Fragmento del artículo "Crisis financiera y ética empresarial".
Las grandes corporaciones tienen un departamento de ética, tienen un credo ético y pagan a empresas especialistas en ética empresarial para que diseñen los códigos más adecuados a su operativa. Las éticas corporativas (la mafia siciliana, la camorra napolitana, las organizaciones paramilitares y también las bandas callejeras tienen sus códigos éticos) son necesarias para desarrollar una serie de valores, justificaciones, códigos de comportamiento y reflejos automáticos entre sus miembros para que sus actuaciones resulten predecibles y ajustables y fortalecer de esta manera el conjunto de la corporación.
A medida que el sistema entra en su fase terminal "criminal-capitalista", su "ética" tiene cada vez más puntos en común con los códigos "éticos" del crimen organizado. Ambos comparten elementos clave para su funcionamiento como son la opacidad, los paraísos fiscales, la manipulación contable y la adicción maniática al juego y a la desregulación.
La ética empresarial y las escuelas de negociosLa ética empresarial se enseña en las universidades de negocios y se pueden realizar masters en la materia. Los profesores explican los beneficios que tiene la ética en los negocios. La entrada "business ethics and compliance", en Google registra 185.000 sitios. Pero las actuaciones de los CEOs de las grandes corporaciones a veces no resultan tan predecibles y ajustadas a los códigos que publican o a los cursos en liderazgo moral que lucen en sus currículums, y sus conductas obedecen a menudo a interpretaciones bastante laxas de los mismos.
Pero lo cierto es que las millonarias indemnizaciones para capitanes que dejan barcos en zozobra, maniobras de dudoso decoro a la hora de vender acciones y poner a buen recaudo el capital propio, tráfico de influencias, uso de información privilegiada, autoasignaciones millonarias en stock-options, cuentas en paraísos fiscales... encajan a la perfección en los códigos éticos consustanciales a la operatoria actual de la multinacionales. Las siglas MBA que lucen los agresivos ejecutivos han alcanzado su verdadero significando con la crisis: "Me Before Anyone".
Las escuelas de negocios aducen que se trata de casos individuales. Sin embargo existe un feed back constante entre el "inmaculado" mundo académico y la truculenta industria financiera. La contaminación de los estudios MBA por parte de Wall Street es el resultado más evidente de la nueva ética empresarial. Muchos docentes combinan sus cátedras con remunerados puestos en consejos de administración o gubernamentales. Martin Feldstein, profesor de economía de Harvard, había asesorado a R. Reagan y era un ejecutivo de AIG. Laura Tyson, docente en Berkeley, dirigió la política desreguladora de Clinton para luego sacar tajada trabajando para Morgan Stanley. Larry Summers, la misma encarnación de los superderivados financieros, el organizador del saqueo de Rusia, asesor de varios fondos hedge, es el presidente de Harvard.
En 2006, un fuerte olor a podrido se desprendía de las finanzas islandesas. El banco Danske de Copenhangen describió a Islandia como una economía geyser a punto de explotar. Pero para el neoliberalismo la información es algo a privatizar. La Cámara de Comercio islandesa encargó sendos informes a Frederic Mishkin, renombrado economista de la Columbia Business School (124.000 € por el estudio) y a Richard Portes de la London Business School, que confirmaron entusiásticamente los sólidos fundamentos de la buena salud de la banca islandesa. El economista neoliberal Arthur Laffer afirmó sin cortarse un pelo que "la economía islandesa debería ser un modelo para el mundo".No son empresas, no son empresarios, no son gente respetable, no son listos, no son ricos, no son triunfadores.
SON SOLO DELINCUENTES