La estabilidad social y económica bajo el capitalismo afronta dos problemas esenciales. Por un lado, las continuas crisis y la feroz competencia inter-capitalista hacen de la acumulación de capital un proceso inseguro. Por el otro, el conflicto en la distribución del ingreso constituye una permanente amenaza de ruptura social. La democracia está en el corazón de estas dos fuentes de tensiones sistémicas.
Para introducir un par de definiciones operativas, aquí entendemos por democracia un sistema en el que todos los ciudadanos adultos tienen el derecho al voto (sufragio universal) ), hay elecciones libres y se protegen los derechos humanos bajo el imperio del estado de derecho. El capitalismo es un sistema en el que una clase dominante se apropia del excedente del producto social ya no por la violencia, sino por medio del mercado.
Hasta 1920 un mundo sin Democracias
El surgimiento del capitalismo se llevó a cabo en un entorno de estados monárquicos y autocráticos, por no decir dictatoriales [Repúblicas]. La necesidad de preservar los derechos de propiedad de la clase capitalista era una de las prioridades de esos estados. El movimiento de ideas comenzó a cambiar con la sacudida de las revoluciones en Estados Unidos y en Francia. Aún así, la constitución de Estados Unidos (1787) no menciona el sufragio universal y en cambio otorgó a cada estado la facultad de regular el derecho al voto. La mayoría sólo otorgó ese derecho a los propietarios. No fue sino hasta la décimo quinta y décimo novena enmiendas (1870 y 1920 respectivamente) que se garantizó el voto universal. En Francia la revolución terminó con la monarquía pero el sufragio universal se otorgó hasta 1946.
La palabra democracia fue utilizada hasta principios del siglo veinte en un sentido peyorativo o como sinónimo de un sistema caótico en el que las clases desposeídas terminarían por expropiar a los propietarios del capital. La clase capitalista pensaba que detrás del sufragio universal se ocultaba el peligro de que la mayoría democrática pudiera abolir sus privilegios. Pero gradualmente la presión de una masa que aunque no tenía derecho al voto sí formaba parte de la economía de mercado se hizo irresistible. También la perspectiva de la clase capitalista fue transformándose: un régimen monárquico parecía ser cada vez menos adecuado para garantizar el cumplimiento de los contratos y los derechos de propiedad. A pesar de todo, capitalismo y democracia siguieron siendo vistos como procesos antagónicos hasta bien entrado el siglo veinte.
Al finalizar la primera guerra mundial la reconstrucción de las economías capitalistas en Europa no permitió consolidar un orden social adecuado para el capitalismo y en varios países se abrió paso al fascismo.
Crack del '29: Democracia y capitalismo en sincronía
La Gran Depresión debilitó al capital y generó un sistema regulatorio en el que una adecuada distribución del producto se erigió en prioridad del estado. Ese sistema permitió el crecimiento robusto y la distribución de beneficios a través del estado de bienestar durante las tres décadas de la posguerra. La clase capitalista aceptó a regañadientes la regulación del proceso económico por el estado. La legitimidad del capitalismo se fortaleció a través de una menor desigualdad y un mejor nivel de vida para la mayor parte de la población. En ese período democracia y capitalismo parecían marchar de la mano en sincronía.
Crisis del Petroleo del '70: Democracia y capitalismo en pugna
Pero en la década de 1970 resurge la tensión por la disminución en la rentabilidad del capital, una caída en la tasa de crecimiento, nuevas presiones inflacionarias y otros desajustes macroeconómicos. La política económica que había mantenido el estado de bienestar fue desmantelada gradualmente, al mismo tiempo que se declaraba la guerra contra sindicatos y las instituciones ligadas a la dinámica del mercado laboral. En ese tiempo comenzó también el proceso de desregulación del sistema financiero. Se acabó por destruir el régimen de acumulación basado en una democracia que buscaba mayor igualdad y se reinició el ciclo natural de crisis que siempre había marcado la historia del capitalismo. El neoliberalismo es la culminación de todo este proceso.
Hoy la democracia se encuentra más amenazada porque la vía electoral no parece permitir cambios en las decisiones fundamentales de la vida económica. Las cosas empeoraron al estallar la crisis de 2008. Los mitos sobre equilibrios macroeconómicos ayudaron a imponer políticas que frenan el crecimiento e intensifican la desigualdad. La austeridad fiscal y la llamada política monetaria no convencional son los ejemplos más sobresalientes. Si a esto agregamos la incompetencia de los funcionarios públicos, su entrega a los intereses corporativos y del capitalismo financiero, así como el tema de la corrupción, tenemos una combinación realmente peligrosa.
El capitalista puede despedir a un obrero, pero no al revés. Por eso capitalismo y democracia no son hermanitos gemelos. Más bien son enemigos mortales. Por eso Hayek, uno de los ideólogos más importantes del neoliberalismo, no titubea en recomendar la abolición de la democracia si se trata de rescatar al capitalismo.
Crisis del Petroleo del '70: Democracia y capitalismo en pugna
Pero en la década de 1970 resurge la tensión por la disminución en la rentabilidad del capital, una caída en la tasa de crecimiento, nuevas presiones inflacionarias y otros desajustes macroeconómicos. La política económica que había mantenido el estado de bienestar fue desmantelada gradualmente, al mismo tiempo que se declaraba la guerra contra sindicatos y las instituciones ligadas a la dinámica del mercado laboral. En ese tiempo comenzó también el proceso de desregulación del sistema financiero. Se acabó por destruir el régimen de acumulación basado en una democracia que buscaba mayor igualdad y se reinició el ciclo natural de crisis que siempre había marcado la historia del capitalismo. El neoliberalismo es la culminación de todo este proceso.
Hoy la democracia se encuentra más amenazada porque la vía electoral no parece permitir cambios en las decisiones fundamentales de la vida económica. Las cosas empeoraron al estallar la crisis de 2008. Los mitos sobre equilibrios macroeconómicos ayudaron a imponer políticas que frenan el crecimiento e intensifican la desigualdad. La austeridad fiscal y la llamada política monetaria no convencional son los ejemplos más sobresalientes. Si a esto agregamos la incompetencia de los funcionarios públicos, su entrega a los intereses corporativos y del capitalismo financiero, así como el tema de la corrupción, tenemos una combinación realmente peligrosa.
El capitalista puede despedir a un obrero, pero no al revés. Por eso capitalismo y democracia no son hermanitos gemelos. Más bien son enemigos mortales. Por eso Hayek, uno de los ideólogos más importantes del neoliberalismo, no titubea en recomendar la abolición de la democracia si se trata de rescatar al capitalismo.
Lo que creo que se debería entender de todo esto es que los cambios políticos han sido adoptados por los estados para adaptarse a las necesidades del momento y de la época y poder seguir creciendo, no para hacer la vida más fácil: monarquías, repúblicas, dictadura, socialdemocracia... son pasos evolutivos del sistema, como el derecho a vacaciones, seguro de paro, sanidad estatal, educación estatal, horario laboral controlado por el estado, etc.
ResponderEliminarSe consigue con luchas, sufrimiento y muertes, pero todo está previsto por los estados como pasos necesarios.
Ahora tenemos el caso de la balcanización Europea, un nuevo logro que vamos a "conseguir".
Salud!
No puedes tener mas razon. El estado moderno se desarrolla a partir de que el tercer estamento, la burguesia, desplaza a nobles, curas y reyes manteniendo las estructuras de las monarquias. No introducen ni un solo cambio, solo reformas
EliminarSi hay colegios y hospitales publicos es por que ha muerto gente por conseguirlos. Ahora nos dominan de otras maneras, mas sutiles, Asi que perdemos los derechos uno a uno, con cada legislatura.
Salud! Pablo Heraklio
Por cierto, lo que no se menciona en la constitución de estados unidos es eso de Democracia.
ResponderEliminarRelacionados con el tema, hay dos artículos muy interesantes de Claude Bitot:
ResponderEliminarEL AGOTAMIENTO IDEOLÓGICO
https://arrezafe.blogspot.com.es/2013/04/el-agotamiento-ideologico.html
y LA DECADENCIA DE LA DEMOCRACIA BURGUESA
https://arrezafe.blogspot.com.es/2013/04/la-decadencia-de-la-democracia-burguesa.html
Del primero extraigo esta significativa cita:
Después de la gran crisis de 1929 fue necesario, por razones de estabilidad social, tener un poco más en cuenta los intereses de las clases populares, sobre todo los de la clase obrera. El Estado se puso entonces a jugar un cierto papel redistributivo: por medio de los partidos de izquierda, pero no exclusivamente (así en Francia el partido de derecha gaullista después de 1945), la clase burguesa consintió ciertas reformas, tales como la protección social, las vacaciones pagadas, las jubilaciones, etc. Esto tuvo por efecto redorar el blasón de la democracia burguesa, que había sido algo empañado durante los años 30. A partir de entonces, las “políticas” socialdemócrata o democristiana (como en Alemania con “la economía social de mercado”) encontraron su realización.
Ahora bien, son precisamente estas “políticas” las que vacilan ya. Atenazado por la caída de su tasa media de ganancia, el capital emplea en lo sucesivo toda su energía en restaurar algo esa tasa. Por eso, cada vez acepta menos ser puncionado por estas “políticas” como ocurría antes a través del famoso “Estado-providencia”. A grito limpio reclama menos impuestos y cargas que pesen sobre las empresas. De golpe, los gobiernos se ven obligados a revisar a la baja sus políticas presupuestaria, fiscal, social. Y si por casualidad se le ocurre ir aunque sólo sea un poco en contra de los intereses del capital –“de los mercados”– éste presiona agitando el espectro de la huida de los capitales o bien el de las deslocalizaciones, o desplazamientos de empresas, “mundialización” obliga...
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Salud!
Los autores coinciden. A ver si nuestros sesudos compañeros se ponen tambien de acuerdo y nos dan una formula Magica para arreglar este lio. A ser posible sin utopias tipo “la union de todos los proletaros... bla bla bla” porque eso tambien esta oido y no funciona. Una pena. Una pena que haya tanto socialdemocrata chupacorbatas (variante del lameculos).
EliminarSalud! Pablo Heraklio
En este puto mundo, todo aquel que nos es preso, es carcelero. Nos corresponde a los presos fraguar el modo mediante el cual dejar de serlo. Me importan un rábano las denominaciones, me valen si nos sirven para ese fin y para entendernos.
EliminarSalud!
Las denominaciones pueden ser muy maliciosas y al final incidir en los procesos. Por ejemplo llamar democracia o revolución, o capitalismo, a cualquier cosa.
EliminarSalud!