22 de junio de 2013.
Escondido en un tranquilo polígono comercial en Portishead, muy cerca de Bristol, se encuentran las oficinas de Agencia de fronteras de Reino Unido (UKBA, en sus siglas en inglés) en las que trabaja un equipo antidelito migratorio con la policía, con redadas en el suroeste. En la noche del jueves al viernes 21, les hizimos una visita (con la muerte fresca en nuestra mente del anarquista Carlo Giuliani durante los enfrentamientos con la policía en el G8 de hace 12 años) para provocar incendios que causaron daños en el edificio y la destrucción de 6 vehículos aparcados – 3 coches, 2 furgonetas con los cristales tintados (conocidos porque se usan para capturar familias de migrantes) y una furgoneta grande. Los mercenarios de las fronteras del régimen atraen nuestro más total desprecio como cualquier policía y, ahora, este brazo largo del Estado ha entendido que estamos cerca y que no pararemos.
Hace un par de semanas, el 2 de junio a mediodía, en el depósito de la empresa Tascor en la zona del polígono industrial de Cribbs Causeway/Patchway, dos minibuses con las lunas preparadas con barrotes sufrieron la rotura de los parabrisas y múltiples abolladuras en la carrocería. Tascor (antes llamada Reliance Secure Task Management) trabaja para la Agencia de fronteras y la guarda fronteriza para “acompañar” a los detenidos entre las prisiones para migrantes y deportarlxs, utilizando la violencia impune que su posición les asegura, como durante los recientes traslados forzosos de Marius Betondi y Raul Ally, y también es el mayor suministrador privado de este “servicio” en todo el mundo (habiendo asumido las funciones en el Reino Unido del Group 4 Security en 2011). Además, llevan salas de retención e instalaciones de retención de breve duración en todo el Reino Unido así como para la guardia fronteriza de Reino Unido en Calais y Coquelles, Francia.
El capitalismo saca enormes beneficios económicos del trabajo de lxs migrantes, incluidxs lxs “ilegales” que son todavía más vulnerables al chantaje de los patrones. El Estado criminaliza a aquellxs que considera improductivos, utilizando un nacionalismo venenoso para dividir más a lxs explotadxs (como la reciente oleada de odio contra cualquiera que parezca “musulmán”) y ganar las elecciones. Lxs migrantes “con suerte” llegan a las chavolas de la alienada sociedad occidental y se les empuja a competir con otrxs pobres urbanxs, lxs “desafortunadxs” o improductivos, a las cárceles de deportación; en ambos casos se les somete al miedo y a políticas racistas. De todas formas, esta clasificación de cuerpos no siempre sale como se planifica: huelgas de hambre en masa en las cárceles holandesas y fuertes enfrentamientos en las calles de Suecia son las recientes señales de rechazo a someterse a semejante degradación.
No queremos un mundo donde la tiranía de los burócratas de la inmigración pueda marcar la diferencia entre la vida y la muerte y donde se categorice y etiquete a seres únicos para extraer el máximo beneficio y la subordinación de todxs nosotrxs. No queremos la vergüenza de todo movimiento seccionado por el control y la reclusión, ya sea en las fronteras, en las viviendas, en la escuela o en el trabajo.
La leyenda dice que “nosotrxs” tenemos suerte por vivir aquí, bajo el totalitarismo democráticos en cómodas jaulas y salidas tecnológicas para huir de la realidad. Pero en los hechos estamos rodeadxs de depresión, divisiones económicas, raza y género, privadxs de toda autosuficiencia basada en la tierra y en la dependencia de esa máquina que odiamos. Esta máquina se activa solo gracias a la explotación rampante aquí y ampliamente en los países que lxs migrantes han dejado, creando un círculo vicioso mientras la civilización industrial lo consume todo a su paso. Queremos demoler el mito de que exista un buen lugar en el que estar dentro del sistema global de miseria interconectada.
Nuestra lucha está lejos de los llamamientos a la (re)integración pacífica de lxs “ilegales” en esta sociedad sin rostro. Además, no queremos convertirnos en los abogados de grupos homogeneizados de migrantes, ni santificarlxs a todxs por su opresión específica. En lugar de una caridad humanitaria abstracta, buscamos la afinidad rebelde que se puede encontrar con lxs migrantes que quizá quieran algo más que un régimen diferente, que quieren destruir las fronteras, herir a los guardas y destruir las prisiones desde el Mediterráneo hasta Australia; que se puede encontrar en los corazones de aquellxs que se autoorganizan, con o sin cómplices.
Las fronteras solo son una expresión concreta del actual orden dominante, en un mundo de divisiones físicas y psicológicas, de muros que segregan a pueblos, clases e imaginaciones. Nuestro ataque trae las semillas de otro mundo. Donde toda criatura es libre de moverse como crea. Nuestra solidaridad sin fronteras quema como nuestras llamas por lxs que luchan por una vida sin cadenas, por Gabriel Pombo da Silva, lxs miembros presxs de la CCF, lxs compañerxs investigadxs en Bélgica, Marco Camenisch, Henry Zegarrundo, lxs anarquistas encarceladxs en Italia y Dinamarca, lxs criminales dignxs, lxs fugitivxs fuera de la ley, lxs migrantes rebeldes y lxs demás reacixs a la sociedad que arman su rabia para combatir por la liberación.
Podríamos considerar esto un regalo nuestro para la UKBA, que cambiará de nombre y se reorganizará en el futuro – aunque básicamente serán los “mismos trabajos”, “en los mismos sitios”, “con la misma misión”. Sabemos que su mismo régimen de explotación continuará más adaptado y reintegrado, así como nuestra guerra está perpetuamente en contra de todas las formas de clasificación y control que buscan impedir el libre movimiento y la vida salvaje en la Tierra. Nada ha terminado, todo continúa.
Célula de Solidaridad sin Fronteras (Federación Anarquista Informal)
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