La tarcoteca

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miércoles, 23 de diciembre de 2020

De la Crisis permanente y el Colapso del sistema Capitalista a la Revolución de los pueblos por Armonizar con su Naturaleza (4)

 Capítulo 4 EL INTERÉS DE LOS TRABAJADORES: EL MUNDO NUEVO

"A nosotros no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante". Buenaventura Durruti, 1936.


El interés último de las trabajadoras, lejos de ser el 'trabajo universal', aunque importante, lo que queremos es la satisfacción de unas necesidades que se corresponde a la obtención de unos bienes y servicios, los medios de vida, y después a nuestros deseos. 


Lo mismo viene reflejado en la carta de Declaración de los Derechos Humanos recogida allá por 1948 [15]. Eso lo saben los patronos, y gracias al control estricto (y restricto) de nuestras necesidades y deseos nos estratifican y permiten acceso a unos u otros bienes.


Cuando se les va la mano y la renta de producción no cubre el gasto de reproducción sucede lo que vemos en la actualidad. El proletario ya no puede tener prole. El 'Reto Demográfico' es un pulso contra las élites explotadoras.


Pero por mucho que los trabajadores deseen apoderarse de una u otra manera de tal o cual bien o servicio la tozuda realizad les enseñará una verdad ancestral: la única forma de habitar en este planeta es cohabitar en armonía con la naturaleza. Las civilizaciones prehistóricas lo practicaba, y aún así acabaron con la megafauna. Las civilizaciones antiguas lo sufrieron en forma de desastres, como corrimientos de tierras, inundaciones, sequías, pestes y todo tipo de calamidades achacadas a los dioses. Modernamente, cuando estudiamos el fenómeno del impacto humano sobre el ecosistema, tozudamente, consistentemente, reconocemos la necesidad de equilibrio, mantenimiento y armonía con la naturaleza como un bien escaso imprescindible, sin el cuál no será posible la vida humana. De nada sirve aislarlos en nuestros ambientes artificiales que son las ciudades. De nada servirán las megaconstrucciones de geoingeniería cuando perdamos la capacidad de regenerarnos. De nada sirve quedar al margen de la lucha por el planeta. Tenemos que replantear nosotras y nuestras organizaciones nuevos valores y expectativas en la naturaleza. Mientras nos decidimos el planeta se sigue pudriendo poco a poco.


El mundo se polariza, disminuye la clase media, el poder adquisitivo, el salario de reproducción y los derechos. Aumenta el precariado, la explotación y la movilidad. Disminuye pues la fragmentación de la clase trabajadora. Una tendencia que se agudizará. El conflicto está pues servido.


Para apagar un corazón hay que llenar el estómago. Los políticos profesionales juegan con las expectativas, pero en cuanto entramos en el plano real y se observa que las expectativas no se cumplen es inevitable que los habitantes de un territorio se agrupen conforme a sus características para cumplirlas.


1 Trabajadores y la robotización


Los países compiten en número de robots, situación ya en marcha. Los obreros no pueden competir contra robotes ni inteligencias artificiales. En un principio generará un exceso de producción, pero mayor desgaste de recursos y necesidad mínima de la mano de obra. Si no es abordada a tiempo generará conflictos tanto nacionales como internacionales, por despoblación, migración, caída de rentas y empobrecimiento. 


El trabajo no volverá, porque será realizado por las máquinas, propiedad de cada vez menos manos, por lo que el interés de la clase obrera será bien hacerse con las propias máquinas, con el producto o con las rentas de estas, por lo tanto estarán en conflicto con las élites poseedoras y sus defensores favorecidos.


Este fenómeno industrialización> paro> migración se observa desde las grandes migraciones obreras del S.XIX de Europa a América, ahora amplificado por los medios de trasporte de masas, que harán efecto estampida, como se vio en la década del 2000 con migrantes de países ex-soviéticos hacia Europa. Por distintos mecanismos se generarán masas migrantes y en las megaciudades bolsas de pobreza y desempleo. Este es un fenómeno que sobre todo se da en el plano nacional, con la huida del campo a la ciudad que en Europa llega al 95% de la población. El éxodo seguirá, y se profundizará en los reductos nostramericanos, sudasiáticos y africanos hasta el punto de vaciar a los países emisores de juventud y fuerza laboral. Que a su vez generarán zonas de despoblación.


La lucha de clases, la de propietarios por el beneficio, la de trabajadores por el bien o servicio, arreciará cuando ambas entren en competencia; sabiendo que el daño que se le inflija a la clase trabajadora repercutirá en el consumo tarde o temprano, y éste conducirá a una lucha inter-élites por el beneficio.


En la lucha de las élites poseedoras contra los trabajadores las primeras intentarán aliviar la presión generando estratos y beneficiando a unas capas sobre otras, intentando dividir a sus subalternos, fragmentarnos; pero sobre todo manteniendo su régimen de beneficios. Origen, raza, sexo, religión, ideología, nacionalidad, tribu, costumbres, gustos, como ya marcó Barnays en su "Propaganda" [16], una estratificación coincidente con la segmentación de mercado a la que con tanto ahínco se dedican las empresas de relaciones sociales por internet, su exponente las corporaciones Facebook, Alphabet, Amazon o Tweeter, también Aliexpress, Alibaba, Baidu o Yandex por encima de muchos miles. Empresas que gestionarán el represivo panóptico digital global [17] a través de los índices de sociabilidad, acceso absoluto a datos, seguimiento en tiempo real del movimientos de los ciudadanos y el acceso remoto a bienes y servicios.


Aún así el efecto es subsanable si la producción se repartiese y controlase. Ambas condiciones necesarias. Una forma capitalista de reparto de la producción es la 'Renta Básica Universal'. Si en otros tiempos era impensable ahora se plantea y debate como opción a la debacle generada por el sistema. El verdadero reparto de la producción atendiendo tanto a las necesidades humanas como a las limitaciones de nuestra tierra es por ahora algo puntual totalmente imposible de convertir en norma con el actual régimen de propiedad y la producción industrial localizada principalmente en China, Alemania y USA. Por lo tanto, o bien se cambia el régimen de producción, o de propiedad, de reparto o se reprimen las bolsas de poblaciones excluidas. Seguramente se den todos los fenómenos a la vez en distintos grados. Sea como sea es el fin del capitalismo tal cual lo conocemos.


Si bien la posesión de recursos tecnoindustriales es netamente positiva y deseable, al alcanzar unos niveles productivos inimaginables por factura humana o mecánica, al ser en sí un recurso estratégico, depender de otros recursos estratégicos y escasos, depender de alta tecnología y potenciar la polución y biocidio, su uso y control debe ser popular y estricto, si no se quieren generar exactamente los mismos efectos adversos que observamos en el mundo. Su racionalización será, más que necesaria, inevitable. La alternativa al control popular es el control privativo por estados y corporaciones, es decir las élites poseedoras cuyos efectos estamos sintiendo.


2 Los trabajadores y el agotamiento de recursos


Observaremos un aumento de los precios generales desiguales, si bien unos productos serán directamente inaccesibles, como servicios médicos con sus listas de espera, otros fluirán como el agua, como los plásticos o productos industriales. Se concretará generando bolsas de abundancia y zonas de carestía, junto con zonas limpias y regiones muertas. Clusters y wastelands. Como su distribución depende del poder adquisitivo este fenómeno mundial sucederá en todos los lugares del mundo, incluidas ciudades. Algo inevitable con para cualquier sistema.


Los recursos no volverán, por lo que serán cada vez más estratégicos y más costosos. Si obviamos el recurso a la guerra, recurso de las élites, seguimos teniendo opciones habitacionales satisfactorias.


Se puede abandonar el lugar de origen migrando, exponiéndose a la explotación en el lugar de acogida. Algo perfectamente legítimo y que alivia los problemas más acuciantes pero que simplemente posterga su resolución de problemas, que pasan por su reformulación integral.


La mejor posibilidad estratégica es disminuir el consumo. Pero no una reducción cualquiera: una reducción que nos acerque a la capacidad de carga de los territorios y reformule todo el proceso productivo, comercio y de consumo. Una tarea incapaz de ser realizada por las élites debido a sus intereses creados. Implica reparto y va en contra de las élites poseedoras, que serán incapaces de realizar su mercancía. Mucho menos obtener beneficios. El fin del capitalismo.


Otra posibilidad es desarrollar alternativas a los recursos, incluso a tecnología previa; pero es un sucedáneo temporal, porque pondría simplemente a unas élites controladoras de unos recursos en contra de otras élites controladoras de otros recursos en lucha por los mercados mientras se degradan poco a poco recursos. Una lucha estéril para los pueblos. Lo único que produce es una prolongación de la agonía.


O se puede distribuir los bienes, servicios, rentas y medios de producción; hecho de largo deseable, pero que no acaba con los problemas de escasez de recursos estratégicos ni deterioro ambiental.


La racionalización de los recursos, es decir, su racionamiento y empleo, es una práctica que se impondrá como consecuencia de la afectación de las escasez a ciertos sistemas estratégicos para los estados. A partir de ahí cualquier alteración del flujo normal de estos recursos racionados serán catastróficos y podrán encender la mecha de la insurrección contra las élites dominantes del momento.


El reparto no puede ser desigual, como el actual acceso según renta, ni parcial. Pero más allá de por injusticia es por el tipo de pensamiento que lo sostiene, un pensamiento que se centra en el sesgo y en el derecho a ser más importante que seres con menos capacidades. Es el valor del ser, el sentirse distinto, desintegrado y desconectado. Inorgánico. El reparto debe ser equitativo, justo y ajustado para que sea armónico. Pero tal vez sea aún más importante el hecho de que deba ser voluntario para que sea efectivamente armónico, y lograr 'vibrar' en la frecuencia del mundo. Podrá y será desigual en un principio, pero imposible al final del proceso de robotización y agotamiento de recursos y degradación ambiental. ¿Qué futuro tiene un mundo en que el disfrute de recursos escasos supone la exclusión de cada vez más gente hasta que la mayoría de la masa esté en contra? Siempre habrá crápulas que se nieguen a reconocer que todas las personas somos iguales. ¿Qué posibilidades hay de acumulación en un mundo de beneficio 0? Guerra, exclusión y explotación; despojo.


Y aquí va el dilema para muchas comunidades, porque no se puede desposeer a unas élites ya desposeídas, carentes de robots, de recursos, de producción, relocalizados en clusters productivos, y carentes de recursos propios, monopolizados por empresas y naciones. Élites desmaterializadas. Las élites locales habrán perdido el medio de realización de la mercancía y se depauperarán. Se convertirán en localidades sin interés.


La inversión en la maquinaria necesaria para mantener el sistema será inabarcable. No es solo el aumento de precios, es la limitación en si de materiales y equipos, que aunque se paguen caros acaparando la producción no hay. El sistema económico privado cada vez se apoyará más en la financiación estatal. Después el estado desistirá de arruinarse. Será el momento en que las distintas zonas depauperadas y fragmentadas tengan que imponer normas de intercambios en sus territorio distintas a los estándares. La fragmentación inducida llevará a la fragmentación real de los territorios en un proceso no de Desglobalización, sino de Despoblación.


El efecto de la exclusión y la represión, la robotización y disminución de recursos será un beneficio menguante que abocará a cada vez más subalternos a la oposición los distintos regímenes que se sucederán. Después oposición franca contra el sistema. Cuándo no sabemos, pero inexorable.


¿Cabe la estabilización en un nivel de consumo sostenido? Si, si se respetan los ciclos naturales y no se rebasan las capacidades productivas ni de consumo. Lo cual implica una disminución del consumo global y reacomodación de las élites y pueblos a nuevas condiciones de habitabilidad. Sin crisis que debiliten a las élites difícilmente que se consiga a tiempo de frenar la aceleración de los procesos climáticos. Las '5 Erres' se encuentran con las '6 Des': Reducir, Reparar, Recuperar, Reutilizar y Reciclar junto con Decrecer, Desurbanizar, Destecnologizar, Despatriarcalizar, Descolonizar y Descomplejizar [18].


3 Los trabajadores y los efectos climáticos


En general se originan masas de migrantes por hambre o sequías, económicos en busca de trabajo o refugiados de guerra, que vaciarán sus lugares de origen interfiriendo en el desempeño del estado emisor como se ha descrito. Y comenzarán a interferir en países receptores, bien por exceso, bien por su falta, hasta provocar crisis sociales locales. Podemos estar hablando de unos 500 millones de afectados. Todo ello acabarán afectando de uno u otro modo a todos los estados.


En nuestros propios países veremos zonas antaño turísticas o cultivables literalmente abandonadas.


En general el interés es la restauración de los ecosistemas y su explotación ajustada a la capacidad de carga. Esto implica de nuevo un re estudio, porque al alterarse el clima la afectación de flora y fauna son inevitables. También la adaptación de la población autóctona será replanteada, ajustada a su capacidad de carga. Cuanto más se tarde en la implementación de medidas correctoras, más seberas serán las reparadoras.


Es a demás del interés de los trabajadores que aquellos centros de polución que siguen contaminando e interfiriendo con los ciclos naturales y orden climático natural dejen de hacerlo. El problema de la contaminación y la alteración de los ciclos es global, hay fábricas situadas a miles de kilómetros capaces de emitir tantos residuos como los propios volcanes. Terratenientes capaces de arrasar las selvas tropicales por explotar la madera. Mientras estos abusos no cesen no se logrará la Paz Climática. Y los abusos seguirán conforme siga el actual modelo de producción y consumo predador que hoy es el capitalista. La paz climática nos aboca a la Guerra Climática, que durará más que lo que tarde en caer el sistema. Una guerra cultural y de guerrillas que solo podemos vencer.


4 Por competencia contra las élites.


Las élites son muy inteligentes. Cooptan el sentimiento popular por medio de propaganda del miedo y la represión haciendo creer que sus intereses coinciden con los nuestros, con los del pueblo le dicen. Las élites son simplemente las clases poseedoras, en búsqueda de la acumulación y en luchan por un status, y esa condición de posesión no la pueden evitar, porque si no no serían élites. Poseedoras en sentido amplio, ya que una gestión arbitraria de lo común puede crear estratificaciones sociales y élites. Claro, en cuanto su propaganda o sus medios represivos fallan empieza el proceso redistributivo de sus acúmulos.


En este proceso se corre el peligro de la formación de nuevas clases poseedoras, como hemos dicho, entendido en sentido amplio. Élites que acaparan el proceso y se enriquecen formando una nueva élite. Las vanguardias. El enemigo dentro de nosotras. 


Nada funcionará. Si éstas élites no son capaces de satisfacer las necesidades de sus masas éstas se debilitarán, afectando a su propia acumulación. Las vanguardias crean subcapas de clase favorecidas, a veces son etnias (Utus vs Tutsies), otras territorios (Norte vs Sur, Este vs Oeste), otras son clases (clase alta y media vs precarios)... cualquier excusa sirve para diferenciar y desunir a las fuerzas sociales. Pero en la medida que la base se degrada y se afecta al beneficios continua la polarización, y la tensión que surge acaba afectando al desarrollo de estas élites. Tanto en su lucha como en su beneficio.


En un sentido orgánico el capitalismo se entiende como un cáncer; su lógica de propiedad privada como base de la explotación natural y la explotación laboral como base para el control humano. Los capitalistas como individuos toman ente dual. Por un lado son parásitos que viven a costa de crear enfermedades a sus huéspedes. Por otra son predadores, intentando cazar presas, deshaciéndose como puedan de la competencia y acumulando tanto como puedan para tiempos peores. En los ecosistemas naturales predadores e incluso los parásitos tienen sus funciones y nichos particulares. Pero para los seres parasitados es inevitable intentar acabar con los organismos que ponen en riesgo su vida. Más aún cuando se han convertido en una peste para Gaia. La milenaria lucha ácrata contra las élites, la secular lucha anarquista contra el autoritarismo [19] se sitúa ahora mismo tan solo en sus albores.


5 Los intereses de trabajadores: o ruptura o quiebra


Las trabajadoras entendidas como las personas que vivimos de lo que realizamos, del salario de producción y reproducción si se quiere, sin posibilidad de acumular, somos las vacas, ovejas, conejos y cerdos de las granjas/corrales que llaman ciudades listas para ser explotadas y servir a las élites del momento. Llenos de parásitos, físicos y mentales, y cazados como presas para cumplir alguna tarea por ellas asignada, bien se pública o privada. Algunos carne de cañón, otras solo carne. Es decir, somos seres acostumbrados a consumir en la medida en que producimos. Este es en sí un gran comienzo y una base para entender lo que significa Naturalizarse. Recordemos que ya existen estudios anarquistas sobre la reintroducción del hombre en su hábitat, práctica conocida como Silvestración [20] en la necesaria búsqueda del equilibrio con la naturaleza.


Los intereses de trabajadores, nunca de los ciudadanos, siempre han ido en la dirección contraria al de las élites.


Seremos sometidos a presión hasta el punto de activa o pasivamente romper con la colaboración con el Régimen.

-Activamente interfiriendo voluntariamente con su desarrollo normal, con el sistema de consumo corporativo y fascista que nos espera. Ruptura.

-Pasivamente al ser incapaces de satisfacer las necesidades de acumulación, bien por falta de número, de capacidad o de recursos. Quiebra.


Esta ruptura no se hará por clases, sino por Estratos, los segmentos dentro de las clases. La polarización barrerá la clase media, disminuyendo la segmentación. Los trabajadores ya nos dividimos entre precarios y estables. Después todos precarios. Nos someterán a todo tipo de presiones, sobre todo afectando al poder adquisitivo, que es la tendencia que se observa en los últimos años. Pensiones, salarios, rentas menguantes, impuestos, bienes y servicios crecientes. Poco a poco se irán llenando las filas de la desafección.


Primero se pedirá los consabidos cambios de régimen con sus parches legales y reformas constitutivas. Después la evidencia mostrará que los cambios deben de ser de sistema.


Esperamos que el momento en que se produzca no sea de tal degradación ambiental que los bienes y servicios perdidos sean irremplazables. Eso nos mandaría directamente atrás en el tiempo.


Golpeados por todos los frentes posibles, cada vez más abiertos a nuevas propuestas, romperemos con el sistema o el sistema se romperá solo dejado unos restos desagradables. El efecto será como el de la ola antes de un tsunami.

-Primero en las áreas yermas, eriales arrasados por migración o guerra. La España vaciada.

-Después en las excluidas (países con escasos recursos o poco importantes, como Nepal)

-Después en las disfuncionales (Yemen, Sudán, Eritrea, Etiopía, áreas de México, Colombia...)

-Después las oprimidas (países colonizados, en especial de África y Nuestramérica)

-Las áreas funcionales podrán continuar con su capitalismo fascista hasta que sus intereses interfieran con el interés de las áreas disfuncionales. Como en el momento actual veremos un mosaico de regímenes y territorios cuya tendencia será la tercermundización, la disfuncionalidad capitalista o el cambio de régimen.

-Pero también dentro de los propios territorios, habrá sus diferencias, zonas de exclusión, zonas de riqueza y pobreza, montañas inaccesibles y yermos incultivables.


La disfuncionalidad capitalista repetimos consiste en la incapacidad de acumulación ni por guerra, saqueo, colonización ni por despojo, la quiebra del sistema de propiedad privada de los medios de producción, el trabajo asalario y la competencia. Es solo cuestión de tiempo que se disuelva la disciplina de los hegemones junto con la caída de su modelo, por los factores anteriormente descritos. Cuestión de tiempo que las instituciones rotas sean inoperantes y que ya no puedan ejercer su autoridad. Lo que se verá es una profusión de regímenes, tribales, señores de la guerra, narcoestados, autonomías, naciones, reinos, señoríos, cacicados... todo menos democracia parlamentaria con la lógica de partidos, tres poderes y sistema de mercado.

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Para Saber más

Ensayo: 'Brotes de Revolución entre los restos del Leviatán'

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