Recuperamos este artículo de 2012 que es cada día más actual sobre la acidificación de los océanos. El texto también nos sirve para poner de manifiesto las estrategias mediáticas de control y alienamiento que continuamente ejercen ONGs, corporaciones y partidos políticos entre otros gracias al miedo.
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El problema: los océanos absorben el carbono atmosférico, por lo que se acidifican
El CO2 atmosférico ha aumentado la acidez de los océanos al mayor ritmo de los últimos 65 millones de años, un fenómeno que, añadido a la sobrepesca, sentencia a las principales especies marinas y a los arrecifes de coral al colapso en apenas unas décadas.
Mientras el calentamiento global concentra la atención de los medios en torno al cambio climático, el otro gran problema, la creciente acidez de los océanos, pasa desapercibido. Una tormenta perfecta contra la que científicos de todo el mundo alzan la voz, temerosos de que no se les haga caso y sus palabras sean calificadas de exageración poco documentada.
Científicos tan poco prestos a la radicalidad como el australiano John Veron, que ha estudiado los arrecifes coralinos durante décadas, se sorprenden del dramático cambio en los océanos que ellos mismos han presenciado y, si hace unos años no habrían secundado ninguna teoría que aventurara la destrucción del fitoplancton o los corales, han cambiado de opinión, muy a su pesar. Ahora, Veron cree que ecosistemas como la Gran Barrera de Coral podrían desaparecer en la vida de los niños de hoy.
Ningún sofisticado plan de geoingeniería, ni siquiera reducir drásticamente las emisiones de CO2 reverterían el proceso de acidificación actual. Hay que depositar las esperanzas, según los ingenieros, en tres actividades con un coste relativo y al alcance de la sociedad actual:
- plantar y conservar bosques;
- enriquecer y prevenir la erosión del suelo agrario;
- y estimular el crecimiento de plancton, la base de la cadena alimentaria de los océanos.
Ello no será fácil, no obstante. Un informe encargado por la ONU expone que desactivar el actual ciclo del carbono que acelera la acidificación será más complicado que introducir las mencionadas medidas correctoras del fenómeno. El 25% del CO2 generado por la quema de combustibles fósiles es absorbido por los océanos y, a medida que el gas se disuelve en el agua salada, se convierte en ácido carbónico.
La aceleración artificial de este proceso ha alterado la composición química de los océanos hasta tal punto que ya afecta a todos los organismos marinos, incluidos los arrecifes de coral, sus mayores reservas de biodiversidad, cuyo papel es equivalente al de los bosques tropicales en tierra firme.
No hay posibles interpretaciones contradictorias sobre este fenómeno, ni es necesario basarse en complejos modelos de computación. La mayor acidez del agua afecta al desarrollo de crustáceos, moluscos y equinodermos, al inhibir
la formación de su coraza, como se ha demostrado en los criaderos de ostras del Estado de Washington, Estados Unidos.
Los organismos calcáreos usan las composiciones (polimorfos) del carbonato cálcico, calcita y aragonito, para construir cubiertas celulares y esqueletos. Será difícil, por tanto (como ya auguraba la Royal Society of London en un estudio de 2005), evitar el retroceso de todas las especies calcáreas. La duda: ¿cuál será el efecto en cadena sobre el resto de las especies marinas?
A mayor CO2, pH más bajo en los océanos, más ácidos
La acidificación artificial pone en riesgo el equilibrio de los océanos tal y como los conocemos, pero
cuantificar los riesgos derivados de esta situación es una tarea más complicada, cree
The Economist.
The Economist explica que la acificación tiene implicaciones químicas adicionales. Más iones de hidrógeno suponen más iones de bicarbonato, y menos iones de carbonato. El carbonato es la materia con la que se forman el coral, la coraza de moluscos y crustáceos y las capas externas de buena parte del plancton fotosintético y otros organismos microscópicos.
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Carbono en los océanos:
Los océanos contienen alrededor de 36000 gigatoneladas (10^9tn) de carbono, sobre todo en forma de ion bicarbonato. Esto corresponde al 0.05% del carbono total de la Tierra. El carbono inorgánico, sin enlaces carbono-carbono ni carbono-hidrógeno, es importante en sus reacciones dentro del agua.
La tasa anual de emisiones antropogénicas durante la década de los 90 se situó, en promedio, en 6,3 Gt. Sin embargo, en el mismo periodo, la concentración de CO2 atmosférico aumentó, en promedio, 3,2 Gt por año. Esto se debe, en parte, al aumento de la difusión de CO2 en los océanos, que habían pasado a absorber cerca de 1,7 Gt por año de las 6,3 Gt emitidas. Las restantes 1,4 Gt por año se estiman que están relacionadas con procesos en la superficie de la tierra.Carbono en los océanos
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Mecanismo químico:
La acidificación de los océanos se refiere al actual descenso pronunciado del
pH (medida de acidez o alcalinidad de una solución) de los océanos. A medida que los niveles de CO2 aumentan, el nivel de pH del agua se reduce. La acidez depende de la presencia de iones de hidrógeno (la "H" del pH), y su mayor concentración implica una menor alcalinidad (o pH). Exponer la superficie de los océanos a la atmósfera más saturada de CO2 de la historia ha reducido el pH a escala planetaria.
Cómo cuantificar el daño
Si el nivel de los iones de carbonato disminuye hasta niveles insuficientes, las corazas y caparazones se podrían disolver o incluso no llegarían a formarse.
De nuevo, no se trata de modelos proyectados de aquí a unas décadas, sino de evidencia científica recogida en experimentos de todo el mundo.
Se sabe, por ejemplo, que la cantidad de carbonato en el diminuto caparazón de los foraminíferos, un plancton hasta ahora muy abundante y crucial para la ecología de los océanos, ha disminuido un tercio en los últimos tiempos.
Los efectos del fenómeno no serán uniformes, aseguran los científicos. De nuevo, no se sabe cómo calcular hasta qué punto el descenso dramático del pH modificará la vida en los océanos, ya que dependerá de la evolución del indicador en las próximas décadas, así como de la conocida variabilidad local y la capacidad de adaptación a las nuevas condiciones de un gran número de especies.
Se ha observado en
zonas tropicales o en el mar Mediterráneo, que la alteración del pH y la temperatura de los mares y océanos promoverán la proliferación de las especies
con mayor capacidad de adaptación, mientras que las criaturas más especializadas, que han basado su estrategia evolutiva en su ajuste a las condiciones estables de los océanos durante millones de años, serán los principales perjudicados.
Como también ocurre con la vida en tierra firme, los ojos de la opinión pública se centran en el drama que se experimenta en los arrecifes de coral, olvidando otras criaturas igualmente valiosas para el mantenimiento de los ecosistemas marinos, en este caso el plancton microscópico, situado en la base de una compleja cadena alimentaria de la que dependen por igual criaturas marinas y millones de personas. Pero la reducción drástica de las principales especies de fitoplancton podría tener consecuencias no sólo sobre la vida marina, sino sobre el clima de la Tierra.
Actividades con futuro dudoso
Pescar o disfrutar, mediante el buceo, de los arrecifes de coral, podrían ser actividades del pasado en una generación o dos. No se trata de la afirmación de un grupo ecologista radical, sino de la predicción del mencionado John (J.E.N.) Veron, antiguo jefe científico del Instituto Australiano de Ciencia Marina, que ha visitado regularmente la Gran Barrera de Coral durante los últimos 40 años.
La acidez de los océanos ha aumentado el 30% desde el inicio de la Revolución Industrial y, con los niveles actuales de emisión de CO2, ésta podría ser un 150% mayor a finales de este siglo.
El propio J.E.N. Veron se cuestiona el futuro de los arrecifes de coral del mundo en un
ensayo difundido en Y
ale Environment 360. Su redacción ha tenido que ser dura para quien ha dedicado su vida a difundir con rigurosidad científica la riqueza y biodiversidad de la Gran Barrera de Coral, cuyo tamaño -se extiende a lo largo de 2.600 kilómetros de la costa noreste de Australia-, la hace visible desde el espacio.
El incrédulo científico marino que certificó su peor pesadilla
Veron recuerda que, en las últimas décadas, se han escrito decenas de artículos sobre las numerosas amenazas para los arrecifes de coral. En las décadas de los 60 y 70, el riesgo fue personalizado en la
corona de espinas, una especia invasiva de estrella de mar que se alimenta de coral.
En los 80 y 90, pese a que la presencia de la corona de espinas continuaba multiplicándose, los artículos sobre el futuro de los arrecifes se centraron en nuevas amenazas, tales como la erosión y escorrentía de sedimentos, el empobrecimiento de los nutrientes, la sobrepesca y la destrucción del hábitat en general.
Ahora, sin embargo, la amenaza es mucho mayor, según Veron. "Nada se acerca a la devastación que está a punto de ocurrir". En esta ocasión, no se trata de amenazas que minan poco a poco el futuro de zonas concretas de un ecosistema complejo.
El científico marino australiano está especialmente preocupado por el escaso efecto que cualquier llamada a la acción tendría en el caso de la acidificación de los océanos, ya que damos por sentado, "que no será tan malo como lo que los peores agoreros como yo están prediciendo. Esta visión es comprensible dado que, sólo hace unas décadas, yo mismo habría considerado ridículo imaginar que los arrecifes pudieran tener una duración limitada en la Tierra como consecuencia de las acciones humanas".
Entonces, él mismo habría considerado la desaparición de los corales como una conclusión trasnochada. "Sin embargo, aquí estoy hoy, honrado de haber dedicado los años científicos más productivos de mi vida en torno a las ricas maravillas del mundo submarino, y absolutamente convencido de que no permanecerán allí para que los hijos de nuestros hijos puedan disfrutar de ellas, a menos que cambiemos drásticamente nuestras prioridades y la forma en que vivimos".
Los corales son los canarios del océano
Durante la
I Revolución Industrial, los canarios eran usados en las minas de carbón como sistema temprano de alarma, ya que su muerte anunciaba la presencia de gases tóxicos como el monóxido de carbono y el metano.
En su ensayo para
Yale Environment 360, J.E.N. Veron concluye que los arrecifes de coral son más
los canarios de los océanos y su deplorable estado augura el empeoramiento de la salud de los ecosistemas marinos.
El científico marino australiano recuerda que hay un patrón común en los últimos cuatro eventos de extinción masiva: tras ellos, los arrecifes de coral desaparecieron, no sólo por unos milenios, sino durante millones de años, mucho después de que las condiciones climáticas especialmente adversas, responsables de las extinciones, hubieran retornado a niveles benignos.
Peor aún, si bien la acidificación puede acelerarse con mayores niveles de CO2 en la atmósfera durante períodos relativamente cortos,
no existen soluciones geoquímicas capaces de invertir el proceso, una vez iniciado. Sólo es posible retornar a niveles de pH superiores mediante los procesos climáticos de disolución, conocidos como el ciclo del carbono. Un cambio radical del pH con respecto a los niveles no surtiría efecto en siglos o milenios, según los cálculos optimistas.
A medida que la acidificación progrese, diferentes especies de coral, algas coralinas, plancton y moluscos mostrarán una tolerancia distinta, pero todas padecerán algún tipo de osteoporosis coralina. Quizá el resultado más debastador y espectacular a ojos del ser humano será la futura ineficacia del coral, que no podrá erigir arrecifes capaces de resistir la erosión.
Emular a la naturaleza
Los niveles atmosféricos de CO2 el frágil consenso de la Cumbre del Clima de Cancún ha reconocido que se alcanzarán, superan con creces los registrados durante cualquier otro momento desde el nacimiento y desarrollo de la Gran Barrera de Coral, hace 25 millones de años.
Los arrecifes de coral son, como explica J.E.N. Veron, los canarios de los océanos, aunque su carácter y composición se asemeja más al de un dique de contención de la vida en los océanos. Si el coral sufre un daño irreparable y es incapaz de regenerarse de manera consistente, el resto de especies acelerarían su desaparición, engrosando el catálogo de las ya numerosas
víctimas de la sexta extinción masiva, en marcha en la actualidad.
Los científicos reconocen que sólo la vida puede, en este caso, salvar la vida. Las soluciones para reducir o mitigar la acidificación de los océanos consisten en
emular la naturaleza y crear, por ejemplo, un ciclo del carbono que contrarreste el efecto de las altas concentraciones de CO2 en la atmósfera y evitar al máximo la absorción de gases contaminantes por los océanos.
Parte del aporte extraordinario de CO2 a la atmósfera (generado a través de la quema de combustible, la producción de cemento, etcétera) ha permanecido en la atmósfera, mientras que otra porción considerable ha sido absorbida por las plantas terrestres. El resto acaba en los océanos.
La comunidad científica medita posibles soluciones, aunque dados los precedentes de inacción climática global debido a la falta de acuerdo entre países o la ausencia de consenso acerca de posibles soluciones, devuelven la responsabilidad a la propia naturaleza.
Más plantas, mejores suelos, más fitoplancton (y no menos)
Sea como fuere, la solución a la acidificación se presenta más complicada que la ya de por sí titánica tarea de limitar al máximo el ascenso de las temperaturas en la atmósfera debido al efecto invernadero.
A no ser, claro, que la propia Tierra sea
capaz de autorregularse y contrarrestar el "imprevisto". Quienes crearon el problema no muestran, de momento, ni buena disposición ni recursos técnicos suficientes para evitar que el pH de los océanos siga retrocediendo.
El buen camino, de momento el único, consiste en plantar árboles y conservar la vegetación terrestre existente; evitar la erosión de los suelos agrarios; y estimular el crecimiento de fitoplancton.
Una prueba de ello:
según J. Ruttiman, el descenso de los niveles de fitoplancton en mares y océanos puede acrecentar el cambio climático, mediante el descenso del
albedo (nivel de radiación solar) de la Tierra, debido a sus efectos sobre la cobertura de las nubes oceánicas.
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Con respecto a los corales también encontramos:
Un cambio climático llevó a los arrecifes de coral a un colapso total de miles de años de duración, según un artículo publicado en 'Science'. El documento muestra cómo una serie de alteraciones climáticas naturales impidieron el crecimiento de los arrecifes en el Pacífico oriental, durante 2.500 años. El colapso del arrecife, que comenzó hace 4.000 años, se corresponde con un período de cambios dramáticos en la Oscilación del Sur-El Niño (El Niño-Southern Oscillation, ENSO, por sus siglas en inglés).
Según el coautor del estudio, Richard Aronson, profesor de Biología en el Instituto Tecnológico de Florida, "como los seres humanos continúan bombeando gases de efecto invernadero en la atmósfera, el clima está, una vez más, en el umbral de un nuevo régimen, con nefastas consecuencias para los ecosistemas de arrecifes". Europa press 6.7.2012
Este vídeo no es de mi devoción pero sirve para exponer la situación.
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La manipulación empresarial de la catástrofe ambiental y el ecologismo: ejemplo de la ONG Consejo para la Defensa de Recursos Naturales NRDC
El Consejo para la Defensa de Recursos Naturales NRDC es la ONG convertida en lobby ambientalista más importante de los Estados Unidos según ellos, contando con 1,3 millones de suscriptores y simpatizantes en internet. Disponen con una legión de más de 350 abogados, científicos y otros profesionales a sueldo. Con oficinas en Nueva York, Washington, D.C., Chicago, San Francisco, Los Ángeles y Beijing. Funcionan como una ONG Global al estilo Green Peace. Su actividad se basa en la acción legal y la divulgación. Se jactan en su página de un sin fin de victorias sobre las corporaciones expoliadoras y administraciones en formas de ridículas multas y un par de leyes proteccionistas que a nadie le importan. Incidencia ambiental y social "cero".
La verdad es que debido a su tácito ánimo de lucro y sabida cuenta de la facilidad con que se pueden manipular las investigaciones científicas, se hace muy difícil saber qué parte de su discurso es real y cuál atiende a sus propias finalidades, ya que existen numerosas evidencias encontradas. Claro los que proponen tales opuestos son científicos pagados por las corporaciones contaminantes. Y es que otro problema, si no el más importante, es que no existe una independencia económica real que sea garante de la imparcialidad de los estudios de este tipo de instituciones.
Pero ni si quiera necesitamos contemplar la veracidad de sus argumentos para reconocer sus metas. Vasta con reconocer su estrategia: Estrategia Problema- reacción- solución: Acidez- pánico- dinero y represión. Con este discursos catastrofistas ONGs y empresas consiguen beneficiarse del miedo de la población a un peligro real mientras desarticulan su iniciativa personal al ofrecer un inútil servicio de protección, o como ellos prefieren llamarlo de seguridad ambiental, y subvenciones. Si a demás consiguen que el gobierno de turno promulgue una ley se harán famosos, como el caso de la NRDC, Green Peace o Intermon. Con la fama llega más dinero. El Estado estará contento ya que tendrá más motivos para imponer su arbitraria ley y medidas represivas y las corporaciones pagarán ridículas multas con las que pagarán a los funcionarios y políticos de turno. Señalamos aquí a los alcaldes y ayuntamientos como verdaderos peligros en materia ambiental. Cuando lo que se necesita es un cambio estructural de modelo productivo, y más aún, socieconómico estos parches carecen de sentido.
Y la palabra mágica es pánico, miedo, terror, pavor. Este miedo que nos infunden nos paraliza y nos hace tomar medidas inmediatas. Perdemos la perspectiva y nos hacen gastar recursos cuando una planificación más profunda puede resolver más problemas. Es el cortoplacismo capitalista que no nos quitamos de la mente. Leyes, multas, prohibiciones! Estúpidos humanos!
Tan claro como que el fenómeno existe es que hay una causa, que es humana y por lo tanto hay gente que debe responder por las agresiones al ambiente. Es fácil escudarse en las causas sociales y atribuir al sistema la culpa. No es así. Las causas tienen nombres y apellidos. Endesa presidente Borja Prado, Repsol Presidente Antonio Brufau Niubo, Colonial Presidente Juan José Bruguera Clavero, Banco Santander Presidente Ana Botín. Etc. Ellos se benefician en primera instancia del uso del combustible fósil.
Corporaciones constructoras como Colonial, Vinci, FCC, o ACS se frotan las manos con las futuras instalaciones de biorremediación que construirán y proyectos de geoingeniería. Las tácticas de capitalismo verde ya están en marcha.
Por desgracia, y aunque nos guste mortificarnos diciéndonos que somos nosotros los consumidores los que tenemos la culpa no es así. Es inútil engañarse. Somos las víctimas alienadas, reprimidas, despojadas y sin alternativa en este sistema. No inventamos la obsolescencia programada ni las burbujas financieras, ni las bombas atómicas. En cambio se nos aplicó la cárcel cada vez que defendimos los derechos humanos y del ambiente. Cada acción popular emprendida a sido desactivada por la reacción de las oligarquías. Policía y ejércitos. Ellos tienen las armas, el dinero y nuestra mente. Debemos organizarnos.
No se puede solucionar un problema con otro problema. No se puede solucionar el calentamiento global apoyando a aquellos que crearon la situación. Deben ser retirados de la vida pública porque simplemente son un peligro. Más claro: la situación ha sido provocada por estados y corporaciones, y darles más poder pidiéndoles crear nuevas leyes o que sean ellos los que apliquen las medidas correctoras no tiene sentido. Es darle gasolina a un pirómano. Lo han demostrado con la economía, las guerras, las hambrunas. El medio ambiente es parte de su fiesta.
La articulación popular es la que arrastra a los gobiernos a tomar medidas que no desean y que emplean para legitimarse, como las 8 horas laborales, el aborto o el matrimonio homosexual. Son conquistas sociales, no políticas. Unas medidas que se apropian y hacen creer que salieron de los think tanks de sus universidades en forma de iluminación mariana.
La Organización Social de Base puede parar los pies a estos monstruos devoradores y devolvernos el equilibrio con nuestra naturaleza