<<Su función específica, como anarquistas, es la de combatir la autoridad estatal, no solo en sus manifestaciones inherentes al régimen capitalista sino también en su propia esencia constitutiva del poder gubernamental. Descuidando tal función, se podrá ser demócrata, socialista, sindicalista, lo que se quiera, pero no se puede ser anarquista.>> (Luigi Fabri, Dictadura y Revolución, Buenos Aires, Proyección, 1967)
En las protestas de Bolivia llama mucho la atención la derrota de Evo Morales y del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), en el poder hace 13 años. Una derrota que venía anunciándose desde el referéndum del 21 de febrero de 2016[1] Y que no se limita a los votos. El incendio de la Chiquitania fue de mucha importancia contra el anterior gobierno, porque evidenció las alianzas de Evo con los ganaderos cruceños para cumplir con contratos millonarios con los Chinos[2], sus aliados aintiimperialistas. La arremetida contra el TIPNIS[3], también le jugó en contra. Pero la insistencia de Evo en gobernar, a cualquier precio, fue lo que terminó por derrotarlo de la peor forma para quien se dice un revolucionario, con protestas en las calles.
Primer Momento de las protestasPero comencemos por un parcial inicio de estos conflictos.
La sensación de engaño por un fraude, o por la
desacertada decisión de interrumpir la transmisión del conteo de votos, desató lo que hasta hoy fue una creciente de protestas. Inicialmente, los jóvenes democráticos, pacifistas, ciudadanistas e circenses que poco criterio tenían a la hora de depurar comentarios racistas, pedían un segundo turno, pero fueron ridiculizados (las cintas de colores daban fuertes motivos).
Luego, más gente, entre universitarios y mineros engrosaron las protestas, demandando «nuevas elecciones», lo que también fue desestimado, hasta que, finalmente, las calles gritaron pidiendo la renuncia de Evo Morales, con los comités cívicos adueñándose y aprovechándose del momento.
Si por un lado algunos tenderán a explicar esto a partir de las fuerzas internacionales del imperialismo que condujeron a las personas contra el MAS, por el otro lado, no olvidemos que en esas protestas y en la derrota de Evo, está algo muy básico para cualquier colectividad: no querer más a quien gobierna. A pesar de lo cual, no había nada que llamase a los anarquistas a esas protestas porque ellas, además de defender el sistema y la democracia, eran protestas sin el más mínimo criterio anti racista. Los anarquistas, por eso, aprovecharon el momento y respondieron con el internacionalismo y la solidaridad yendo a protestar en el consulado de Chile[4] región donde los compañeros encapuchados continúan en guerra contra el sistema.
Pero si tiramos todo el ciudadanismo y las instituciones que intentan gobernar la vida, cuando hablamos de un lugar como Bolivia, con una población mayoritariamente racializada como indígena, hay algunas cosas que merecen mayor atención.
Primero, que ese gobernante al que no querían más, representaba algo más que cualquier otro presidente. Evo Morales fue construido como el símbolo de lo indígena andino, casi como una imagen de exportación que fue ávidamente aceptada por toda la gama de alternativos de izquierda. Y aún cuando es cierto que su gobierno permitió un masivo ingreso de pueblos originarios en hoteles, edificios públicos, sillas y puestos de poder político a los cuales muchos nunca accedieron más que para limpiar o vender algo, él no inventó nada de la lucha de los pueblos originarios, ni las propias búsquedas de reconocimiento en la oficialidad del Estado Boliviano.
La Educación «formal», fue un camino trillado hace mucho, desde Warisata hasta las universidades, tanto que hoy en día existen ya tres generaciones de «intelectuales aymaras» y una Universidad Pública de El Alto, que se abrió en base a protestas y ocupaciones de edificios abandonados.
La salud tradicional, reconocida hasta como patrimonio de la humanidad y participante de célebres encuentros de medicina internacional[5], es una salud no occidental, que sobrevivió a todos los estados y poderes. Aún más, el «camino parlamentario indígena»[6] tampoco fue un logro del MAS, solo para poner dos ejemplos importantes, El MITKA (Movimiento Indio Tupak Katari) fue uno de los primeros partidos indios, fundado en 1978 y participante de las elecciones después de la dictadura reivindicando un país indio[7]. Y, la Comadre Remedios, primera mujer chola en ser presentadora de Televisión, primera chola en ocupar un cargo pública al ser elegida diputada por el departamento de La Paz, y la primera candidata chola a la presidencia. Muy diferente en sus búsquedas del anarco sindicalismo cholo de las décadas de los 20 y 30, en el cual las culinarias, artesanos y floristas preferían la autonomía del oficio libre.
Desde una mirada anarquista necesitamos apuntar que es justamente esa inclusión en el sistema la que degeneró y degenera la lucha autónoma porque la obliga a legalizarse, institucionalizarse y entrar en el proyecto civilizador.
Por eso es urgente recordar que nunca necesitamos de un presidente, de una constitución, y ni de un estado plurinacional para existir con la alegría de ser lo que somos y tampoco para resistir siglos de colonialismo. Los pueblos nativos existen a pesar de los estados. La relación profunda que tenemos con la tierra, con la pacha, los achachilas, las illas, apachetas y todo lo que nos rodea, no la inventó el MAS.
Lo que sí hizo ese partido fue juntar lo indígena con un fuerte discurso de izquierda estatista[8], la otra cara de la moneda del MAS, orquestada por Álvaro García Linera, reemplazando monumentos de colonizadores con los de Che Guevara o de Hugo Chávez. Lo que sí hizo la gestión del MAS, en ese afán de construir un estado indígena, fue robar los símbolos de la resistencia y ponerlos en el Estado y en los uniformes de las fuerzas represivas que históricamente y hoy también son los verdugos de todos los pueblos originarios.
Irónicamente, el rol de las fuerzas armadas fue determinante para que Evo renuncie. Vamos a dejar claro que no se trató de buenos policías que no querían masacrar al pueblo. Nada de ese delirio de policías del pueblo o policías antifascistas. La policía se amotinó pidiendo una serie de beneficios económicos, aprovechando la ocasión[9]. Y cuando volvió a las calles lo hizo para defender a sus patrones de siempre, los ricos que se creen blancos occidentales. La policía jamás será amiga, es la fuerza represora.
Hay quien no lo olvida y eso es lo que aplaudimos de las decenas de estaciones policiales quemadas, del saqueo de la aduana y de la muerte del coronel de la UTOP, quien asustado por las dinamitas terminó chocando su auto contra un minibús, por cierto del minibús ningún medio dice nada.
Los vandalismos no solamente son acciones teleguiadas para que vuelva el MAS, son también la recuperación de la vida atacando a quien la reprime. Y ciertamente es un horizonte anárquico que esa recuperación de la vida sea limpiada de todos los partidos.
Y la derecha?
La aparición de un caudillo del más alto calibre fascista, Camacho, hijo de la población terrateniente burguesa, ex militante de la Unión Juvenil Cruceñista[10], agrupación de choque y marcadamente racista y jefe del Comité Cívico Pro Santa Cruz[11], defiende los intereses de la parte «rica» de Bolivia, rica en tierras, soja, ganado pero aparentemente menos rica en pensamiento, ya que Camacho pidió ayuda para entender la propia constitución política del Estado, nada más y nada menos, que al Canciller de Brasil, famoso por sus discursos donde mezcla desde esoterismo hasta literatura de las protestas y después de la renuncia, entrar al palacio de gobierno, quemando la Wiphala[13], con la bandera de Bolivia y la biblia.
Misma biblia con la que entro la flamante presidenta, Jeanine Añez, rodeada de militares. En la actitud de la derecha existe una reacción y vigencia de los viejos valores de la dominación: el nacionalismo, el caudillismo, el patriarcado, la colonización, la supremacía de una idea criolla de lo blanco y la insistencia en el poder de dios, ese dictador eterno que hace siglos intenta dominar a todo tipo de rebeldes y extirpar las «idolatrías» de todos los pueblos originarios. En sus palabras llamando a la unidad nacional y a una sola Bolivia, reside la imposición de un Estado sobre todas las demás colectividades y el deseo de normalidad ciudadana que les garantice seguir dominando después de la pesadilla de 13 años de estar fuera del poder político.
Esos actos, sumados a los policías de Santa Cruz sacándose la Wiphala de los uniformes, serán los gestos que despertarán las tensiones camufladas. Porque lo que hicieron con la Wiphala es lo que quieren hacer con los pueblos originarios. Porque rechazar la Wiphala contiene todo el colonialismo que existe en Bolivia, donde la gente se mira al espejo y se ve blanca por ser más educada, más civilizada. Porque entrar con la biblia y la bandera, expulsando la Wiphala expresa la limpieza étnica que la dominación siempre soñó en Bolivia.
Otro momento.
Y este es un segundo momento, en el que ya sin el Líder Evo Morales, la protesta continuó desbordando. Saqueos y vandalismos de todos los lados permanecen. Inicialmente, sin policía y sin presidente, las «hordas» provocan el pánico ciudadano, un pánico histórico a la venganza de los racializados como indígenas. Al final los que dominan saben que comen, compran, son servidos, transportados y hasta viven en casas que son hechas por lo que llaman indígenas. Pero los saqueos, así como los ataques, son mucho más que la acción de un partido. Pensar apenas en partidos nos desvincula de la complejidad de nuestras tensiones y procuras anárquicas. Los saqueos y ataques también son el resultado de la exclusión y la servidumbre seculares.
Si ampliamos nuestra visión más allá de las fronteras de partidos de izquierda y derecha, y miramos hacia la hermosa y urgente destrucción de la dominación, podemos sentir las tensiones irresueltas en Bolivia. La quema de la Wiphala, como la quema de los ponchos en Sucre en el 2008[14], son actos que a cada cierto tiempo nos recuerdan la cara de la dominación, del proyecto civilizador, del cual el Estado es parte vital, y todos los que entran en el. ¿Por qué? Porque el Estado en este continente, fue el resultado de una imposición colonial, que fue mutando en guerras y «revoluciones» entre elites criollas. Porque el Estado es el brazo legalizador de la devastación de la tierra, mediante sus políticas de desarrollo y progreso. Porque el Estado es Poder y el poder usa la fuerza represiva para aniquilar cualquier libertad y corrompe a cualquiera.
En Consecuencia, y aunque parezca obvio para un anarquista decir esto, no es a través del Estado ni de partidos (sean o no de izquierda) que se aniquila la dominación. Se aniquila a la dominación destruyendo el Estado y a sus falsos críticos. Ese es el horizonte que inspira la lucha anárquica, antagónica al poder venga de donde venga, un horizonte que nos lleva a ver la posibilidad de una absoluta libertad. Por todo eso, cuando los anarquistas decimos que queremos la destrucción del Estado, hablamos muy en serio.
Pero ese horizonte, también lo hemos aprendido de los pueblos de los cuales heredamos nuestras raíces nativas que hace siglos no precisan del Estado.
Es por eso que nuevamente oímos en las calles el grito – Ahora sí Guerra Civil!! [15] Grito antiguo que ya escuchamos en la Guerra del Gas y del Agua[16], que recuerda que la guerra en estas tierras nunca se dio entre los pueblos originarios y los colonizadores, sino entre élites criollas. Grito que, hoy es alzado de nuevo por una comunidad que aparentemente se asienta en el territorio de El Alto, pero que es mucho mayor, la colectividad racializada como indígena, desde donde recordamos que la tensión contra el proyecto civilizador no está resuelta, pues cotidianamente se expresa en las exclusiones más variadas. Y eso es algo que ningún gobernante puede resolver.
Sobre las Constituyentes y la Constitución.
La falsa resolución de esas tensiones mediante la Constituyente impulsada por el MAS entre 2006 y 2008[17], fue una solución en papel legal (lógica occidental) de problemas que se asientan en la piel y la visión del mundo antagónica al Estado Capital. Una constituyente, y su constitución resultante, son los instrumentos del pacto social entre la sociedad y el Estado. Son el sello de la sumisión de las colectividades hacia un Estado y la derrota de cualquier lucha autónoma. No es por acaso que las Constiyentes aparecen precisamente como «soluciones» para salvar o Estado en momentos de inestabilidad o desencanto con él.
Así aparecieron las constituyentes post dictaduras en el Brasil, en 1946, durante la Era Vargas, la que vino junto a una amnistía (1945), y la constituyente de 1987-1988, que llego después de la amnistía de 1979; ambos procesos funcionaron como pacificadores[18] y restablecedores de los lazos desgastado de la sociedad con el Estado. De forma similar, la Constituyente y la nueva Constitución Plurinacional de Bolivia sirvieron par a calmar los ánimos de revuelta que ciertamente no dejaban actuar al Estado desde el 2000. Pero esa Constituyente y su constitución construyeron un corral institucional que desvinculó a la gente de la forma autónoma de hacer política y lucha: la calle y la protesta. La Constituyente redujo luchas milenarias a un partido, el MAS, y permitió que el racismo y el colonialismo se disfracen de oposición política. Por eso a ellos, los dominadores de siempre, les resultó más fácil insultar un indio, llamándolo masista, que manteniendo el clásico indio de mierda que resulta muy políticamente incorrecto.
La Nueva Constitución y la cara indígena de Evo confundieron tanto con esa su inclusión, que confundieron hasta a aquellos que antes eran antagónicos al Estado, quienes de repente se vieron siendo parte tanto de un grupo indígena como de un ministerio, siendo parte de un grupo de comerciantes de contrabando como siendo autoridad pública. Fuertes y combativas colectividades se volvieron gobierno, y con la inclusión confundieron y se conformaron, perdiendo de vista que las jerarquías no solo de clase sino de cultura y color de piel quedaron apenas escondidas. Muchos «ácratas» y libertarios también quedaron severamente confundidos también (como sucedió en Venezuela con los anarco chavistas, en México con los anarco zapatistas, y también en el Brasil con los pro lula), probablemente porque solo acompañaban a los movimientos sociales y no hacían de la anarquía una búsqueda individual que no se perdiera a la primera tormenta[19]. Esa confusión sumada al rechazo (con una fuerte represión de por medio) de una práctica anárquica radical, terminaron por casi silenciar al anarquismo en Bolivia[20].
Por eso hoy en día es importante decir algo, desde la anarquía, cuando un presidente renuncia, para que esos confundidos, no lleguen al extremo de sentir pena por un Presidente, o creer que luchar contra la derecha es lo mismo que bajar la apuesta por la libertad hacia alianzas con partidos de izquierda. Que el presidente que gobierna sea más o menos simpático para las visiones de mundo inclusivas es un debate más profundo, a pesar de lo cual no podemos olvidar que un Presidente aunque sea indígena, mujer, negro, o libertario, es el guardián del Estado, del Capital y de la devastación de la Tierra porque decide mandar sobre los otros y disponer de la vida y las personas como recursos.
Somos anárquicos, y hablar de golpe solo legitima la lógica estatal y acorrala el pensamiento hacia los partidos y el parlamento. El debate sobre si es o no es golpe apenas refuerza la intangibilidad del Estado, sus leyes y funcionarios.
La lógica estatista ha lavado tanto la mente de las personas que no consiguen ver que somos nosotros mismos los encargados de solucionar nuestros problemas y que ninguna puerta es abierta para nosotros por ningún salvador. La reducción de la lucha en partidos, así como el pensamiento dual entre izquierda y derecha, imposibilitan buscar horizontes de lucha radicales que construyan autonomía y apunten hacia la destrucción absoluta del Estado.
Siempre es el momento.
Por eso quiero resaltar que fuimos precisamente los anarquistas los primeros a luchar contra el gobierno de Evo Morales, con acción ofensiva contra la macabra intervención del TIPNIS en palabra y propaganda por el hecho. Entonces preguntamos ahora, si este momento se trata de perder frente a la derecha? Quien tiene la lucha como un hábito de vida sabe que no perdimos nada, que todo continúa.
Que Evo haya perdido no significa que la derecha haya ganado. Y que Evo continúe no quiere decir que se acabe la dominación. Para quien lo olvida, ni el congreso, ni el gobierno son un triunfo para ningún ácrata amante de la libertad. La lucha contra la derecha siempre fue la lucha contra la dominación, contra devastación, contra el dios tirano, contra el racismo y claro, contra el Estado. Siempre luchamos contra ella, y precisamente por luchar contra esa derecha, contra la que lucharemos siempre, es que se originan muchas de las mencionadas confusiones.
La mejor respuesta la están dando desde el Alto, quienes insisten «Escuchen.
No es el masista el que bloquea, no es el masista el que se enfurece por la quema de su símbolo, por la ofensa racista, por la indiferencia, por la hipocresía, por el paternalismo, no, no y mil veces no. Entiendan, no es el masista el que está en las calles,
es toda una sociedad, es toda una ciudad de migrantes dentro de su territorio aymara la que se moviliza. Es la ciudad aymara. Son los veteranos del 2003, son los huérfanos que han perdido a sus padres por la balacera propiciada en el gobierno de quien ahora propugna la democracia. No es el masista señores, es el alteño el que está luchando. Es el aymara».[21], y protestan fuerte y violentamente gritando -La Wiphala se respeta carajo!, grito que carga el rechazo, desde el primer día, a esa derecha, la dominación, que entra a gobernar
El llamado ahora es a atacar, pero jamás defendiendo una opción menos peor, ni un partido, ni «alianzas» que nos desvíen del deseo de vivir libres, como somos, y sin ser mandados. Atacar cada fuerza represiva, cada institución estatal, cada representación del estado boliviano, de cualquier estado, inspirados por el odio a la dominación. Al final, siempre estuvimos contra el Estado, y siempre resistimos a todos los poderes, siendo racializados como indígenas, y procurando la anarquía. Que ahora tengamos que explicar didácticamente porque no sentir pena por un partido o un gobernante tiene que llevar a una severa crítica.
Mientras escribo estas líneas, hay fuertes protestas[22], los presos del Penal de San Pedro están amotinados y el director del Régimen Penitenciario ha renunciado, las fuerzas armadas, junto a la policía (esa policía que se negó a reprimir a los jóvenes civilizados y democráticos) han matado por lo menos diez personas en La Paz y Cochabamba, diez personas de ojos achinados, piel morena e idiomas ancestrales a los cuales llaman masistas. Existen cientos de detenidos acusados de lo mismo, pero que no son solo eso, sino cocaleros, aymaras, quechuas, guaranis, personas insultadas por siglos… Se lleva a cabo una surrealista persecución contra toda persona, médicos incluidos, provenientes de Cuba y Venezuela, así como la expulsión de todo lo que creen es «una amenaza comunista» y el poder centralizado no establece dialogo con los sectores sociales sin mediación de la ONU, UE e Iglesia.
Las cosas están claras y la mejor respuesta a los miedos de la «ascensión del fascismo en esta parte del continente», a las preocupaciones geopolíticas de izquierda y derecha, es ni un día de descanso. Solo el fin del Estado permite crear autonomía y seguir con la autonomía que ya se vive en tantas colectividades hace milenios. Más allá de la pelea de partidos que solo codician el poder, somos alegres guerreros defensores de lo que somos, amantes de la libertad, resistencia viva a la colonización desde hace siglos. Que la bandera negra y la Wiphala se encuentren de nuevo en tantas calles, en tantas luchas, con la mecha pronta para el conflicto, libres del Estado.
El fin de un liderazgo, es el inicio de la libertad.
Para los que luchan contra todo tirano,
que los vientos de los achachilas soplen resistencia!
Para que la revuelta sea contagiosa!
Ni Izquierda ni Derecha!
Muerte al Estado y Que viva la Anarquía!
Pd. 1. A los compas de Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, El Alto, y a los que desde el internacionalismo han nutrido este texto con narraciones de lo que sucede en cada lugar y sobre todo con la insistencia de luchar.
Pd. 2. Con la memoria de los anarquistas que han sabido criticar todos los totalitarismos desviadores del horizonte de lucha radical por la libertad.
[1] El 21de febrero de 2016, se llevó a cabo el Referéndum que preguntaba si estaban de acuerdo con modificar la Constitución para que presidente y vicepresidente del Estado puedan ser reelectos dos veces de manera continua (SI o NO). A pesar de los resultados, 51% por el NO y 49% por el SI, en noviembre de 2017, el Tribunal Constitucional, sorprendió con la noticia: Que el presidente Evo Morales y demás autoridades podían buscar la reelección al cargo sin límites, porque la constitución da el derecho humano de candidatearse a presidente.
www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46450251
[2] En Agosto de este año se quemaron «accidentalmente» más de 2 millones de hectáreas de la región conocida como Chiquitania. poco antes habían anunciado como logro económico la exportación de ganado y soja a China: «Mediante un trabajo coordinado e intenso desarrollado con el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras del Estado de Bolivia, se hizo posible la suscripción de este importante protocolo que tiene por objetivo facilitar la exportación de la carne de res desde mi país hacia China” canciller Diego Pary en abril de 2019,
http://www.la-razon.com/economia/bolivia-protocolo-mercado-chino-carne-boliviana-exportacion_0_3137086262.html
[5] Al respecto pueden leerse las investigaciones de Carmen Beatriz Losa dedicadas a compilar la historia de los kallawayas y la medicina nativa, así como su penalización y posterior inclusión en el estado mediante cédulas institucionales de validación, lo que rompía con toda la tradición y valorización locales.
[7] Mi militancia-MITKA” de Felipe Quispe Huanca, Ediciones Pachakuti. La Paz
[8] García Linera, Álvaro. ¿Qué es Una Revolución? De la Revolución Rusa de 1917 a la revolución de nuestros tiempos. Vicepresidencia del Estado, La Paz, 2017.
[10] La unión Juvenil Cruceñista es una agrupación regionalista, de ultra derecha, autodenominada Grupo de Choque del Comité Cívico Por Santa Cruz. Algunos de sus miembros han sido procesados por hechos de violencia racista, como Jorge Holberg. Inolvidables sus famosas acciones, de salir a las calles con bates de beisbol, escudos con una cruz verde, manoplas y uniformizados con camisetas blancas, pantalones jeans y cabello corto, para golpear indios.
https://www.indios.org.br/pt/Not%C3%ADcias?id=15921
[11] El Comité Cívico Pro Santa Cruz fue fundado en 1950, en la Universidad Gabriel René Moreno de la ciudad de Santa Cruz, con Hernando García Vespa, secretario de Gobierno de la Federación Universitaria Local como organizador del evento. En esa época, pocas décadas después de la Guerra del Chaco (1932-1935), y dos años antes de la Revolución de 1952, estaban iniciándose una serie de aberturas económicas, como los ferrocarriles y carreteras, hacia la zona de Santa Cruz que querían aprovechar para salir del tercer mundo. EL CCpSC defiende los intereses de la región ganadera, sojera el agronegocio en Bolivia.
https://www.comiteprosantacruz.org.bo
[13] La Wiphala, es un símbolo de varios pueblos que rememoran el Tawaintinsuyo denominación del espacio controlado por los incas en el cual existían muchos pueblos. Si bien su origen, no es claro, porque parece haber sido bastante múltiple y con diversas apariencias, «la gran explosión de la Wiphala sobretodo en la parte andina acontece con las movilizaciones del sindicalismo campesino en la década de 1970 en Bolivia». Esa recuperación de ella como símbolo de lucha, hace que sea bastante más que una bandera, sino el emblema de varias colectividades nativas y la representación de la filosofía andina.
https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/aymara/whipala.html
[14] Me refiero a la humillación que miembros del Comité Interinstitucional y estudiantes de la Universidad San Francisco Xavier provocaron contra personas identificadas como «masistas», que vestían ropas tradicionales de sus pueblos originarios, a quienes obligaron a arrodillarse y besar las banderas de Sucre y Bolivia, mientras quemaban sus ropas típicas. Recomiendo el documental de Cesar Brie Humillados y Ofendidos
https://www.youtube.com/watch?v=my_dfXXaLTI, para conocer un poco.
[16] La Guerra del agua (2000), fue un conflicto entre la población de Cochabamba y la intención de privatizar el agua para beneficiar una empresa norteamericana, empresa que salió derrotada de esa ciudad
https://www.youtube.com/watch?v=jqj4MHjBh6A. La guerra del Gas, 2003, en La Paz, incluyó varios días de conflicto y cerco a la ciudad de La Paz, primero en demanda de gas para Bolivia y no para exportación, y después como protesta por el asesinato de ochenta personas que murieron a tiros por el ejército que desbloqueo las calles para abastecer de gasolina a la ciudad de La Paz.
[17] La Asamblea Constituyente empezó el 6 de agosto de 2006, en Sucre, con el propósito de redactar una nueva constitución que fue aprobada el 10 de diciembre de 2007 por la Asamblea y por referéndum, está vigente desde el 7 de febrero de 2009.
[18] Pela «pacificação da família brasileira»: uma breve comparação entre as anistías de 1945 e 1979. Carla SImeone Rodeghero. 2017, Alameda, SP.
[19] La búsqueda individual por la anarquía es parte indispensable de cualquier búsqueda por la anarquía. Si los anarquistas somos anarquistas por algún colectivo, limitamos nuestras capacidades expansivas a ese colectivo, y los anarquistas, somos prófugos, somos presos, somos desterrados, somos inmigrantes, no tenemos patria (pero si raíces y amamos la tierra) peleamos; o sea, nos quedamos solos y nos desagregamos, pero en todo momento, seguimos siendo anarquistas por la anarquía. La búsqueda individual por la anarquía, además, no significa ningún obstáculo a la construcción colectiva, por el contrario la impulsa porque una individualidad que busque la anarquía, buscará siempre cómplices y espacios para vivirla.
[20] Resulta exagerado decir que la ofensiva permaneció en Bolivia. Pero resulta exagerado decir que nada sucede allí. Acciones precisas y puntuales como las molotovs contra el consulado de Argentina por la Desaparición de Santiago Maldonado; o la propaganda y solidaridad, así como la última feria del libro anarquista, no dejan sabor a nada, pero si ganas de más.