La práctica y filosofía del anarquismo puede aumentar o disminuir, ajustarse y variar, pero, por su propia concepción, no puede ser destruidas aunque se destruya físicamente a todas y cada una de sus practicantes. Está condenado a resurgir una y otra vez desde el fondo de la psique humana, porque sus principios son necesidades básicas de comportamiento social (igualdad) y del discernimiento (verdad). Pero también es muy lábil, debido a su dependencia intrínseca de Participación. En este artículo veremos por qué. No os perdáis las 10 Ideas y las 3 conclusiones.
Deprimido en mi cuarto, en medio de una crisis existencial, me lamentaba de que el anarquismo, como prácticamente todos los ismos, estuviera de capa caída. Mientras hay tendencias que despuntan, movidas por motivos espurios, como individualismo, consumismo, supremacismo, etc. el anarquismo y la acracia languidecen condenados a chocar y enfrentarse con todas estas tendencias constantemente. Desolado me pregunté entonces a mí mismo si estaría equivocado, si la anarquía estaría equivocada, si todo serían mentiras o fábulas para críos. Y esto fue lo que me conteste.
Ideas-Fuerza
1º Anarquía es Igualdad
2º Acracia es Libertad
3º El Anarquismo es Espíritu de Entendimiento
5º Eres Anarquista Aunque esté sola
4º La Acracia Necesita Participación
6º Eres Anarquista Aunque no lo declares
7º Los Anarquistas tienen Razón
8º La Libertad se Defiende
9º Sin Verdad no hay Anarquía
10º Sin Justicia no hay Acracia
Marco
La expansión del anarquismo, cómo cualquier otro movimiento, se encuentra limitados por varios factores. Hay que estudiar estos factores, estas condiciones, para darnos cuenta de cómo actuar y qué cambiar si se quieren conseguir resultados distintos.
-Condiciones Externas: derivadas del espacio, tiempo, condiciones materiales, cultura, fuerzas políticas, composición social y las condiciones particulares de cada localidad (políticas y geopolíticas...).
-Condiciones Internas: derivadas de su propia política, práctica y filosofía del anarquismo.
Por extensión y propósito del trabajo, nos centraremos en las condiciones internas, que son aquellas en las que materialmente somos capaces de controlar.
El Principio
Definir el anarquismo, como movimiento social extenso y ecléctico, no es fácil. Sin embargo, podemos fijarnos en lo más básico, su propia etimología, como referente.
Puede parecer una obviedad, pero por la anarquía han muerto personas tan dispares como Hipatia de Alejandría, Giordano Bruno, Miguel Servet o Lucilio Vanini y tantos otros (Sacco y Vancetti, los Mártires de Chicago, revolucionarios de Kronstad, Majnovistas, del Frente de Aragón...). Todos revolucionarios en sus campos y todos con algo en común: no aceptar la doctrina impuesta.
¿A qué nos referimos cuando definimos el Anarquismo y la Acracia?
Tanto al definir Acracia, sin coacción, como Anarquía, sin jerarquía, nos referimos a un ámbito, una categoría, muy concreto, la política y la sociedad. Pero, ¿Qué pasa cuando entendemos ambos conceptos en el ámbito de la filosofía? Es decir, ¿Qué sucede si aplicamos los conceptos a todos los ámbitos del conocimiento (gnosia)?
Parecerá una estupidez, pero ésta es una de las mayores fuentes de confusión y conflicto entre las propias anarquistas.
¿A qué nos referimos cuando declaramos que Anarquía significa "sin jerarquías"?
Podemos remitirnos a la propia estructura del pensamiento, o incluso del Ser, para entender qué es el Anarquismo: el anarquismo surge cuando dado un concepto, una evidencia, una variable o un axioma, se trata y se contemplan sus características independientemente de las preferencias del observador, sin prejuicios, tal como son, no como los deseamos.
La preferencia, siempre subjetiva: un polo en vez del otro, el Bien por encima de lo que se entienda por Mal, una Verdad por encima de otra, o por encima de la Realidad, la Realidad por encima del Ser, lo Absoluto por encima de lo Relativo, o viceversa.... En definitiva, el galimatías de la Verdad Impuesta o Verdad Revelada que no permite su refutación más que dentro de la lógica subjetiva de quien la impone: la Jerarquía.
Eres anarquista cuando no aceptas una característica como preferente, una subjetividad que se imponga a la objetividad, que sea "primera" o principal. Como no hay principal, tampoco hay "secundaria", ni "última". Aunque haya secuencias, categorías o gradaciones naturales, no hay distinciones de preferencias en su tratamiento. Todos los elementos comparten los mismos tratamientos.
La Anarquía Filosófica, "sin primero", "sin preferencia", "sin principio", no es la falta de reconocimiento de secuencias (en las que hay un primero, segundo, tercer elemento, etc.); porque las secuencias son, y no pueden no ser. Lo que indica es:
- La falta de preferencia subjetiva, y la falta de preferencia personal, por unas u otras secuencias , o de uno u otro orden.
- Es la aceptación de la secuencia natural, evidente, axiomática.
- La falta de 'prejuicio'; lo que significa que el 'juicio' se emite a posteriori.
Por tanto, se llega a la conclusión que la anarquía es una condición necesaria de reconocimiento de la Verdad Objetiva.
La Anarquía es parte de la Teoría Científica
Si hay una verdad, es porque existe una falsedad; algo que no se ajusta al axioma o evidencia. Por lo tanto, se establece un proceso, primero de discernimiento, después de aceptación o negación. Un proceso que, por así decirlo, para que sea justo, debe segur unos principios comunes, objetivos, compartibles y no impuestos.
O dicho de otro modo, si una proposición es enunciada sin tener en cuanta su validez formal y lógica (ej: porque lo dice dios, yo soy la ley), si atiende a motivos subjetivos sin tener en cuenta las condiciones objetivas, solo puede ser declarada como arbitraria, parcial y no anarquista; al igual que no científica. Vemos de nuevo la necesidad de Verdad como una precondición del anarquismo.
Esto suena a racionalismo, casi a pitagorismo, porque reconocer la Igualdad es, a demás, reconocer una Verdad. Siendo el caso contrario, no admitir la Verdad, no aceptar la igualdad, el principio de la jerarquía y una falsedad. Es hacerte creer que 2+2 son 5.
El anarquismo se ajusta a la propia teoría científica. Ésta se basa fundamentalmente en premisas de reproductibilidad, falsabilidad (refutable), coherencia y lógica, por resumirlo. La filosofía anarquista necesita de estas mismas herramientas para construirse. El no usar herramientas objetivas supondría que los subjetivismos, aunque sus enunciados fuesen compartidos por una mayoría, pudieran no aplicar el principio fundamental de "an-arkhe", es decir, podrían actuar de forma particular o con preferencias; lo cual, por su propia definición, no es anarquismo.
El anarquismo se ajusta a la propia teoría científica. Ésta se basa fundamentalmente en premisas de reproductibilidad, falsabilidad (refutable), coherencia y lógica, por resumirlo. La filosofía anarquista necesita de estas mismas herramientas para construirse. El no usar herramientas objetivas supondría que los subjetivismos, aunque sus enunciados fuesen compartidos por una mayoría, pudieran no aplicar el principio fundamental de "an-arkhe", es decir, podrían actuar de forma particular o con preferencias; lo cual, por su propia definición, no es anarquismo.
Anarquía y Acracia son parte del Contrato Social
Los principios sociales rectores del anarquismo se encuentran perfectamente enmarcados dentro de las corrientes liberales del S.XVIII durante la ilustración, igualdad, libertad, fraternidad, y se ajustan a los términos y planteamientos nacidos a partir de los estudios de la época, como el de Rousseau en el Contrato Social 1762 (AQUI pdf, AQUI audiolibro), cuya lectura recomendamos.
Cayó el Antiguo Régimen estamental y se impusieron progresivamente los sistemas liberales. Pero continuaron las contradicciones, por ejemplo, al sustituir la servidumbre feudal ligada a la tierra por la servidumbre voluntaria al dinero de asalariados desposeídos. Tuvo que seguir avanzando el tiempo para que las distintas tendencias políticas liberales se definiesen y separasen sucesivamente hasta llegar al punto actual (socialismo, anarquismo, comunismo, neoliberalismo...).
Para completar este acercamiento al Contrato Social clásico, solo nos falta la aproximación ácrata al concepto de Fraternidad, el cual es entendido como Solidaridad, y más concretamente en el Apoyo Mutuo. Pero por extensión no será objeto de este estudio.
La Acracia es el Contrato Social basado en la Soberanía personal
La soberanía personal, la libertad individual, es crucial dentro del anarquismo, porque marca, delimita, concreta, las circunstancias en que se puede ejercer el anarquismo y cuándo no. Se podría decir que nos quita el sueño y genera constantes conflictos.
Las preguntas clave son: ¿Puede un anarquista obligar a otra persona a serlo? Es decir, ¿Es ético que una persona que busca la "no imposición" la imponga? O dicho de otro modo, ¿puede una persona renunciar a la "no imposición" de la libertad, porque alguien se lo imponga?
Si 'las libertades' se entrelazan y chocan, es inevitable que se limiten de uno u otro modo, luego la ni Libertad ni la Soberanía Personal, son Absolutas. Tampoco la Tiranía, su polo opuesto. Son Limitadas y Relativas. "Mi libertad acaba donde empieza la de los demás". Libertad y Tiranía no son absolutos, existen una gradación, porque son polos del mismo fenómeno. En la práctica supone que no hay una Libertad que no ejerza coacción, aunque sea para autopreservarse, ni coacción que no implique un grado de libertad, aunque atente contra las libertades de otras.
Esto hay que tenerlo en cuenta para evitar falacias lógicas. Si no, podríamos encontrarnos con paradojas como "ser libres de ser esclavos". O la del 'Buen Tirano': "yo te controlo para que puedas ser libre". Solo en un grupo entre iguales puedes ser libre.
A lo que añadimos que el aumento de las capacidades tecnológicas (telecos, IA, robots...) disminuye las interacciones personales y favorece la dependencia, concentración de tareas y capacidades, generando oligarquías y "dictaduras buenas".
La acracia es una opción personal que requiere de determinnación y compromiso en un mundo tan complejo y en el que somos tan dependientes que constantemente se aleja de nosotras la capacidad de elección.
La Libertad será impuesta o no será
O dicho de otro modo más crudo, enunciando un contrasentido: la libertad debe ser impuesta o no será. ¿Por qué? Este enunciado va en contra de la propia concepción Ácrata de 'sin coacción', abominable, pero es fácil de entender: hay un beneficio en negar, arrogarse, la libertad de otras personas, y por lo tanto se ejercerá por puro oportunismo. A veces por negociación, otras por la fuerza. Por lo tanto, serán programas sociales que se mezclarán y confrontarán dialéctica y físicamente. A la vista está que el programa liberticida domina el mundo.
Se puede entender que es necesario usar la fuerza contra quienes quieren eliminar la libertad, si esta quiere permanecer: la tiranía de la libertad. No oponerse es permitir la explotación, esclavitud o cautiverio: la libertad de la tiranía. Quien ejerce su libertad y soberanía por encima del resto no podrá hacerlo si no es por la fuerza. Usarán la fuerza contra quienes quieren eliminar la explotación, si esta quiere permanecer. Este es el sino de la acracia, por lo cual no puede significar Paz en si, sino mantenimiento social y activo de la paz entendida como calma social derivada de la igualdad y la libertad.
10 IDEAS FUERZA
1º Anarquía es Igualdad
Anarquía: "an-arkia", del griego "an-arkhe", literalmente "sin-primero", pero también "sin dominio".
La Anarquía, que no haya un primero, que no haya distinciones, que no haya jerarquías, que no haya prejuicios, que no haya preferencias, la igualdad formal, es pues una característica; un aspecto destacado, de la igualdad y del movimiento social generado. Su antónimo y contrario es la jerarquía.
A su vez, todo movimiento igualitario y desjerarquizado puede ser calificado de anarquista.
2º Acracia es Libertad
Acracia: "a-kratos", literalmente sin fuerza, referido al sistema político. Si hablamos de un sistema político y social, es aquel en el que no se usa la fuerza para imponer las normas, y por ende tampoco la coacción. Por tanto, las vías del consenso son el debate, negociación y aceptación voluntaria. Su contrario y opuesto es la tiranía.
Que no exista coacción, es una condición necesaria de la Libertad Individual, de la Soberanía Personal, es decir, de la Libertad. Si coartas la libertad lo que tienes es un mando y un mandado, un Amo y un Siervo. No hay libertad si hay coacción o imposición (imposición coactiva).
3º Anarquismo es Espíritu de Entendimiento
¿Existe la espiritualidad en el anarquismo?
Y esto es muy importante por una razón muy simple, hay filosofías espiritualistas que se quieren entroncar con el anarquismo, pero no pueden. Las principales son las religiones. Y esto es así porque su verdad revelada, experiencia inefable, experiencia particular, o entelequias, no pueden ser ni reproducida, ni refutada, por muy lógicas o coherentes que pretendan ser. No pueden ser compartidas. Actúan como axiomas y evidencias para sí, de mismas, "son porque son". Su último recurso es la "duda razonable". Podrían tener razón, pero la "carga de la prueba" la tiene quien enuncia la premisa, no quien la refuta. Primero tienen que probar por lo menos que no son subjetivas, lo cual es, por su propia definición, imposible. Tendrán que buscar otro camino. Nada contradice que una persona "espiritual" exprese sus inquietudes o moral en términos compartibles y explicables para el grupo o comunidad.
Los anarquistas quieren igualdad, y los ácratas quieren llegar a acuerdos que respeten la libertad sin ejercer la fuerza. Por encima de todo, el espíritu anarquista es un espíritu de entendimiento, conocimiento y reconocimiento mutuo, sin el cuál no pueden existir (simplemente, serían otra cosa).
4º Eres Anarquista aunque estés sola
Por principios, puedes ser anarquista sin necesidad de un grupo o sociedad que valide tus premisas, siempre y cuando no te abstengas de tus preferencias subjetivas, y aceptes las secuencias naturales, la verdad, y actúes buscando la igualdad sin coacción.5º La Acracia Necesita Participación
En la teoría anarquista continuamente se expone cómo la jerarquía, la "prevalencia de uno", es metódicamente anuladas en sus organizaciones. Primero porque anula el principio de igualdad, generando la subordinación, y segundo porque limita la libertad individual.
Sin embargo, existe una 'necesidad de concreción' en que es imposible tomar decisiones todo el tiempo, en todo, y de todo. En su lugar, como opuesto, se sitúa la delegación, una capacidad temporal de interpretar los deseos y necesidades del grupo. Este es un problema para el acratismo, porque si no se participa del sistema, si no se expresa la voluntad individual, si el delegado no es sancionado en sus decisiones, se impone la "ley de hierro de las oligarquías".
6º Eres Anarquista aunque no lo declares
Si el anarquismo es un conjunto de prácticas y filosofías que tienen en común la igualdad y la libertad sin coacción, conforme a principios de verdad y justicia, una persona puede ser reconocida como anarquista aunque no se declare así misma.
Por lo mismo, una persona cuyo proceder o filosofía sea declaradamente anarquista o ácrata puede no serlo si no se ajusta a los parámetros mínimos definitorios del movimiento.
¿Podemos declararnos ácratas o anarquistas cuando en nuestro quehacer diario, por nuestro trabajo, somos sometidas y sometemos a otras personas a nuestro criterio? Sí. Si nuestras circunstancias no dependen de nosotras, si cuando tienes la oportunidad te desenvuelves conforme a tus principios ácratas y si tienes ánimo de revertir la situación, eres Ácrata.
7º Los Anarquistas tienen Razón
Independientemente del tema a abordar, cuando lo estudias sin prejuicios, con lógica, verdad y justicia, el resultado puede ser insatisfactorio, falso o parcial, pero no 'mentira'; en cuanto que no existe intención de engaño. Por ellos, su Razón interna, su argumento, por su propia estructura, permitirá corregir los posibles errores. Esta es una de las mayores ventajas a la hora de propagar el anarquismo.
8º La Libertad se Defiende
La Soberanía Personal, la "libertad" o "Acracia", nuestro contrato social, queda delimitada por la propia definición de libertad (ej: no hay libertad de ser esclava). Y marca una forma de hacer las cosas y moverse por el mundo, sin coacción.
Esta es una materia fundamental, sobre todo en lo referente a la organización social, la cesión de libertad, de soberanía, la Delegación de funciones y responsabilidades, incluso en la división del trabajo. Así pues, mientras el anarquismo postula una cesión limitada, los sistemas liberales se arrogan el derecho total a ejercer algunos derechos fundamentales, lo cual resulta en el mantenimiento de sus privilegios, en concreto el derecho a la defensa y el ejercicio de la fuerza física. En estos casos el pueblo no es soberano, sino vasallo.
9º Sin Verdad no hay Anarquía
Aplicado a lo concreto, en una organización, sociedad, en la que el trabajo está dividido, hay razones más importantes que otras para hacer lo que se hace. El anarquismo no es hacer que todas las razones tengan igual validez, en cuanto a importancia, sino que sean sopesadas de igual forma, validez formal, sin imposición de subjetividades, es decir, basándose en la validez objetiva. Como vemos, este no es solo un principio científico, sino que requiere de la práctica de la Verdad y Justicia.
10º Sin Justicia no hay Acracia
La libertad, la acracia, está autolimitada. La libertad de una persona finaliza cuando empieza la de otra persona. Cuando esto no sucede, cuando los intereses chocan, cuando chocan las libertades, hay veces que no se llega al entendimiento. Si no se llega al entendimiento se necesita una tercera parte que lo restaure de una forma satisfactoria. Esta es una función del grupo, basada en principios rectores y acuerdos.
Si no fuera así, se daría una parcialidad, una injusticia y se vulneraría la libertad de una de las partes.
3 CONCLUSIONES
1º Ave Fénix
Lo más importante, la práctica y filosofía del anarquismo puede aumentar o disminuir, ajustarse y variar, pero, por su propia concepción, no puede ser destruido; como a muchas, infantilmente, les gustaría.
Está condenado a resurgir una y otra vez desde el fondo de la psique humana, porque sus principios son necesidades básicas de comportamiento social (igualdad) y del discernimiento (verdad).
2º Organización de Masas vs Oligarquías
La falta de participantes impulsa a la formación de oligarquías, que desvirtúa poco a poco el movimiento, haciendo que pierda participantes y se produzcan constantes escisiones; que debilitan aún más al movimiento.
A demás explica cómo la falta de disponibilidad destruye al propio movimiento. Se puede decir que, sin participación, hay anarquismo pero no movimiento. Se puede decir que nos desespera la no participación.
Este es el porqué fundamental de la decadencia del anarquismo en las sociedades adormecidas y acomodadas, si no se participa, no hay anarquismo.
3º El Leviathan contra Gaia
Con este breve estudio, mis dudas existenciales se respondieron, y ahora sé por qué tengo razón y por qué no puedo dejar de ser anarquista. El resto del planeta puede seguir creyendo que ceder parte de su soberanía, de forma roussoniana, por los motivos que sean, al Leviathan de Hobbs, es lo mejor que se puede hacer. Un hito de la Historia de la Humanidad. Les recordamos que estos mismos seres de poderes arrogados están destruyendo el planeta con su consentimiento o subordinación.
Nosotras comunistas, nosotras anarquistas, nos propusimos acabar con su sistema; el sistema del que se sirven las oligarquías para explotar literalmente al mundo, nuestra Gaia. Nos va la vida en ello.
Salud! PHkl/tctca
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Para Saber más
El Legado del Congreso de St. Imier - Robert Graham. 150 Aniversario de la 1ª Internacional 1.9.2022
Publicado 4.12.2024, última edición 16.12.2024
"Las disputas, si no se enconan y enquistan, son positivas; el debate teórico es sano; lo que es insalubre y suicida es que el debate sustituya a la militancia. Ciertos anarquistas no tienen más problemas militantes que el propio anarquismo: o vigilar sus esencias o ponerlo al día, pero la disputa sigue fijándose en un marco erróneo, igual que en el XIX.
ResponderEliminarSí, la disputa entre colectivistas y comunistas nos ayudó a vislumbrar cómo una parte del anarquismo de la época seguía ligado a cierta concepción de propiedad privada y salario y cómo otra quería transcender de eso y ser generosa; también cómo una parte trataba de ser realista y práctica y cómo otra podía pecar de optimismo exacerbado. Era una cuestión de fondo que dibujaba maneras y actitudes. Pero también era una disputa por algo que aún no se había producido: una revolución social que pusiera la economía en manos de los trabajadores. El debate quizás pudo ayudar a perfilar mejor lo que sucedería en situaciones revolucionarias como la del 36, pero el debate por el debate, sin transcender del plano teórico, puede dibujar el mejor de los futuros, pero no deja de ser una especulación, un discurrir sobre la nada, cuando falta crearlo todo. Puede también que el debate sobre las distintas concepciones sindicalistas tuviera una dimensión más práctica, pero seguía basándose en una premisa errónea: transformar la praxis ajena. Sólo nos es dado cambiar nuestra propia actividad; si algo no te gusta trabaja en sentido contrario y que la práctica demuestre si andas errado o acertado. En con-secuencia, el debate no debe fijarse más —no desde luego prioritariamente— en el terreno ideológico; la validez de una idea debe medirse en el terreno práctico, en el terreno de los hechos.
Desde mi punto de vista sólo hay dos anarquismos: el contemplativo y el combativo. Ya pueden recibir el nombre de insurreccionalismo o anarquismo social, cualquiera de los dos puede representar a alguna de las dos tendencias en algún momento.
El anarquismo contemplativo vive a través de vidas ajenas, su terreno es el debate centrípeto. Se sienta a analizar y a discursar, a anatemizar enzarzado en eternas luchas internas. Su campo es el de la teoría y el quietismo, sea de comité, de asamblea, de manifestación, de red social o de quema de contenedor (un teórico del molotov no es menos contemplativo que un teórico de despacho). El inmovilismo como modus vivendi; la pontificación como modus operandi. Charlas y difusión de ideas es su terreno natural, el ambiente donde se siente cómodo; incapaz de transcender de ese hábitat y saborear los adoquines o el bancal. El propio anarquismo en su campo de batalla, su objeto
No se puede discutir cual o tal teoría es mejor sobre el papel, cuál satisfará mejor nuestras necesidades sin transcender de la hipótesis; debe comprobarse empíricamente y que los resultados hablen. ¿Pero qué requiere esto? Trabajo de campo, duro trabajo de campo. Y es eso, y no otra cosa, lo que divide a los anarquismos en liza. Basta ya de supuestas divergencias en base a acuerdos, congresos, pensadores y modelos imaginarios. (continúa)...
Desde mi punto de vista sólo hay dos anarquismos: el contemplativo y el combativo. Ya pueden recibir el nombre de insurreccionalismo o anarquismo social, cualquiera de los dos puede representar a alguna de las dos tendencias en algún mo-mento.
ResponderEliminarEl anarquismo contemplativo vive a través de vidas ajenas, su terreno es el debate centrípeto. Se sienta a analizar y a discursar, a anatemizar enzarzado en eternas luchas internas. Su campo es el de la teoría y el quietismo, sea de comité, de asamblea, de manifestación, de red social o de quema de contenedor (un teórico del molotov no es menos contemplativo que un teórico de despacho). El inmovilismo como modus vivendi; la pontificación como modus operandi. Charlas y difusión de ideas es su terreno natural, el ambiente donde se siente cómodo; incapaz de transcender de ese hábitat y saborear los adoquines o el bancal. El propio anarquismo en su campo de batalla, su objeto de disección, el sujeto de su militancia. El anarquismo contemplativo es la etapa infantil e inmadura de la ideología anarquista; por muy seria, respetable y vetusta que parezca. (continúa)...
En mi experiencia en estos últimos cuatro años en la FAGC, y especialmente en los dos últimos en la Comunidad “La Esperanza”, he llegado a concebir el anarquismo en esos térmi-nos, como una ideología adulta. El idealismo es necesario, pero no basado en irrealidades ni quimeras, sino en la capacidad real de aplicar las ideas pertinentes para transformar el entorno. Hay que descifrar los límites de los propios mitos, sean ideológicos, teóricos o de cualquier clase; descubrir la falsabilidad de los pensadores de referencia y tratar de aplicar las propias ideas teniendo en cuenta que por muchos antecedentes que tenga lo que te propones, y por más jugo que le saques a experiencias pasadas (la historia debe entenderse como pista, no como remanencia), la realidad es que esta experiencia, esta concreta, nadie la ha intentado antes; sólo tú y los que te acompañan. El discurso exclusivamente autorreferencial se diluye y queda la dura realidad. Es dura, pero es tuya. (continúa)...
ResponderEliminarEsta realidad lo es porque se asienta en algo tangible. En los siglos XIX-XX existía un anarquismo de fábrica, y esa fue su gran fuerza. Existió también en ese periodo fini/primisecular un anarquismo cultural que dotó de soporte teórico y literario la obra muscular. Nosotros proponemos un anarquismo de calle, un anarquismo callejero, de barrio, de exclusión social. El obrero salido del siglo XX y que despierta al siglo XXI se da cuenta, después de haber sobrevivido a la coartada capitalista de la crisis, que de obrero cualificado que fabricaba casas para otros ha pasado a ser un sin techo. Personas abocadas a la marginalidad porque sin apenas transición han sufrido un cambio: obreros ayer; indigentes hoy. Algunos no han mutado; de forma endémica han nacido condicionados socialmente para ser carne de asfalto. El discurso anarquista les complace en su utilidad: les es natural la hostilidad a la policía y el rechazo a la sacralidad de la propiedad privada; les es imprescindible sobrevivir a través de ciertas formas de apoyo mutuo, por lo menos en determinados estadios. Si este discurso se convierte en la práctica en un modelo eficiente de necesidades básicas plenamente satisfechas entonces la anarquía funciona, es útil para ellos, y con eso, sin necesidad de hacerse anarquistas, les basta. (continúa)...
ResponderEliminarNo hace falta que se nos encuadre en el insurreccionalismo por nuestra radicalidad o el anarquismo social por nuestra labor. Somos anarquismo de combate y las etiquetas de ese tipo se nos quedan estrechas. Hemos recibido un baño de realismo y hemos descubierto que la anarquía llevada a la práctica funciona, que puede gestionarse una microsociedad de 250 personas de manera eficaz siguiendo ese modelo. Pero también sabemos que ayudar a alguien no cambia necesariamente su mentalidad, y esto ya lo expondré en un futuro artículo.
ResponderEliminarLo que importa ahora es saber que un anarquismo de barrio, sumergido en la marginación social, trabajando en el ghetto, es imprescindible; un anarquismo implicado en los problemas reales de la gente. Es imprescindible no porque suponga por sí mismo la “conversión de la gente”, sino porque es la mejor, si no la única, forma de llegar a ella. Para llegar a la gente no queda otra que tocar sus intereses y necesidades. (continúa)...
Pero si para esto no funciona la provocación vacua, que al menos remueve el avispero, menos funciona el discurso de reformar instituciones. En un momento en el que la gente está más desapegada de la política que nunca, nuestra misión es forzar la ruptura, no invitar a la conciliación con nuevas maneras dentro de las mismas estructuras. La situación es proclive para relanzar la organización popular desde abajo, para movilizar a la gente (movilizarnos con la gente) en base a sus necesidades y exigencias primarias, para estructurar el subsuelo, para dotar de cuerpo y músculo a los que no tienen (tenemos) nada. Enredarlos en promesas electorales, en aspiraciones de políticas locales, en la creación de instituciones, es un suicidio: primero, porque nunca se han sentido tan distantes de ellas; segundo, porque por fin son capaces de hacer otras cosas. A un enemigo herido que tiene que reestructurarse a toda prisa no se le refuerza, se le remata. Las instituciones deben ser vistas como el adversario al que se le arrebatan cosas por la fuerza, a través de la presión y el desgaste; el contrincante al que se mina hasta que se le pierda el temor y el respeto. No como el arma que es buena o mala en función de quién tenga la empuñadura. Más allá del maquiavelismo y el oportunismo de la hipótesis, tengo una cosa clara: también los ratones antes de ser devorados imaginan estar jugando con el gato. Eso es jugar a la política: creer que le estás dando cuartelillo al que está apunto de fagocitarte. (continúa)...
ResponderEliminarYo no juego a juegos donde las reglas las imponen otros. Y hay un anarquismo que tampoco. Ese anarquismo sabe dónde está su lugar natural para incidir en la vida social, se aleja de las peleas de capilla y se une a las aspiraciones del pueblo para punzarlas, hostigarlas, y ver si pueden ir más lejos. Este anarquismo no se establece en unos parámetros de superioridad moral (y lamento si mi retórica lo da a entender, pero no es mi intención repartir sopas con honda), no lo propongo porque sea “la última palabra” en revolución social; lo planteo por una simple cuestión de supervivencia. O nos abocamos a la endogamia de “la anarquía para los anarquistas” (cuando la anarquía debe ser para la gente de a pie) o nos dejamos matar metiéndonos en estructuras de poder que nos comerán y excretaran antes de darnos cuenta. Hasta ahora esas parecían ser las únicas opciones: o cerrarse en banda o entregarse con armas y municiones. No puede ni debe ser así, nuestra supervivencia y la de nuestro mensaje está en el combate, está en la calle, está en las necesidades más instintivas del pueblo. Es necesario detectar qué necesita, ver si nuestra praxis puede proporcionárselo, adaptar nuestras herramientas al momento, elaborar un programa que dé soporte teórico a nuestras conquistas y, una vez alumbrado el camino, compartir dichas herramientas y colectivizarlas (sabiendo cuándo hacerse a un lado). (continúa)...
ResponderEliminarNo me importan las caricaturas; lo de “anarquismo barriobajero” o “anarco-lumpen” no es la primera vez que lo oigo. Me importan los resultados. El anarquismo callejero ha proporcionado la mejor carta de presentación de nuestra práctica en años. La mayor ocupación de inmuebles del Estado español no la ha conseguido un partido, una coalición electoral ni una organización pro-sistema; la ha iniciado una organización anarquista a través de herramientas anarquistas y haciendo funcionar un modelo anarquista sin necesidad de que los implicados lo fueran. Ese anarquismo de barrio ha dado 71 viviendas a 71 familias que equivalen a más de 250 personas. No habla la teoría; hablan los números, hablan los hechos, habla la tozuda realidad.
ResponderEliminarTomado de ANARQUÍA A PIE DE CALLE, de Ruyman Rodríguez
Buenas Loam, veo que te gustó el artículo XDDD. Ruimán tiene razón, pero no toda la razón. El apuesta por "anarquismo lumpen" o barriobajero. Un anarquismo combativo. Yo digo que es cierto, pero es necesaria la pedagogía revolucionaria, una retórica, el estudio y la planificación, para conseguir lo que se pretende. Te podría poner muchos ejemplos de movimientos populares que mueren al nacer. Estamos en un punto en que es más fácil ceder que avanzar, porque tenemos más que perder que ganar con la lucha. Hay que replantearlo todo, hay que estudiar y hay que moverse, 'too much analyze paralize'. Salud!
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