Atardecer mortecino.
En el salón
en vez de lámpara
oscilaba
un fétido nido
arácnido.
Era mi casa
mi arrasada casa.
El abejorro
se debatía
festín y víctima.
Televisión apagada.
En brazos la niña.
Incauto avanzaba
a la ventana cerrada.
Mientras, la tarántula
abandonaba su presa
descendía rauda
por la montaña de ropa
y me buscaba sedienta
esquivando
obstáculos.
Yo era su presa
y mi sangre
su ponzoña.
Su extraña inteligencia me asustaba
preguntándome
cómo haría
para matarla y
para no matarla.
Tan bello
ser horrendo...
imposible tender la mano.
♥♥♥♥♥
ResponderEliminarGracias Shekmet!
EliminarSalud!
Gracias a ti, por acordarte de mi otro apodo y por el striptease, escribir poesía es un poco como desnudarse 🍀
ResponderEliminarLa poesía sobre sueños es mitad striptease mitad disección. Todavía tengo pendiente visualizar tus microrrelatos.
EliminarSalud!
Yo a las arañas, muy frecuentes en donde vivo, no las mato. Folio en mano, procuro delicadamente llevarlas al exterior. Ahora bien, si encontrara en la casa un Voxilido... ni folio, ni delicadeza ni leches. :)
ResponderEliminarSalud y poesía!
Ja, ja, ja! A los voxílidos zapatillazo! o sartenazo en la cabeza y adiós a la pestuza jiji...
Eliminar¡Con lo que se tenga a mano, Morrigan, con lo que se tenga a mano! ¡Zaka, zaka, zaka...! Y al retrete con mucha lejía (de botella, no de la cabra).
EliminarEsooo! a las bravas, los hay que no entienden otro idioma.
EliminarHay que cuidar tanto a las arañas como al resto de bichos. Vivimos en absurdas casas asépticas que nos alejan de la naturaleza, y con ella de la verdadera humanidad.
EliminarA los voxemitas dinamita y jarabe vietnamita.
Salud!