La tecnología ballística se ha desarrollado lo suficiente como para convertir a las plataformas orbitales en obsoletas. Incluso la India dispone de tecnología antiorbital ASAT. Tanto es así que Rusia y China han renunciado formalmente a su desarrollo. Sin embargo Estados Unidos insiste. ¿Qué se esconde detrás de esta obstinación, ya catalogada como error estratégico?
Salud!
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Traducción tarcoteca - Weaponizing Space Is the New Bad Idea Coming From Washington D.C. - Strategic Culture 1.8.2019 por Federico Pieraccini
Cuando se considera la posibilidad de un conflicto de grandes potencias en el futuro cercano, es difícil evitar ver al espacio como una de las principales áreas de enfoque estratégico para las grandes potencias. Estados Unidos, Rusia y China tienen programas de vanguardia para la militarización del espacio, aunque con una gran diferencia.
Estrategia Americana: Fuerza Espacial
El anuncio de Donald Trump de crear una "Fuerza Espacial" no es una idea nueva. Durante la presidencia de Reagan se propuso una idea similar con el famoso programa "Star Wars", conocido formalmente como la Iniciativa de Defensa Estratégica SDI. Su objetivo era anular el concepto de Destrucción Mutua Asegurada (MAD [derivado del hecho de que después de un ataque nuclear contra una potencia la respuesta de ésta sería un contraataque que destruiría al rival, quedando ambos países destruidos]) mediante la colocación de Misiles Anti-Balísticos (ABM) en baja órbita terrestre para que puedan interceptar fácilmente misiles balísticos durante su entrada en órbita y antes su fase de reentrada. Los costos y la tecnología en ese momento resultaron prohibitivos para el programa, pero los planificadores militares mantuvieron el sueño de anular el concepto de MAD a favor de Washington, especialmente con el comienzo de la era unipolar tras el colapso de la Unión Soviética.
Las decisiones tomadas en los años posteriores, como la retirada de Estados Unidos del Tratado ABM en 2002 durante la presidencia de Bush y del Tratado INF durante la presidencia de Trump, siguen a las de Reagan al tratar de invalidar la MAD, un equilibrio de terror que ha servido para mantener una estabilidad estratégica.
Esta esperanza de acabar con la Mutua Destrucción Asegurada para que lo impensable pueda volverse pensable ha guiado el desarrollo de misiles de Rusia y China, que a través del desarrollo de misiles hipersónicos tienen como objetivo anular los sistemas ABM de los EEUU y, por lo tanto, pensar en un primer ataque nuclear no correspondido de nuevo. Con los recientes éxitos de Rusia en la prueba de tecnologías hipersonantes y el rápido desarrollo de otras 'nuevas armas estratégicas' [misiles de crucero de alcance global y vehículos submarinos no tripulados] anunciadas por Putin hace menos de 12 meses, la estabilidad estratégica parece haberse restablecido a través de la postura de disuasión fortalecida de Rusia.
El uso de armas en el espacio es un aspecto menos conocido y comentado de los locos intentos de Washington de hacer que la destrucción mutuamente asegurada ya no sea mutua y, por lo tanto, planteable. Durante el pico del momento hegemónico unipolar, la idea del Pentágono y los lobbistas del complejo militar-industrial era desarrollar el llamado Sistema de Ataque Global Rápido, que preveía poder lanzar un ataque aéreo con armas convencionales en cualquier parte del mundo en el espacio de una hora. El sueño (o ilusión) de los Estados Unidos era tener la capacidad única de determinar el curso de los eventos en todo el mundo en una hora. Esas naves experimentales así como el Vehículo de prueba orbital parecen confirmar que se han realizado serios esfuerzos para lograr este objetivo.
Estrategia Sino-rusa: Tratado PAROS
Ni China ni Rusia se han quedado sentados de brazos cruzados esperando a ser golpeados indefensos. El desarrollo ruso de su sistema S-500 ha sido bastante oportuno. El sistema S-500 a menudo se considera una actualización del más conocido S-400, pero en realidad son sistemas diferentes con fines y objetivos diferentes. La tarea principal del S-500 ['Prometheus'] es atacar objetivos a larga distancia en órbita baja terrestre. Por lo tanto, estamos hablando de la capacidad de eliminar los satélites militares o cualquier futuro ABM como los concebidos originalmente con el programa "Star Wars" de Reagan.
A diferencia de Washington, Moscú y Beijing no parecen estar desarrollando armas con bases en el espacio; ciertamente no van a aumentar sus presupuestos militares para crear una fuerza espacial. Por el contrario, ambos países han estado trabajando durante más de una década en un tratado propuesto de Prevención de una Carrera Armamentista en el Espacio Ultraterrestre (PAROS) que busca prohibir el armamento del espacio.
Los objetivos se resumen de la siguiente manera:
<<Bajo el borrador del tratado presentado a la [Conferencia de Desarme] por Rusia en 2008, los Estados Parte tendrían que abstenerse de llevar tales armas y amenazar con usar objetos en el espacio exterior. Los Estados Partes también acordarán practicar las medidas acordadas de Fomento de Confianza.
Un tratado de PAROS complementaría y reafirmaría la importancia del Tratado del Espacio Exterior de 1967, cuyo objetivo es preservar el espacio para usos pacíficos al prohibir el uso de armas espaciales y tecnología relacionada con la "defensa antimisiles". El tratado evitaría que cualquier nación obtuviese una ventaja militar en el espacio exterior.>>
Las intenciones del proyecto de tratado claramente se oponen a los planes de Washington. Por lo tanto, no es sorprendente que Washington no tenga ninguna intención de adherirse al PAROS, y probablemente sea solo cuestión de tiempo que Washington se retire también del Tratado del Espacio Exterior de 1967.
Ideología detrás de la estrategía
Trump está mirando las cosas desde un punto de vista práctico. Quiere dar un gran impulso al complejo militar-industrial, que ya está salivando ante la perspectiva de ser regado con decenas o incluso cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes en búsqueda de armar el espacio.
Pero los estrategas de Washington y los grupos de expertos ven la militarización del espacio desde una perspectiva diferente. Lo miran desde el punto de vista de que Washington sigue siendo una superpotencia que debe buscar prolongar su poder unipolar mediante el uso de la fuerza, incluso desde el espacio. Si bien es una tontería delirante, sin embargo, ha sido la perspectiva predominante en Washington durante al menos los últimos 25 años.
La razón por la cual China y Rusia han propuesto y continúan discutiendo el PAROS radica en sus filosofías políticas y militares, que contrastan con las de los Estados Unidos. Como potencia imperial que sigue empeñada en la dominación global, Estados Unidos siempre está buscando formas de subyugar y dominar a sus subordinados. Mientras que Rusia y China actúan para contrarrestar y rebalancear la agresión estadounidense, lo que en el proceso aumenta la estabilidad global.
La propuesta para la no militarización del espacio es el último ejemplo de lo que une y guía la estrategia euroasiática de China y Rusia sin tener ninguna ilusión sobre las intenciones de Washington. El desarrollo del sistema SR-72 [transbordador espacial dron] parece confirmar que Washington también querrán cerrar la brecha con sus competidores euroasiáticos en el campo de la tecnología hipersónica, además de desear armar el espacio.
De manera realista, las potencias globales en un contexto multipolar buscarán defender su soberanía territorial y económica con todos los medios a su alcance. Del mismo modo, aquellos que buscan la hegemonía global intentarán explotar cualquier dominio existente para obtener una ventaja sobre sus rivales.
China y Rusia buscan convertir en armas la distancia y la velocidad para que cualquier posible ataque de EEUU contra ellos sea impracticable, tanto en términos de la logística requerida como del cálculo de costo-beneficio de la MAD. EEUU, por otro lado, está tratando de convertir en armas todos los dominios de conflicto imaginables por todos los medios posibles, con la esperanza de poder encontrar una grieta en la armadura de sus oponentes.
Conclusiones
Beijing y Moscú parecen haber estudiado ampliamente cómo responder. Los diversos sistemas defensivos producidos en los últimos años, desde misiles hipersónicos antibuque hasta sistemas de defensa de múltiples capas como el S-400, S-500 y A-135/ A-235, parecen haber cumplido su propósito.
Pekín teme la fuerza naval de EEUU, y mientras busca alcanzar la paridad y superar a los EEUU en un futuro, tiene como objetivo principal evitar el uso de portaaviones como plataformas de lanzamiento mediante el empleo de armas defensivas de negación de área. En este sentido, la velocidad (Mach 10) y la ampliación del alcance de los misiles antibuque chinos (DF-21) son fundamentales para el éxito de esta estrategia.
Del mismo modo, Moscú tiene la intención de sellar los cielos de Eurasia, y el S-500 parece ser el hallazgo final, capaz de proteger hasta 800 kilómetros sobre el nivel del mar.
La militarización del espacio es el último tema que Estados Unidos está explotando por diversos fines políticos. Sea como fuere, esto crea un ambiente de confrontación que obliga a los competidores pares de Estados Unidos a desarrollar armas capaces de contrarrestar la beligerancia de esta. En lugar de sentarse y definir los parámetros de interacción entre las grandes potencias para reducir la probabilidad de guerra, estamos presenciando una política intencional de Estados Unidos de perseguir una carrera armamentista en todos los dominios posibles de la guerra.
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ResponderEliminarNo voy a publicar este copypaste tan cutre, no insistas troll!
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