Ecosocialismo y Descentralización Wayne Price, anarkismo.net
El redesarrollo del Anarquismo al Movimiento de Justicia Climática / Ecológica.
Los teóricos del movimiento por la justicia climática han estado planteando la idea de la descentralización como parte de sus programas para una sociedad ecológicamente justa. Este programa ecológico significa más democracia local, la gestión de la industria por parte de los trabajadores, las cooperativas de consumo, y las federaciones de instituciones radicalmente democráticas. Ideas éstas que reviven las ideas descentralizadoras del anarquismo.
Desde los conservadores y liberales a los marxistas, la fe en las grandes máquinas, las grandes industrias, las grandes corporaciones, las grandes ciudades, los países grandes, los grandes edificios y las grandes maquinarias gubernamentales está presente: Una creencia en la necesidad de instituciones centralizadas, burocráticas, de arriba abajo, socialmente alienadas. Esto no quiere decir que a la mayoría de la gente le gusten las grandes ciudades, las grandes empresas, o gobiernos omnipresentes; pero no ven otra alternativa.
En cambio, los anarquistas han abogado por el localismo, la democracia directa, los comunes agrícolas e industriales auto-gobernados, las cooperativas de consumo, la tecnología adecuada y las federaciones y redes de instituciones radicalmente democráticas. Muchas personas rechazan el anarquismo porque creen que la descentralización no es muy realista.
Sin embargo, en nuestros días hay una nueva expansión de estas ideas: escritores y teóricos de la ecología y del movimiento por la justicia ecológica y ambiental han planteando conceptos descentralizadores como parte de sus programas. Dentro de estos teóricos y escritores encontramos liberales moderados, ecologistas radicales y, incluso, marxistas. La mayoría de ellos no tienen idea de que están extendiendo el anarquismo. Examinaré, a continuación, este fenómeno.
Descentralización anarquista
De una sociedad cooperativista y socialista (o comunista) el anarquista Piotr Kropotkin escribió en 1905: El verdadero progreso radica en la descentralización, tanto territorial como funcional, en el desarrollo del espíritu de iniciativa local y personal y de libre federación desde lo simple a lo más complejo, en lugar de la actual jerarquización del centro a la periferia (Kropotkin 2002; 286).
Paul Goodman lo expresó de esta manera: La descentralización no es la falta de orden o de planificación, sino una especie de coordinación que se basa en motivos distintos de la dirección de arriba abajo … No es “anarquía”. [Significando : no es el “caos” – WP] … La mayoría de los anarquistas, como los anarcosindicalistas o las comunidades anarquistas, no han sido “anarquistas” pero sí descentralista (Goodman 1965; 6).
El capitalismo es, por naturaleza, centralizado. Una pequeña minoría de la población domina toda la sociedad y todas sus instituciones. El sistema de producción es un explotación; la minoría de propietarios y sus gerentes, toman todas las decisiones, mientras que los trabajadores siguen órdenes. Los trabajadores producen la riqueza de la sociedad, pero reciben sólo una fracción de la misma a través del salario, debido a que los capitalistas poseen los medios de producción (capital).
Bajo la presión de la competencia, las empresas capitalistas se hacen cada vez más grandes. Están bajo el imperativo de crecer o morir. La economía se vuelve dominada por semi-monopolios, que ahora abarcan todo el mercado mundial. Las grandes corporaciones se justifican afirmando ser más eficientes en la producción y distribución de mercancías. A veces esto es cierto, pero a menudo no lo es. El capitalismo es la motivación para producir mayor ganancia (plusvalía), pero no más bienes útiles (valor de uso). A menudo, las empresas crecen por razones financieras que no tienen nada que ver con la eficiencia productiva. Pueden crecer para controlar mejor la fuerza de trabajo o para mejorar el acceso a los mercados. Tanto para servirles como para controlarlos (según los intereses generales de la clase capitalista), las corporaciones requieren estados burocrático-militares fuertes.
Los revolucionarios anarquistas-socialistas buscan abolir toda dominación de la minoría capitalista, toda explotación, y todas las formas de opresión. Quieren una sociedad democrática participativa sin clases ni opresión. Quieren que todos participen en la gestión de su propia sociedad, política, económica y culturalmente, en todos los niveles y en todos los sentidos. Para ello es necesario que las instituciones sean lo suficientemente pequeñas para que las personas que las trabajan logren comprenderlas y controlarlas. Se requiere que grupos pequeños se encuentren cara a cara para discutir y decidir cómo van a hacer frente a la mayoría de los problemas locales. Requiere democracia directa en el taller y en la comunidad. Allí la gente común decidirá sobre todas las preocupaciones y, donde sea necesario, gente seleccionada realizará tareas especializadas o irá a reuniones con personas elegidas por otras asambleas (funcionarios electos que estarán sujetos a revocación inmediata, la rotación en el cargo, y el mismo nivel de vida como todos los demás). La democracia radical requiere la reorganización de nuestras ciudades, nuestras industrias y nuestra tecnología, para crear un mundo sin mandones ni obedientes.
Los anarquistas reconocen la necesidad de un cierto grado de centralización y grandes instituciones. Ellos creen que las industrias y comunidades autogestionadas deben ser incorporadas dentro de federaciones de asociaciones regionales, nacionales e internacionales. Estas federaciones de abajo arriba pueden coordinar los intercambios de bienes y pueden tomar decisiones sobre las preocupaciones mundiales. Pero no importa cuán grandes se hacen porque están arraigadas en el autogobierno de la vida cotidiana de las personas. (Esto es diferente a la situación actual donde la gente vota cada pocos años para que alguien vaya muy lejos para “hacer política” para ellos y luego los votantes vuelven a sus vidas diarias para recibir órdenes de sus jefes).
Cuando todo el mundo participa en el gobierno, entonces no hay “gobierno” (ninguna organización estatal burocrático-militar separada de y por encima del resto de la sociedad). No es sólo la auto-organización de las personas de la antes llamada, clase trabajadora y los pueblos oprimidos.
La regla anarquista es: Tanta descentralización como sea posible en la práctica; y sólo la centralización que sea estrictamente necesaria. Estamos en un período de excesiva centralización … En muchas funciones es económicamente ineficiente, tecnológicamente innecesaria y humanamente perjudicial. Por lo tanto podríamos adoptar una máxima política: la descentralización donde, como y cuando sea conveniente. Pero, dónde, cómo y cuándo son cuestiones empíricas (Goodman 1965; 27).
Los anarquistas afirman que la tecnología productiva se podría utilizar de forma descentralizada para crear una sociedad con bienes suficientes para todos y un montón de tiempo libre para todos. Hay una gran cantidad de evidencia de que la tecnología puede ser modificada y re-creada para ser consistente con una creativa, autogestionada y descentralizada economía socialista -que no niegan que todavía necesitaría algunas grandes máquinas y fábricas, así como redes de dispositivos más pequeños – tales como Internet. (Para descentralizar la tecnología, véase Carson 2010; McRobie 1981; Sclove1995)
Otros descentralismos
También ha habido descentralismo no-anarquistas y no-socialistas, como los distributivistas católicos, los seguidores de Ralph Borsodi, cooperadores, los teóricos de la Nueva Era, tecnólogos del “pequeño-es-hermoso”, y otros (véase Loomis 1982.) algunos fueron inspirados por la tradición de Thomas Jefferson, quien, impresionado por las reuniones de la ciudad de Nueva Inglaterra, quería promover una federación de distritos comunitarios.
Cuando todo hombre es partícipe en la dirección de su distrito-república … y siente que es un participante en el gobierno de las cosas, no sólo en una elección un día al año, sino todos los días; cuando no haya un hombre al Estado que no sea miembro de alguno de sus consejos, grandes o pequeños, él se dejará arrancar el corazón de su cuerpo antes de que su poder le sea arrebatado por un César o un Bonaparte (Jefferson 1957; 54).
Por desgracia, el concepto de democracia descentralizada ha sido abandonado por los liberales (NT) de hoy en día (John Dewey fue una excepción). En cambio, el lenguaje de los “derechos de los estados”, “federalismo” y “pequeño gobierno” ha sido monopolizado por la derecha. Lo utilizan para justificar la opresión de la gente de color, la oposición a la regulación de las grandes empresas, y los recortes en políticas a favor de la clase obrera y el medio ambiente. Mientras tanto, estos supuestos defensores del “gobierno pequeño” abogan por la expansión de los militares, para dar más poder a la policía y por las leyes que limitan los derechos reproductivos de las mujeres. Es difícil para los liberales modernos el contrarrestar estas afirmaciones falsas debido al estatismo liberal y el centralismo.
En este periodo, se ha producido una explosión de la promoción de las empresas administradas por los trabajadores (cooperativas de productores). Esta ha sido promovida por una serie de teóricos, desde liberales a marxistas revolucionarios. (Para las discusiones sobre las empresas administradas por los trabajadores, consulte Price 2014).
Había elementos descentralista en el marxismo (el marxismo de Marx y Engels). La mayoría de estos reflejan la influencia de los pre-marxistas socialistas “utópicos”. Estos elementos incluyen comentarios positivos sobre las cooperativas de trabajadores; debates sobre la democracia radical de la Comuna de París; la predicción del fin, bajo el comunismo, de la división entre ciudad y campo -industria y agricultura- debido a la amplia expansión de las ciudades; y la predicción del fin de la división entre el trabajo intelectual y manual (entre quien manda y quien obedece). (Véase Engels 1954; Marx y Engels 1971.) Sin embargo, estos elementos de la descentralización fueron enterrados por otros aspectos del programa de Marx, como la defensa de un nuevo estado que nacionalice y centralice toda la industria. Utópico, descentralista, son aspectos que abandonaron el marxismo posterior a Marx.
Descentralismo en la Política Ecológica actual
Bill McKibben ha sido durante mucho tiempo un líder del movimiento por la justicia climática. Políticamente es liberal de izquierda y favorable a que Sanders llegue a la presidencia. Uno de sus libros (2007) está subtitulado como “La riqueza de las comunidades y el futuro duradero”. Revisa a los peligros de la emisión de nitrógeno, la contaminación por mercurio, la destrucción de los bosques, la extinción de especies, la escasez de agua … [y] en general: el cambio climático (19). su principal solución a estos (y otros) males es la descentralización: economías más locales, líneas de suministro
más cortas, y el crecimiento reducido ( 180). … el Desarrollo … debe mirar a lo local mucho más que a lo global. hay que concentrarse en crear y mantener comunidades fuertes (197). … el aumento del sentido de comunidad y la habilidad mayor en la toma de decisiones democrática que una economía más local implica no sólo aumenta nuestros niveles de satisfacción con la vida, sino que también aumentan nuestras posibilidades de supervivencia … (231).
Una perspectiva ecológica más extrema es defendida por James H. Künstler (2006), aunque el autor se describe a sí mismo como “un demócrata registrado” (324). En “The Long Emergency” avanza evidencia que nuestra sociedad se quedará sin combustibles fósiles, aunque no a tiempo para evitar el cambio climático. (Él considera el exceso de petróleo actual como temporal). … Todavía habrá un montón de petróleo bajo tierra … pero será … a mayor profundidad, más difícil y más costoso de extraer, en las partes más remotas del mundo … [y ] disputado por todos (65). Esto terminará con el industrialismo globalizado tal como lo conocemos.
Para hacer frente a este cambio … La vida … será cada vez más intensa y local y de menor escala … Todas las empresas humanas se contraerán con el suministro de energía (238-9). Tendremos que restablecer estas redes locales de relaciones económicas y empleos que existían en toda América hasta que las últimas décadas del siglo, es decir, las redes de distribución locales y regionales … (259).
Uno de los textos más influyentes sobre el calentamiento global es el “Esto lo cambia todo” de Naomi Klein. Ella declara: No hay un papel claro y esencial para los planes y políticas nacionales … pero … la aplicación real de una gran parte de estos planes [debería] ser lo más descentralizada posible. las comunidades deben dotarse de nuevas herramientas y poderes … las cooperativas administradas por trabajadores tienen la capacidad de jugar un papel muy importante en la transformación industrial … Los barrios [deben] ser planeados democráticamente por sus residentes … la agricultura … también puede convertirse en un sector amplio de la autosuficiencia descentralizada y la reducción de la pobreza (Klein , 2014; 133-134).
Para hacer referencia a otra autoridad: el Francisco I en su “Encíclica sobre el Cambio Climático y la Desigualdad” de 2015 (120). Este es el principio según el cual las funciones sociales deben ser lo más descentralizadas y locales tanto como sea posible. Las autoridades civiles tienen el derecho y el deber de adoptar medidas claras y firmes en apoyo de los pequeños productores y la producción diferenciada (79 -80). En algunos lugares, las cooperativas están desarrollando para aprovechar las fuentes renovables de energía que garanticen la autosuficiencia local … (109). las nuevas formas de cooperación y organización de la comunidad pueden ser estimuladas con el fin de defender los intereses de los pequeños productores y preservar los ecosistemas locales de la destrucción (111).
Escritores de la revista marxista Monthly Review han argumentado que sólo una revolución socialista internacional hará posible evitar una catástrofe climática. Esta afirmación puede ser compartida por los anarquistas, aunque la tendencia de la Monthly Review ha identificado históricamente con el estalinismo centralizado. Durante sus años de historia, sus editores y escritores han apoyado la Unión Soviética de Stalin, la China maoísta, y (la aún) castrista Cuba.
Independientemente de ello, uno de sus principales escritores es Fred Magdoff (profesor de Ciencias de las Plantas y el Suelo). Escribió un ensayo visionario presentando “Una ecológicamente sana y socialmente justa Economía”. Cada comunidad y región deben alcanzar, dentro de lo razonable, el grado de autosuficiencia más alto posible en cuanto a las necesidades básicas como el agua , la energía, los alimentos y la vivienda. Esto no es una llamada a la autosuficiencia absoluta, sino más bien un intento de … reducir la necesidad de transporte de larga distancia … la energía … [serán] utilizada cerca de donde se produjo … Una agricultura productiva, sana y ecológica … necesitará más gente trabajando en granjas más pequeñas … para producir altos rendimientos por hectárea … La gente se animará a vivir cerca de donde trabajan … (Magdoff, 2014; 30-31). También, y los puestos de trabajo (incluyendo granjas) serán controlados y administrados por los trabajadores y comunidades en los que se encuentran (29).
¿Por qué el descentralismo?
Podría citar muchos más activistas y académicos de mentalidad ecologista. Estos teóricos no son anarquistas y (a excepción de Magdoff) tampoco son socialistas o revolucionarios. Provienen de las tradiciones liberal y/o marxista, que históricamente ha sido centralista y estatista. En el pasado, una respuesta frecuente a los problemas ambientales y ecológicos era defender la planificación económica y la intervención del Estado. (Tampoco negarán los anarquistas la necesidad de un cierto grado de coordinación económica federalizada -pero no por estos estados nacionales burocráticos-capitalistas-militares!) Sin embargo, aquí están discutiendo una mayor descentralización, el localismo, la democracia directa y la gestión los trabajadores de la industria! Sin saberlo, aparentemente, están recreando el anarquismo (o aspectos del anarquismo) por razones ecológicas. (Para más información sobre la ecología y el anarquismo véase Bookchin, 1980; compra de 1994.)
Estas son razones ambientales y ecológicas en favor del descentralismo. Si vamos a recortar el consumo de energía (ya finalizar el uso de combustibles fósiles), debemos disminuir las emisiones y los viajes. Esto en sí mismo habla de la necesidad de la industria local, del consumo cerca del lugar de producción, y los puestos de trabajo cerca de la vivienda -no necesariamente en la comunidad inmediata, pero al menos en la misma comarca-. Las energías renovables tienden a venir en paquetes pequeños, al utilizar energía eólica, solar, geotérmica y agua. Por tanto, la producción y el consumo locales tienen sentido, a diferencia de las fábricas gigantes y las mega-ciudades. Lo mismo ocurre cuando se utilizan los recursos naturales con menores efectos secundarios de destrucción o contaminación, por lo que estos efectos se pueden limpiar fácilmente. La planificación económica democrática es también más fácil de realizar a nivel local o regional, si queremos una amplia participación. Asimismo, Internet y otros medios de comunicación hacen de la coordinación desde abajo entre vastas regiones más más fáciles que nunca antes.
Sin embargo, hay otra razón para la difusión de las ideas descentralizadoras (es decir, esencialmente el anarquismo). La alternativa radical en nuestra sociedad capitalista solía ser el marxismo. Pero el marxismo se ha desacreditado a los ojos de muchas personas, con el colapso de la Unión Soviética y la transformación de la China maoísta. Todos los escritores citados, excepto Magdoff, rechazan “el socialismo.” Ellos lo identifican con economías planificadas y centralizadas de arriba abajo propiedad del gobierno. (Históricamente, los correligionarios de Magdoff también han identificado el “socialismo” de esta manera, a pesar de que estaban absolutamente a favor de él). Sin embargo, hoy en día, la idea de que podría resolver los problemas fundamentales para el aumento de la acción del Estado, la centralización de la industria y la política totalitarios, hace no apelar. Pero el capitalismo acelera el paso hacia su propia destrucción, y la destrucción de la humanidad y la vida en el mundo. Así, la gente está buscando un enfoque diferente.
Eco-Socialismo: el descentralismo no es suficiente
Pero la descentralización no es suficiente. Todos los teóricos citados anteriormente, a excepción del marxista Magdoff, siguen siendo esencialmente favorables al capitalismo. Quieren empresas administradas por los trabajadores y cooperativas de consumidores para competir en un mercado con los demás y con las corporaciones capitalistas. Estas corporaciones seguirían existiendo, aunque con más derechos para los trabajadores y los consumidores, de menor tamaño y mayor regulación por parte del gobierno, pero aún en funcionamiento en el mercado competitivo.
En contraste, los anarquistas socialistas se oponen a las empresas y corporaciones con fines de lucro y el mercado. Abogan por que la red de cooperativas autogestionadas se federan entre sí, para crear una economía planificada democráticamente desde abajo.
El mercado no es una economía gestionada democráticamente por el pueblo. Se ejecuta de acuerdo a sus propias leyes espontáneas, que impone a las empresas la competencia. Para dejarlo claro: impulsa la economía hacia la acumulación, el aumento del crecimiento, la obtención de más beneficios, y la expansión cuantitativa continua. Su ley es crecer o morir.
Esto tiene al menos tres efectos importantes. Por un lado, una economía basada en el crecimiento continuo debe estar en conflicto con las ecologías naturales que requieren equilibrio armónico y la estabilidad dinámica. El capitalismo trata a la naturaleza como una mina sin fin, con los recursos naturales como regalos aparentemente gratuitos. Esto es cierto tanto si las empresas competitivas son grandes como pequeñas.
Un segundo efecto es la tendencia inevitable de las empresas más pequeñas a crecer y convertirse en grandes. El objetivo de acumular más que sus competidores empuja a las empresas a crecer tan grande como se pueda. Así que aunque el capitalismo (o cualquier otra economía competitiva imaginable) fuese mágicamente devuelto a su estado original de pequeñas empresas, de nuevo crecerían y convertirían gigantescos semi-monopolios.
En tercer lugar, a través de su objetivo de acumular, el capitalismo produce una fuerza de trabajo que debe ser explotada. Si la clase obrera retoma todo lo que produce, entonces no habrá acumulación capitalista. La acumulación impulsada por el mercado contradice cualquier posibilidad de democracia industrial de los trabajadores.
A pesar de todo, el sistema actual del capitalismo semi-monopolista mundial ha creado una clase obrera internacional más grande que nunca antes en la historia. (La relativa “desindustrialización” de EEUU de la mano con la “externalización”, que crea más trabajadores industriales en otros lugares). Desgraciadamente, ninguno de los autores citados con anterioridad se refieren a la importancia y el poder potencial de la clase obrera internacional. Con sus manos en los medios de producción, distribución y comunicación, la clase obrera sería una fuerza que podría evitar el desastre ecológico a que nos aboca el capitalismo. (Incluso Magdoff y sus correligionarios en Monthly Review no tienen claro cuál sería el papel debe desarrollar para la clase obrera).
Los teóricos del movimiento por la justicia climática han estado planteando la idea de la descentralización como parte de sus programas para una sociedad ecológicamente justa. Este programa ecológico significa más democracia local, la gestión de la industria por parte de los trabajadores, las cooperativas de consumo, y las federaciones de instituciones radicalmente democráticas. Ideas éstas que reviven las ideas descentralizadoras del anarquismo.
Desde los conservadores y liberales a los marxistas, la fe en las grandes máquinas, las grandes industrias, las grandes corporaciones, las grandes ciudades, los países grandes, los grandes edificios y las grandes maquinarias gubernamentales está presente: Una creencia en la necesidad de instituciones centralizadas, burocráticas, de arriba abajo, socialmente alienadas. Esto no quiere decir que a la mayoría de la gente le gusten las grandes ciudades, las grandes empresas, o gobiernos omnipresentes; pero no ven otra alternativa.
En cambio, los anarquistas han abogado por el localismo, la democracia directa, los comunes agrícolas e industriales auto-gobernados, las cooperativas de consumo, la tecnología adecuada y las federaciones y redes de instituciones radicalmente democráticas. Muchas personas rechazan el anarquismo porque creen que la descentralización no es muy realista.
Sin embargo, en nuestros días hay una nueva expansión de estas ideas: escritores y teóricos de la ecología y del movimiento por la justicia ecológica y ambiental han planteando conceptos descentralizadores como parte de sus programas. Dentro de estos teóricos y escritores encontramos liberales moderados, ecologistas radicales y, incluso, marxistas. La mayoría de ellos no tienen idea de que están extendiendo el anarquismo. Examinaré, a continuación, este fenómeno.
Descentralización anarquista
De una sociedad cooperativista y socialista (o comunista) el anarquista Piotr Kropotkin escribió en 1905: El verdadero progreso radica en la descentralización, tanto territorial como funcional, en el desarrollo del espíritu de iniciativa local y personal y de libre federación desde lo simple a lo más complejo, en lugar de la actual jerarquización del centro a la periferia (Kropotkin 2002; 286).
Paul Goodman lo expresó de esta manera: La descentralización no es la falta de orden o de planificación, sino una especie de coordinación que se basa en motivos distintos de la dirección de arriba abajo … No es “anarquía”. [Significando : no es el “caos” – WP] … La mayoría de los anarquistas, como los anarcosindicalistas o las comunidades anarquistas, no han sido “anarquistas” pero sí descentralista (Goodman 1965; 6).
El capitalismo es, por naturaleza, centralizado. Una pequeña minoría de la población domina toda la sociedad y todas sus instituciones. El sistema de producción es un explotación; la minoría de propietarios y sus gerentes, toman todas las decisiones, mientras que los trabajadores siguen órdenes. Los trabajadores producen la riqueza de la sociedad, pero reciben sólo una fracción de la misma a través del salario, debido a que los capitalistas poseen los medios de producción (capital).
Bajo la presión de la competencia, las empresas capitalistas se hacen cada vez más grandes. Están bajo el imperativo de crecer o morir. La economía se vuelve dominada por semi-monopolios, que ahora abarcan todo el mercado mundial. Las grandes corporaciones se justifican afirmando ser más eficientes en la producción y distribución de mercancías. A veces esto es cierto, pero a menudo no lo es. El capitalismo es la motivación para producir mayor ganancia (plusvalía), pero no más bienes útiles (valor de uso). A menudo, las empresas crecen por razones financieras que no tienen nada que ver con la eficiencia productiva. Pueden crecer para controlar mejor la fuerza de trabajo o para mejorar el acceso a los mercados. Tanto para servirles como para controlarlos (según los intereses generales de la clase capitalista), las corporaciones requieren estados burocrático-militares fuertes.
Los revolucionarios anarquistas-socialistas buscan abolir toda dominación de la minoría capitalista, toda explotación, y todas las formas de opresión. Quieren una sociedad democrática participativa sin clases ni opresión. Quieren que todos participen en la gestión de su propia sociedad, política, económica y culturalmente, en todos los niveles y en todos los sentidos. Para ello es necesario que las instituciones sean lo suficientemente pequeñas para que las personas que las trabajan logren comprenderlas y controlarlas. Se requiere que grupos pequeños se encuentren cara a cara para discutir y decidir cómo van a hacer frente a la mayoría de los problemas locales. Requiere democracia directa en el taller y en la comunidad. Allí la gente común decidirá sobre todas las preocupaciones y, donde sea necesario, gente seleccionada realizará tareas especializadas o irá a reuniones con personas elegidas por otras asambleas (funcionarios electos que estarán sujetos a revocación inmediata, la rotación en el cargo, y el mismo nivel de vida como todos los demás). La democracia radical requiere la reorganización de nuestras ciudades, nuestras industrias y nuestra tecnología, para crear un mundo sin mandones ni obedientes.
Los anarquistas reconocen la necesidad de un cierto grado de centralización y grandes instituciones. Ellos creen que las industrias y comunidades autogestionadas deben ser incorporadas dentro de federaciones de asociaciones regionales, nacionales e internacionales. Estas federaciones de abajo arriba pueden coordinar los intercambios de bienes y pueden tomar decisiones sobre las preocupaciones mundiales. Pero no importa cuán grandes se hacen porque están arraigadas en el autogobierno de la vida cotidiana de las personas. (Esto es diferente a la situación actual donde la gente vota cada pocos años para que alguien vaya muy lejos para “hacer política” para ellos y luego los votantes vuelven a sus vidas diarias para recibir órdenes de sus jefes).
Cuando todo el mundo participa en el gobierno, entonces no hay “gobierno” (ninguna organización estatal burocrático-militar separada de y por encima del resto de la sociedad). No es sólo la auto-organización de las personas de la antes llamada, clase trabajadora y los pueblos oprimidos.
La regla anarquista es: Tanta descentralización como sea posible en la práctica; y sólo la centralización que sea estrictamente necesaria. Estamos en un período de excesiva centralización … En muchas funciones es económicamente ineficiente, tecnológicamente innecesaria y humanamente perjudicial. Por lo tanto podríamos adoptar una máxima política: la descentralización donde, como y cuando sea conveniente. Pero, dónde, cómo y cuándo son cuestiones empíricas (Goodman 1965; 27).
Los anarquistas afirman que la tecnología productiva se podría utilizar de forma descentralizada para crear una sociedad con bienes suficientes para todos y un montón de tiempo libre para todos. Hay una gran cantidad de evidencia de que la tecnología puede ser modificada y re-creada para ser consistente con una creativa, autogestionada y descentralizada economía socialista -que no niegan que todavía necesitaría algunas grandes máquinas y fábricas, así como redes de dispositivos más pequeños – tales como Internet. (Para descentralizar la tecnología, véase Carson 2010; McRobie 1981; Sclove1995)
Otros descentralismos
También ha habido descentralismo no-anarquistas y no-socialistas, como los distributivistas católicos, los seguidores de Ralph Borsodi, cooperadores, los teóricos de la Nueva Era, tecnólogos del “pequeño-es-hermoso”, y otros (véase Loomis 1982.) algunos fueron inspirados por la tradición de Thomas Jefferson, quien, impresionado por las reuniones de la ciudad de Nueva Inglaterra, quería promover una federación de distritos comunitarios.
Cuando todo hombre es partícipe en la dirección de su distrito-república … y siente que es un participante en el gobierno de las cosas, no sólo en una elección un día al año, sino todos los días; cuando no haya un hombre al Estado que no sea miembro de alguno de sus consejos, grandes o pequeños, él se dejará arrancar el corazón de su cuerpo antes de que su poder le sea arrebatado por un César o un Bonaparte (Jefferson 1957; 54).
Por desgracia, el concepto de democracia descentralizada ha sido abandonado por los liberales (NT) de hoy en día (John Dewey fue una excepción). En cambio, el lenguaje de los “derechos de los estados”, “federalismo” y “pequeño gobierno” ha sido monopolizado por la derecha. Lo utilizan para justificar la opresión de la gente de color, la oposición a la regulación de las grandes empresas, y los recortes en políticas a favor de la clase obrera y el medio ambiente. Mientras tanto, estos supuestos defensores del “gobierno pequeño” abogan por la expansión de los militares, para dar más poder a la policía y por las leyes que limitan los derechos reproductivos de las mujeres. Es difícil para los liberales modernos el contrarrestar estas afirmaciones falsas debido al estatismo liberal y el centralismo.
En este periodo, se ha producido una explosión de la promoción de las empresas administradas por los trabajadores (cooperativas de productores). Esta ha sido promovida por una serie de teóricos, desde liberales a marxistas revolucionarios. (Para las discusiones sobre las empresas administradas por los trabajadores, consulte Price 2014).
Había elementos descentralista en el marxismo (el marxismo de Marx y Engels). La mayoría de estos reflejan la influencia de los pre-marxistas socialistas “utópicos”. Estos elementos incluyen comentarios positivos sobre las cooperativas de trabajadores; debates sobre la democracia radical de la Comuna de París; la predicción del fin, bajo el comunismo, de la división entre ciudad y campo -industria y agricultura- debido a la amplia expansión de las ciudades; y la predicción del fin de la división entre el trabajo intelectual y manual (entre quien manda y quien obedece). (Véase Engels 1954; Marx y Engels 1971.) Sin embargo, estos elementos de la descentralización fueron enterrados por otros aspectos del programa de Marx, como la defensa de un nuevo estado que nacionalice y centralice toda la industria. Utópico, descentralista, son aspectos que abandonaron el marxismo posterior a Marx.
Descentralismo en la Política Ecológica actual
Bill McKibben ha sido durante mucho tiempo un líder del movimiento por la justicia climática. Políticamente es liberal de izquierda y favorable a que Sanders llegue a la presidencia. Uno de sus libros (2007) está subtitulado como “La riqueza de las comunidades y el futuro duradero”. Revisa a los peligros de la emisión de nitrógeno, la contaminación por mercurio, la destrucción de los bosques, la extinción de especies, la escasez de agua … [y] en general: el cambio climático (19). su principal solución a estos (y otros) males es la descentralización: economías más locales, líneas de suministro
más cortas, y el crecimiento reducido ( 180). … el Desarrollo … debe mirar a lo local mucho más que a lo global. hay que concentrarse en crear y mantener comunidades fuertes (197). … el aumento del sentido de comunidad y la habilidad mayor en la toma de decisiones democrática que una economía más local implica no sólo aumenta nuestros niveles de satisfacción con la vida, sino que también aumentan nuestras posibilidades de supervivencia … (231).
Una perspectiva ecológica más extrema es defendida por James H. Künstler (2006), aunque el autor se describe a sí mismo como “un demócrata registrado” (324). En “The Long Emergency” avanza evidencia que nuestra sociedad se quedará sin combustibles fósiles, aunque no a tiempo para evitar el cambio climático. (Él considera el exceso de petróleo actual como temporal). … Todavía habrá un montón de petróleo bajo tierra … pero será … a mayor profundidad, más difícil y más costoso de extraer, en las partes más remotas del mundo … [y ] disputado por todos (65). Esto terminará con el industrialismo globalizado tal como lo conocemos.
Para hacer frente a este cambio … La vida … será cada vez más intensa y local y de menor escala … Todas las empresas humanas se contraerán con el suministro de energía (238-9). Tendremos que restablecer estas redes locales de relaciones económicas y empleos que existían en toda América hasta que las últimas décadas del siglo, es decir, las redes de distribución locales y regionales … (259).
Uno de los textos más influyentes sobre el calentamiento global es el “Esto lo cambia todo” de Naomi Klein. Ella declara: No hay un papel claro y esencial para los planes y políticas nacionales … pero … la aplicación real de una gran parte de estos planes [debería] ser lo más descentralizada posible. las comunidades deben dotarse de nuevas herramientas y poderes … las cooperativas administradas por trabajadores tienen la capacidad de jugar un papel muy importante en la transformación industrial … Los barrios [deben] ser planeados democráticamente por sus residentes … la agricultura … también puede convertirse en un sector amplio de la autosuficiencia descentralizada y la reducción de la pobreza (Klein , 2014; 133-134).
Para hacer referencia a otra autoridad: el Francisco I en su “Encíclica sobre el Cambio Climático y la Desigualdad” de 2015 (120). Este es el principio según el cual las funciones sociales deben ser lo más descentralizadas y locales tanto como sea posible. Las autoridades civiles tienen el derecho y el deber de adoptar medidas claras y firmes en apoyo de los pequeños productores y la producción diferenciada (79 -80). En algunos lugares, las cooperativas están desarrollando para aprovechar las fuentes renovables de energía que garanticen la autosuficiencia local … (109). las nuevas formas de cooperación y organización de la comunidad pueden ser estimuladas con el fin de defender los intereses de los pequeños productores y preservar los ecosistemas locales de la destrucción (111).
Escritores de la revista marxista Monthly Review han argumentado que sólo una revolución socialista internacional hará posible evitar una catástrofe climática. Esta afirmación puede ser compartida por los anarquistas, aunque la tendencia de la Monthly Review ha identificado históricamente con el estalinismo centralizado. Durante sus años de historia, sus editores y escritores han apoyado la Unión Soviética de Stalin, la China maoísta, y (la aún) castrista Cuba.
Independientemente de ello, uno de sus principales escritores es Fred Magdoff (profesor de Ciencias de las Plantas y el Suelo). Escribió un ensayo visionario presentando “Una ecológicamente sana y socialmente justa Economía”. Cada comunidad y región deben alcanzar, dentro de lo razonable, el grado de autosuficiencia más alto posible en cuanto a las necesidades básicas como el agua , la energía, los alimentos y la vivienda. Esto no es una llamada a la autosuficiencia absoluta, sino más bien un intento de … reducir la necesidad de transporte de larga distancia … la energía … [serán] utilizada cerca de donde se produjo … Una agricultura productiva, sana y ecológica … necesitará más gente trabajando en granjas más pequeñas … para producir altos rendimientos por hectárea … La gente se animará a vivir cerca de donde trabajan … (Magdoff, 2014; 30-31). También, y los puestos de trabajo (incluyendo granjas) serán controlados y administrados por los trabajadores y comunidades en los que se encuentran (29).
¿Por qué el descentralismo?
Podría citar muchos más activistas y académicos de mentalidad ecologista. Estos teóricos no son anarquistas y (a excepción de Magdoff) tampoco son socialistas o revolucionarios. Provienen de las tradiciones liberal y/o marxista, que históricamente ha sido centralista y estatista. En el pasado, una respuesta frecuente a los problemas ambientales y ecológicos era defender la planificación económica y la intervención del Estado. (Tampoco negarán los anarquistas la necesidad de un cierto grado de coordinación económica federalizada -pero no por estos estados nacionales burocráticos-capitalistas-militares!) Sin embargo, aquí están discutiendo una mayor descentralización, el localismo, la democracia directa y la gestión los trabajadores de la industria! Sin saberlo, aparentemente, están recreando el anarquismo (o aspectos del anarquismo) por razones ecológicas. (Para más información sobre la ecología y el anarquismo véase Bookchin, 1980; compra de 1994.)
Estas son razones ambientales y ecológicas en favor del descentralismo. Si vamos a recortar el consumo de energía (ya finalizar el uso de combustibles fósiles), debemos disminuir las emisiones y los viajes. Esto en sí mismo habla de la necesidad de la industria local, del consumo cerca del lugar de producción, y los puestos de trabajo cerca de la vivienda -no necesariamente en la comunidad inmediata, pero al menos en la misma comarca-. Las energías renovables tienden a venir en paquetes pequeños, al utilizar energía eólica, solar, geotérmica y agua. Por tanto, la producción y el consumo locales tienen sentido, a diferencia de las fábricas gigantes y las mega-ciudades. Lo mismo ocurre cuando se utilizan los recursos naturales con menores efectos secundarios de destrucción o contaminación, por lo que estos efectos se pueden limpiar fácilmente. La planificación económica democrática es también más fácil de realizar a nivel local o regional, si queremos una amplia participación. Asimismo, Internet y otros medios de comunicación hacen de la coordinación desde abajo entre vastas regiones más más fáciles que nunca antes.
Sin embargo, hay otra razón para la difusión de las ideas descentralizadoras (es decir, esencialmente el anarquismo). La alternativa radical en nuestra sociedad capitalista solía ser el marxismo. Pero el marxismo se ha desacreditado a los ojos de muchas personas, con el colapso de la Unión Soviética y la transformación de la China maoísta. Todos los escritores citados, excepto Magdoff, rechazan “el socialismo.” Ellos lo identifican con economías planificadas y centralizadas de arriba abajo propiedad del gobierno. (Históricamente, los correligionarios de Magdoff también han identificado el “socialismo” de esta manera, a pesar de que estaban absolutamente a favor de él). Sin embargo, hoy en día, la idea de que podría resolver los problemas fundamentales para el aumento de la acción del Estado, la centralización de la industria y la política totalitarios, hace no apelar. Pero el capitalismo acelera el paso hacia su propia destrucción, y la destrucción de la humanidad y la vida en el mundo. Así, la gente está buscando un enfoque diferente.
Eco-Socialismo: el descentralismo no es suficiente
Pero la descentralización no es suficiente. Todos los teóricos citados anteriormente, a excepción del marxista Magdoff, siguen siendo esencialmente favorables al capitalismo. Quieren empresas administradas por los trabajadores y cooperativas de consumidores para competir en un mercado con los demás y con las corporaciones capitalistas. Estas corporaciones seguirían existiendo, aunque con más derechos para los trabajadores y los consumidores, de menor tamaño y mayor regulación por parte del gobierno, pero aún en funcionamiento en el mercado competitivo.
En contraste, los anarquistas socialistas se oponen a las empresas y corporaciones con fines de lucro y el mercado. Abogan por que la red de cooperativas autogestionadas se federan entre sí, para crear una economía planificada democráticamente desde abajo.
El mercado no es una economía gestionada democráticamente por el pueblo. Se ejecuta de acuerdo a sus propias leyes espontáneas, que impone a las empresas la competencia. Para dejarlo claro: impulsa la economía hacia la acumulación, el aumento del crecimiento, la obtención de más beneficios, y la expansión cuantitativa continua. Su ley es crecer o morir.
Esto tiene al menos tres efectos importantes. Por un lado, una economía basada en el crecimiento continuo debe estar en conflicto con las ecologías naturales que requieren equilibrio armónico y la estabilidad dinámica. El capitalismo trata a la naturaleza como una mina sin fin, con los recursos naturales como regalos aparentemente gratuitos. Esto es cierto tanto si las empresas competitivas son grandes como pequeñas.
Un segundo efecto es la tendencia inevitable de las empresas más pequeñas a crecer y convertirse en grandes. El objetivo de acumular más que sus competidores empuja a las empresas a crecer tan grande como se pueda. Así que aunque el capitalismo (o cualquier otra economía competitiva imaginable) fuese mágicamente devuelto a su estado original de pequeñas empresas, de nuevo crecerían y convertirían gigantescos semi-monopolios.
En tercer lugar, a través de su objetivo de acumular, el capitalismo produce una fuerza de trabajo que debe ser explotada. Si la clase obrera retoma todo lo que produce, entonces no habrá acumulación capitalista. La acumulación impulsada por el mercado contradice cualquier posibilidad de democracia industrial de los trabajadores.
A pesar de todo, el sistema actual del capitalismo semi-monopolista mundial ha creado una clase obrera internacional más grande que nunca antes en la historia. (La relativa “desindustrialización” de EEUU de la mano con la “externalización”, que crea más trabajadores industriales en otros lugares). Desgraciadamente, ninguno de los autores citados con anterioridad se refieren a la importancia y el poder potencial de la clase obrera internacional. Con sus manos en los medios de producción, distribución y comunicación, la clase obrera sería una fuerza que podría evitar el desastre ecológico a que nos aboca el capitalismo. (Incluso Magdoff y sus correligionarios en Monthly Review no tienen claro cuál sería el papel debe desarrollar para la clase obrera).
En resumen, el capitalismo debe ser sustituido por una sociedad que debe ser descentralizada, pero también cooperativa, produciendo para su uso en lugar de por el lucro, autogestionada democráticamente en el lugar de trabajo y en la comunidad, y federada desde el nivel local al nivel nacional e internacional. Esto es el eco-socialismo en la forma de eco-anarquismo.
Referencias
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Carson, Kevin A. (2010). La Revolución Industrial. Homebrew; Un Manifiesto-bajo techo.
Booksurge.
Engels, Federick (1954). Anti-Dühring: Revolución de Herr Eugen Dühring en Science. Moscú:
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McRobie, George (1981). El pequeño es Posible. Nueva York: Harper & Row.
Magdoff, Fred (septiembre 2014). “. La construcción de un sonido ecológicamente y
socialmente justa “Monthly Review (v. 66;. Nº 4).
Marx, Karl, & Engels, Frederick (1971). On the Paris Commune. Moscow: Progress Publishers.
Price, Wayne (April 2014). “Workers ‘Self-Directed Enterprises.” Anarkismo.
Http://www.anarkismo.net/article/26931?search_text=wayn…price
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Sclove, Richard E., (1995). Democracy and Technology. NY / London: Guilford Press.
(NT) “Liberal” debe entenderse, según su concepción en E
Fuentes
Original en inglés: http://anarkismo.net/article/28974 11.1.2016
Traducción al catalán: http://embat.info/ecosocialisme-i-descentralitzacio/ 14.2.2016
Traducción original al castellano: http://lapeste.org/2016/02/ecosocialismo-y-descentralizacion/ 21.2.2016Estás leyendo una versión corregida por la tarcoteca.
Tarcoteca english version
Si, todo esto está muy bien, pero además creo que es importante entender que no se puede dar en el mismo tipo de sociedad que tenemos, de crecimiento infinito.
ResponderEliminarEntonces deberíamos a la vez pensar en si no un decrecimiento, al menos un estancamiento, ya hemos hecho suficiente daño y no hay que continuar, tenemos tecnología de sobra para vivir a cuerpo de rey si repartimos los recursos y esto solo es posible en una sociedad horizontal.
No hay que hacerse "ecologista", que por otro lado es muy peligroso, pues es uno de los objetivos del estado moderno y terminará haciéndose con el control de cualquier cosa que lleve ese apellido. Con transformar la sociedad, se descubrirá que sobran recursos para todos, que el mundo produce alimento para 12.000 millones de personas, a pesar de que 4.000 pasen hambre.
Entonces no hay que mejorar nada, hay que redistribuir la riqueza y en lugar de destruir el sobrante, producir menos, lo que implica menos contaminación, menos carga de trabajo, menos producción de tóxicos ambientales y de destrucción de entornos.
Salud!
Estoy bastante de acuerdo con tu comentario, hay que transformar la sociedad. Lo que pasa es que es una sociedad que no quiere cambiar. Prefiere morir en un erial a abandonar los coches. Votar cada cuatro años que perder una tarde a la semana,... o al mes, en una asamblea.
EliminarPrefiere ver a sus hijos esclavizados y migrando de país en país ofreciendo sus lomo a organizar su vida. Mi madre, queda mucho camino por delante y cada vez menos tiempo!
Salud y organización!
Puede que sin querer nos allanen el camino, aunque serán muy pocos los que vivan para contarlo,los que queden ya no podrán creer en las mentiras del pasado, (que será lo que ahora es presente).
EliminarSalud!