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EL PROCESO REVOLUCIONARIO DE CAMBIO DE SISTEMA
En "
El
Proceso Revolucionario de Cambio de Sistema - La Revolución Posible"
11.5.2017
[21]
ya se describían los procesos que nos llevarían a la emancipación
revolucionaria. Esta es pues una expansión de aquel artículo.
Como se ha mencionado en este
levantamiento serán fundamentales tres factores:
-migración, termómetro del grado de
funcionalidad del sistema;
-capacidad del pueblo de generar
respuestas autónomas; y
-resistencia de las élites al cambio,
indicador del grado de acumulación evidenciado en sus guerras en sus
distintas formas.
Las luchas sociales, por el
propio desarrollo de los acontecimientos, serán desiguales en los
distintos territorios, desacompasadas, y se tendrán que
adaptar a los distintos escenarios, haciendo la cooperación
internacional aún más difícil. Así como los capitalistas se puede
poner de acuerdo en el expolio los trabajadores no se opondrán
hasta que la mayoría no vean perjudicados sus propios intereses,
mucho más heterogéneos. Esto acentuará aún más las interacciones
y deferencias regionales, dando la impresión de que una parte del
mundo se va la garete.
El proceso de la revolución viene
determinado por el proceso de decadencia del sistema imperante. No se
puede dar uno sin otro.
Un sistema tiene cuatro estados
funcionales consecutivas: normalidad, descontento o desmoralización,
desestabilización o disfunción, crisis y nueva normalidad.
Podríamos analizar todas las
revoluciones y crisis así como las fallidas para encontrar el mismo
patrón. Aunque interesante no es esta la misión del escrito.
Hemos analizado teatro y actores, ahora
hay que tener muy en cuenta el guion: las tareas y las fases. En el
procesos revolucionario son las organizaciones y no los individuos
los protagonistas. Cuando los individuos son los protagonistas y se
les saca de su escenario la obra pierde interés.
En una revolución las tareas son dadas
y tienen que ser acorde a los tiempos. A pesar de que generalmente
todas las tareas se producen a la vez unas predominan sobre otras en
el desarrollo de los acontecimientos y no saber adaptarse al momento
puede suponer ceder espacio vital para la recuperación del viejo
sistema y el mantenimiento del dominio y la explotación del hombre
por el hombre. Si no son acordes a los tiempos pierden efectividad,
postergando las revoluciones como tantas veces ha sucedido. Para
acometerlas se establece una Estrategia. Nosotros hemos propuesto la
"Estrategia
de los Tres Frentes" [22] en recuerdo a los frentes de
batalla establecidos durante la Revolución Española de 1936. Una
estrategia que supone desarrollará una Revolución
Integral [23] para sociedad y el individuo repercutiendo en el
medio ambiente; no al revés.
En un principio, a las personas
conscientes nos toca ser catalizadores de los cambios de fase,
adelantando las tareas de la nueva normalidad que planteamos como
alternativa en nuestra visión. Estamos dando a luz al Nuevo Mundo.
Finalmente nos toca actuar de referentes en la nueva construcción.
Los altermundistas estamos pariendo a los que serán novomundistas.
-En los tiempos de Normalidad:
Desmoralización
Cuando el Estado, corporaciones e
instituciones funcionan en su forma y modo particulares
correctamente. Las revolucionarias tenemos que tender a nuestro
propio crecimiento por la movilización y la propaganda,
es decir, impulsar la desafección con el régimen, erosionar
la confianza en el sistema, que sería la siguiente fase.
En un momento en que el poder
establecido es fuerte si se realiza correctamente la oposición se
observa un cambio progresivo en forma de pequeñas reformas que
contradicen la moral imperante.
En este punto en la era de la
información toma especial relevancia los medios digitales,
monopolizando la red, esparciendo su propaganda, productos e
ideología, difundiendo mentiras y afectando en definitiva al
funcionamiento habitual de una sociedad (Brexit, antivacunas,
escándalos varios, manipulación en los telediarios, encubrimientos
como con el Rey). Recordar que el control de la información actúa
directamente sobre la voluntad por tanto los resultados de la lucha
por venir. Su objetivo es captar y disuadir. Su arma más poderosa,
lejos de ser la mentira, es la duda razonable, la media verdad.
Las campañas mediáticas y las pugnas
entre élites podrían acelerar a la desafección con regímenes,
pero no contra sistemas.
Como siempre se dice, la realidad es
tozuda y la evidencia habla por sí sola, por lo que la desafección
con un sistema injusto llega tarde o temprano. Pero hay que estar
presentes para formar a los actores, acelerar los procesos y
evitar su cooptación.
Informaciones sólidas, veraces, redes
de contrainformación confiables pueden aportar la guía de verdad
que orienten la lucha aunque sean aparentemente minoritarias e
incluso anecdóticas. Enjambres de informes personales y grabaciones
reales asolan las redes sociales, en la calle la propaganda por el
hecho, en los trabajos la acción sindical y la construcción
constante de la cultura popular como vimos en los levantamientos
populares de 2018 a lo largo del mundo. Son momentos de aguantar.
Mientras estemos presentes quien necesite buscarnos nos encontrará.
Suplir necesidades para crear un
contrapoder es posible pero todavía no extensible, porque por
definición el estado funciona y satisface las aspiraciones de la
mayoría. Las labores de propaganda, justicia, restitución y reforma
toman la delantera, entendiendo que debemos estar a la defensiva en
una labor de minado que nos lleve al grado de desmoralización a la
vez que nos satisface tanto material como espiritualmente.
En un futuro donde las estados,
corporaciones y empresas privadas son cada vez más intrusivas y
despliegan el panóptico social monitorizándonos 24h
por medios digitales toma especial relevancia la lucha por
preservar la intimidad, la libertad de expresión y los movimientos
anónimos y sin líderes. El anonimato será una herramienta
fundamental para evitar la represión en la red. El castillo de
naipes del control digital podría verse mellado al sufrir
desescaladas tecnológicas y al generar bolsas de
exclusión.
-En los tiempos de Desmoralización:
Contrapoder
Cuando crece la desafección con el
régimen las mayorías poco a poco comienzan a buscar alternativas
mientras continua la normalidad del sistema. Lo que observaremos es
que las calles se agitan, los medios se soflaman y la sociedad se
polariza.
En el momento actual podemos ver signos
de franco desgaste en el hegemón Estados Unidos. Signo de una crisis
occidental en toda regla que tiene que ver con las crisis sistémicas
subyacentes ecológica, tecnológica, de recursos y de beneficios.
Crisis sin solución sistémica.
Los vaivenes mediáticos y cambios
políticos con grandilocuentes titulares, los cambios en el régimen
(constituyentes, impeachments, lawfares) o parches del sistema (New
Deal, Bretton Woods, Neoliberalismo, Green New Deal, Great Reset)
coreados por los voceros no nos tienen que hacer perder la
perspectiva, porque aunque un sistema se estrese y se someta a
tensiones, si sigue funcionando como siempre, no pasa de sufrir una
fase de Desmoralización que puede ser revertida, desviada o
potenciada de múltiples formas.
En un clima de interferencia las
labores revolucionarias incluyen las anteriores y se les suman las
propias de interferencia y sustitución paulatina
de sistemas, instituciones, servicios, productos y empresas. El
objetivo la creación de un contrapoder. El medio ir
organizando los estratos que se sumen a la desafección. No
solo por la agitación callejera, sino por un debate profundo
no de estrategias, ni operativos, sino de visión, futuro y
perspectiva capaz de articular los intereses generales y la
interseccionalidad. Sin
este debate nuevamente sufriremos tensiones estratégicas [24]
que acabaran si no disolviendo si separando al movimiento en
corrientes y estas perdiendo fuerza.
En esta normalidad desilusionante el
15-M 2011, las Primaveras Árabes de 2011, el Process 2017, la
Constituyente 2019, el Líbano 2019 no fueron movimientos
revolucionarios, sino mecanismos de cambios de régimen dentro de un
mismo sistema. Lograron o se aprovecharon de la desmoralización para
crecer u organizarse, y fueron capaces de interferir, pero no de modo
que llegase a ser disfuncional ni sustitutivo en el suficiente grado
de estrés requerido para cambiar el sistema, si el régimen. Tal vez
porque el régimen funcionaba tal y como se deseaba, es decir, la
aparente disfuncionalidad, corrupción, negligencia e improvisación,
era su norma.
Una labor del todo olvidada y
fundamental en este punto es el aliancismo. Un inciso. Estamos
cansados de escuchar el viejo mantra "Programa, Programa,
Programa". Esto supone un encaje a martillazos entre distintos
intereses. Pero lo que después provoca es que, lejos de solucionar
problemas prácticos, aumenta las tensiones intergrupales, hace las
alianzas quebradizas, fomenta el transfuguismo y los personalismos.
Sin un debate profundo centrado en la visión de una sociedad
que oriente unas estrategias claras veremos lo que ha sucedido tantas
veces; bien una atroz fragmentación que acaba en enfrentamientos
internos entre corrientes irreconciliables o un estatismo y
conformismo que acaba en retóricas teoréticas que paralizan la
propia acción revolucionaria. Acción, Razón y Debate.
Si hemos hecho bien los deberes
reconoceremos estructuras federativas, operantes y cooperantes.
Capaces de organizar la tesela de organizaciones que se suman al
cambio. Pero también capaces de interferir y suplantar las
carencias del estado, superar los obstáculos impuestos por las
élites y dar una nueva esperanza a las poblaciones. Las
confluencias.
El proceso se desarrolla pues con la
formación de un contrapoder que se enfrenta al poder establecido en una guerra
de proxis, periférica, casi oculta a la luz, y muchas veces sucia
por la pura represión. Aún queda un trecho para la guerra abierta.
Repetimos, no hay que confundir crisis
de régimen, que se solventan cambiando la forma de operar siempre
dentro de una misma lógica que es el sistema, con la crisis de
sistema, que supone un cambio de valores y lógicas. Este es
un punto importante en lo estratégico porque enfoca los esfuerzos,
aunque no en lo operativo. La teoría marxista clásica indica que
los valores se establecen sobre la infraestructura material, y la
infraestructura determina tanto los valores como las formas de
alienamiento. Nosotros opinamos que es más complejo y que éstos
valores forman parte consustancial a toda la estructura del sistema,
y no son producto de la infraestructura, en forma de superestructura,
sino que interviene la psicología y la cultura en todo el proceso.
Es decir, a pesar de vivir en un mismo ambiente las estratificaciones
sociales atienden a factores no siempre materiales, igual que los
fenómenos culturales no siempre se explican por las estructuras
materiales que los soportan.
Si estamos en lo correcto la
eliminación de estratos por efecto de la exclusión, la disminución
de la influencia de la propaganda sustituida por intereses materiales
y el efecto de la propaganda revolucionaria emitida desde dentro de
los estratos más desfavorecidos, debería volver el sentir general
más dispuestos al cambio de sistema. También implica que todas las
iniciativas suman en la guerra cultural que se avecina.
-En los tiempos de Crisis:
Competencia hasta la lucha abierta
El
sistema pierde su legitimidad y comienza a ser disfuncional, que debe
ser potenciada por el clima de interferencia generado en la fase de
desmoralización. Los motivos los hemos contemplado y solo pueden
exacerbarse. Sin medidas correctoras drásticas el sistema no se
mantendrá, porque reproducirá una tras otra vez los agentes
estresores. Es decir, es Corrección o Colapso.
Sin medidas correctoras drásticas el
sistema no se mantendrá, porque reproducirá una tras otra vez los
agentes estresores perdiendo con cada repetición capacidades
irremplazables.
Para el movimiento revolucionario es el
momento de la Competencia. Se mide la correlación de fuerzas, se
reúnen los aliadosintentando inclinar la correlación de
fuerzas a nuestro favor,, se separan los enemigos y se se preparan las
traiciones. ¿Qué puede salir mal?!
Repetimos: no hay que confundir
crisis de régimen, solventable operativamente dentro de un
sistema, con la crisis de sistema, que supone un cambio de
valores y pensamiento.
Los gestores del sistema, los
arribistas del régimen de turno, aún tienen oportunidades de
reconducir la situación por el establecimiento de un nuevo régimen
mientras no se replantee la viabilidad del sistema. Recordemos Egipto
en 2011 cuando depuso al Mubarak y se desenmascaró la dictadura de
Al Sisi. Mientras en Libano 2018 el pueblo derrocó al gobierno
introduciendo cambios cosméticos que no solventaron prácticamente
ningún problema. Por muchos motivos los levantamientos no pasaron de
ser revueltas. Crisis de régimen.
En caso de que el poder establecido no
pueda reconducir la situación las áreas disfuncionales funcionan
como áreas autónomas, y son sometidas a todo tipo de
vejaciones, incluido el estado de guerra. Esto se observa en amplias
zonas de México, Colombia, Sahel o Centroáfrica a bote pronto.
Mafias, traficantes, corporaciones extractivistas, mineros y
terratenientes compiten en estos territorios por desposeer a los
pobladores. Estos responden con la acción popular y el
enfrentamiento es inevitable. Es en
estas áreas donde la presión de las élites es más cruda y
brutal a la vez que más fácil se produzcan brotes antisistémicos.
Donde es más fácil que se instale un contrapoder y que a demás sea
una zona en que se pueda practicar un nuevo sistema.
Pero por último, nos interesa saber
cuándo. Cuando concomitan circunstancias políticas, sociales,
económicas, ambientales y militares, se enciende un click que llama
al cambio de sistema y es aceptado por la mayoría. Esto atiende a un
cambio del interés general.
Observemos el caso de España, sus
intereses actuales declarados por sus instituciones [25]
[26]
son sus debilidades, fuentes de crisis profundas y de momentos
revolucionarios. Según los análisis estratégicos del propio
ministerio de defensa:
En lo político le interesa su relación
de vasallaje con sus hegemones actuales UE/Alemania y USA. Si USA pierde su hegemonía y su
interés en el vasallaje europeo o si se disgregase parte de la UE se
vería afectado el interés general, circunstancias no remotas.
Mantener sus lazos con Portugal,
Marruecos y su relación con Francia al ser su puerta para Europa y
en breves para One Belt One Road. Su mayor causa de tensión y grave
son los nacionalismos, es decir, las élites periféricas. Problemas
en Portugal tal vez no serían tan serios, pero si en Francia y en
Marruecos, afectado a las rutas comerciales, pesqueras y migratorias.
Las tensiones nacionalistas de las élite periféricas atiende a la
formación de clusters, concentración de población y actividad. En
una ambiente de beneficios menguantes es cuestión de tiempo que se
establezca una pugna entre las facciones del poder central y las
periféricas.
En lo económico depende de sus
exportaciones a la UE en un 60%, monetariamente del BCE y varios
paraísos fiscales. Mantiene los mayores intereses coloniales con
iberoamérica y depende del producto industrial de aleman, americano
y sobre todo chino. En sus importaciones depende del petróleo y el
gas petróleo, cualquier alteración del suministro puede acabar en
debacle, cosa que sucedería con una guerra en el punto caliente de
los países del golfo pérsico o Argelia, proveedor de gas.
Crisis económicas cada vez más
frecuentes pueden afectar al beneficio, a la composición de las
élites y a la desafección con el sistema. Un riesgo que lejos de
decrecer con el tiempo aumentará como hemos visto, seguramente en
forma de pugnas entre las élites. Cuando el sentimiento general sea
de agotamiento se producirá el cambio de sistema.
La prolongación en el tiempo de estas
crisis pueden dar lugar a un colapso en el que viejas estructuras
queden inutilizadas sin capacidad de recuperación.
Sabemos cómo se defiende el sistema
capitalista. La nueva estrategia inaugurada en 1999 por China se
denomina Guerra Irrestricta. La doctrina del anterior imperio USA era
el Caos Creativo. Esto es lo que le espera a todo enemigo del sistema
marcado como enemigo. Una lucha feroz por todos los medios. Una lucha
que no dudarán en dirigir contra sí mismos, contra su pueblo,
catalogado como enemigo. Una lucha que solo puede aumentar la
desafección consigo mismos y acelerar su descomposición interna,
llenando nuestras menguadas filas. Los países y regímenes que así
se han comportado han caído bajo su peso, y generalmente se han
fragmentado.
En el punto actual es relativamente
fácil para los poderes establecidos reconocer los líderes y
contrapoderes y neutralizarlos, pero en el momento disfuncional de
crisis pueden reemerger. Esto nos lleva a una necesaria discreción
que afecta tanto al desarrollo propagandístico como de
establecimiento del propio contrapoder, a la difusión de las ideas
de cambio y a la popularización de las organizaciones
revolucionarias. Ejemplo de ello es la opción de los distintos
movimientos por descabezar actuar sin líderes y sin jerarquías.
Todo un logro libertario.
Como contrapartida los movimientos
revolucionarios responden sumergiéndose en la sociedad, con
organizaciones de bajo perfil, acciones coordinadas.
En la medida que el poder pierde poder
el estado pierde funciones, las corporaciones pierden mercados y se
demuestra quién manda. En última estancia nos encontramos con un
ejército que controla un territorio y se nutre de impuestos. Cuando
este ejército deja de recibir dinero se produce la magia
revolucionaria: disminuye la represión, se despejan los mercados de
incompetencia, resurgen los recursos contenidos, se ajustan las
escalas de valores. Este es posiblemente un bello momento que todavía
no ha sucedido en la historia de la humanidad moderna. El estado se
despedaza, se desgaja y explota como confeti. La caída del Imperio
Griego, Egipcio, Romano, Español, Francés, Otomano, Inglés,
América. La ruptura de la URSS. Todos tuvieron el mismo final. Pero
ahora incluso el concepto de Estado-Nación caerá. Nació y morirá
con el capitalismo.
-En los tiempos de Nueva Normalidad:
Parabellum
El cambio de sistema puede ser
reversible como bien sabemos a raíz de las experiencias
revolucionarias. Pero esta vez hay un ventaja, la crisis del viejo
sistema es permanente, más allá de todo arreglo.
Una vez instalado el nuevo sistema en
el nuevo territorio, con nuevos intereses, nuevos valores y nuevas
personas, hay que reconstruir las relaciones. Con nosotros mismos y
con nuestros vecinos.
Si como pensamos la revolución ha
fragmentado el territorio es seguro que el cadáver del viejo régimen
quiera seguir aniquilándonos. Al interno en forma de disensiones
e intentos de resucitar el viejo cadáver en forma de nuevas élites
apelando a la nostalgia y al nacionalismo. Al externo en forma
de enemigo del orden establecido, tanto ante nuestros viejos amos
como contra las élites extranjeras deseosas de reencauzarnos.
Hay que darse cuenta que los poderes
establecidos se retirarán a aquellos lugares más beneficio pero es
difícil, si no imposible, que caigan por completo. Se retirarán y
dejaran eriales allá donde estuvieron. Zonas muertas e inhabitables,
carentes de todo valor. Estos bastiones de muerte seguirán con su
ponzoña, quemando recursos, esparciendo la contaminación y
resistiendo al cambio climático. Tal vez hasta se hayan beneficiado
de él asentándose en zonas de Canadá, Siberia y Groenlandia.
Los capitalistas primero se retirarán
dentro de sus propios territorio, concentrándose en ciudades y
regiones enteras. Después en clusters conectados por corredores.
Poco a poco los clusters sufrirán los mismos procesos de
descomposición y degradación, incapaces de soportar el peso de su
consumo. Este es un proceso ya en marcha y sin vuelta atrás.
En España podrían encerrarse en una
Castilla creyendo que Cataluña y Pais Vasco se han separado. Puntos
de vista. Después la propia Castilla, Cataluña, País Vasco, Galicia,
Asturias, León serán una serie de eriales sin valor por falta de
regadíos, industria ni servicios, concentrando el capitalismo en
corredores. Después la pérdida de interés o capacidad de
adquisición de los productos industriales será evidente. Adiós a
la era industrial.
Una vez disuelto el poder y ajustada la
capacidad de carga los movimientos aliancistas internacionales
deberían ir dirigidos en un sentido: el barrer los restos del
capitalismo y ajustar por las malas su capacidad de carga restaurando
la armonía con la naturaleza.
En este caso hay que darse cuenta de
algo fundamental: el enemigo son ellos. En la medida que se siga
permitiendo la explotación ambiental y de recursos, la explotación
humana y las aberraciones tecnológicas, el clima seguirá cambiando
y el medio ambiente deteriorándose hasta superar los umbrales de
seguridad. El mantener los regímenes extractivistas e
hiperconsumismas activos es simplemente un seguro de aniquilación
como especie. El enemigo son ellos hasta para sí mismos, de tal modo
que incluso su propia supervivencia depende de que nosotros les
derrotemos y acabemos con su locura biocida. La guerra contra el
capitalismo y la voracidad debe continuar.