aborto está siendo utilizado como arma política y es repugnante. El derecho a la vida debe garantizarse tanto para los no nacidos como para los que que si nacieron, e igualmente se debería garantizar el derecho a tener hijos, a no entorpecerlo impidiendo hacerse cargo de ellos ante la imposibilidad de compaginarlos con la vida laboral imprescindible para mantener el sustento.
El estado, jamás puede ser quien decida si un niño debe o no nacer, pero como digo, ni forzando lo uno ni lo otro, debería ser cuestión de los implicados y en última instancia su madre, (pero tampoco solo ella siempre).
El estado solo debería garantizar que mediante el dinero robado al pueblo, eso que denominan dinero público, se gestionase de la mejor manera la decisión personal tanto de abortar como de tener cuantos hijos se deseé.
Otra cuestión a tener en cuenta es la presión social de cada momento que fuerza a tomar decisiones en uno u otro sentido; Si en la posguerra era a favor de tener cuantos más hijos mejor, ahora es a no tenerlos o hacerlo muy tarde, para no enturbiar la vida productiva del esclavo hembra.
En fin que es más complicado que eso de aborto si, aborto no y no hay que caer en hacer el juego al estado.
Como digo a veces, esto es más para tratarlo poco a poco y delante de un café.
Salud!
Todos hablamos de lo mismo, no voy a insistir.
ResponderEliminarQuisiera hacer notar que es la iglesia, no un jurista, la que ha metido la mano en el útero de nuestras compañeras.
Asquea la ingerencia de un estado hasta lo más profundo de tus entraña, metiéndose hasta en el útero y condicionando ya no la vida de la madre o del hijo, sino la de todo el entorno, incluido el padre, que tiene responsabilidad civil incluso más allá de los 18 años de la criatura.
No se defiende la nueva vida:
- SE CONDENA, sobre todo a las menores, al riesgo del aborto ilegal o al viaje abortivo.
- SE CONDENA a las mayores a llevar a término a sus hijos enfermos.
- SE CONDENA al neonato a la adopción y en muchos casos la miseria, ya que en esta mierda de sistema los derechos están garantizados en función del poder económico.
Los niños descartados, malformados, moribundos, se meterán en horribles orfanatos de monjas para que mueran mientras ellas gestionan las adopciones y viven de las subvenciones. Igual que hicieron con los niños robados.
Y es que Gallardón tuvo la mejor escuela del crimen con su suegro: José Utrera Molina, asesino de Puig Antich.
En posteriores leyes se perseguirá a la mujer que haya abortado, incluso en el extranjero, se sacralizarán los óvulos y el esperma, y cada regla perdida supondrá una multa, cada masturbación al pañuelo setenta latigazos.
Odio eterno a la iglesia y al fascismo.
Salud!
Así es, nos meten mano hasta en las entrañas.
EliminarEstoy de acuerdo en que lo que debería hacer el Estado (uno que vele por sus ciudadanos) es garantizar la vida en todas sus formas: fetos, bebés, dependientes, de todos, proveyendo a las madres y/o familias de lo suficiente para poder dar a sus hijos vivienda, alimentación, educación, de todo, para poder dejar así el aborto como algo marginal, como una intervención quirúrgica más cuando no haya más opción.
Pero no, desgraciadamente en este puto país de mierda, a las mujeres se nos criminaliza por todo, no hemos avanzado nada ni moral ni socialmente y a día de hoy seguimos siendo "Madres, Putas o Monjas"
Salud!