Gran post que analiza las posibilidades de inversión del exiguo capital que pudiera concentrar una persona de la menguante clase media. A nosotros los desposeídos no es que nos interese dónde invertir o sacar rentabilidad o cualquiera de la basura mental que ofrece la jauría. Este post es interesante por que da a conocer el grado de degradación económica que está alcanzando el sistema, ayuda a reconocer la incesante caída de la tasa de beneficio y las consecuencias que de ello se deriva. También es interesante relacionar las montañas de basura económica que se nos vende gracias a nuestro analfabetismo económico funcional por medio de montañas de propaganda cuyo único fin es engañarnos: Ibor, Libor, preferentes, planes de pensiones... Y es que una mentira contada mil veces se da por verdadera con tal de que la crea el número suficiente de personas que se la quieren leer.
Salud! PHkl/tctca
_______
Fuente - Buscando rentabilidad | La mirada del mendigo 5.11.2019 Ésta es una entrada de las de servicio público, en la que procuraré aportar lo poco que sé para que quien sabe aún menos de temas económicos pueda al menos tener algo a partir de lo cual empezar a buscar, aprender e informarse. El tema que discutiré es qué hacer con nuestros ahorros, cuando los tradicionales depósitos no rentan absolutamente nada e incluso las mejores ofertas no dan ni para cubrir la inflación.
Lo primero es dejar claras algunas cuestiones. Ahorro no deja de ser un eufemismo para referirse al capital. 100 millones de euros son simplemente dinero si con ellos nos compramos un superdeportivo (consumo), pero mil euretes son capital si los depositamos en un banco esperando obtener un par de euretes al año de intereses (rentas del capital). En este espacio se sigue manteniendo el convencimiento de que la reproducción del capital es ilegítima, en cuanto a la postre supone sustraer (robar) parte del producto del trabajo de otra persona. Quisiera que esto quedara meridianamente claro, desde los magros intereses de una cuenta-ahorro a la renta de un piso alquilado o los dividendos de un paquete de acciones, todo son rentas del capital. Que nadie se mueva a engaño.
Ahora bien, es obvio que en el presente vivimos en un sistema económico capitalista, en el cual el capital es retribuido. Podemos y debemos intentar cambiarlo, pero renunciar a obtener algún rendimiento por nuestro escaso capital no va a acercar ni un paso la llegada del socialismo, antes bien reforzará el sistema al entregarle nuestro capital gratuitamente (sea al Santander, al BBVA, a La Caixa o a alguna secta magufa tipo Triodos, que es a la banca lo que la homeopatía a la medicina, el placebo para los progres científicamente analfabetos). Para los más puristas, pueden procurar conseguir la máxima rentabilidad de su dinero, y luego destinarlo a alguna buena causa. Siempre será mejor hacer una aportación a Médicos sin Fronteras, que no renunciar a ello en beneficio de Ana Patricia.
Así que, vamos a desgranar posibles opciones para intentar maximizar la rentabilidad de unos dineros (que automáticamente se transforman entonces en capital) que hemos estado ahorrando.
Depósitos bancarios
Es la opción más obvia y debería ser la preferida por la inmensa mayoría de los ciudadanos con pequeños patrimonios y escasos conocimientos financieros. Al menos, es la consigna que tengo en mi círculo de allegados: imposiciones a plazo fijo y no salirse de ello. De hecho, como comentario, a mi madre le tengo vedado acercarse a una oficina bancaria sin que yo la acompañe, al menos para nada que no sea la operativa usual de su cuenta. Entrar desprevenido en uno de esos antros es más peligroso para la integridad de vuestro patrimonio que pasearse a altas horas de la noche por el barrio más chungo de vuestra ciudad. No exagero, a mí me han llegado a ofrecer productos financieros que me ponían los pelos como escarpias, verdaderas bombas de relojería.
Por lo tanto, primera opción, los depósitos de toda la vida. Nada de estructurados ni mierdas semejantes diseñadas para que le entregues tu dinero gratis al banco; depósitos a plazo fijo puros, garantizados por el FGD. ¿Problema? Pues por eso mismo estoy escribiendo esta entrada, los bancos están enganchados a la barra libre de liquidez del BCE, así que no necesitan fuentes externas de financiación. Más bien por lo que te dan unos céntimos de aguinaldo no es porque necesiten tu dinero, sino porque les interesa captarte como cliente y aprovechar para colarte productos más rentables… para la entidad.
Sólo puedo decir que rebuscando, se pueden encontrar entidades que ofrecen algo más que el cero coma cero algo, que es vergonzoso (obviamente, aquí no voy a mencionar ningún nombre). Pero como comentaba, ninguna de ellas da siquiera para cubrir la inflación, así que estamos perdiendo dinero en términos reales. Aunque la contratación puede ser más difícil, se pueden localizar depósitos con mejores condiciones en algunas otras entidades europeas, aunque la mayoría exige residencia fiscal en el país y todo el papeleo viene en la lengua local. En principio no hay ningún problema en estar cubierto por el FGD de otro país comunitario, siempre que no sea un chiringuito como Malta (e incluso yo pondría en cuarentena a Italia).
Y hablando sobre el FGD, no deja de ser una seguridad extra, pero en ningún momento os penséis que es certeza de nada. El FGD podría hacer frente a los depósitos de una pequeña entidad, de esas de las que cada vez quedan menos, en el intenso proceso de concentración bancaria que hemos vivido (necesario, por otra parte, para aumentar la eficiencia). Ahora bien, como quiebre una de las grandes, obviamente en un escenario económico terrible en el que las cuentas del Estado estarán aún más tensionadas, por los cojones va a tener el Estado capacidad de devolver los cientos de miles de millones que suponen la base de depósitos de un Santander, un BBVA o mismamente un Bankia. En todo caso lo harán con moneda devaluada, con una capacidad de compra mínima en comparación con lo que ingresamos.
Finalmente, en este apartado, mencionar que también las aseguradoras ofrecen un producto similar al de los depósitos bancarios, generalmente a un interés algo superior (no están regadas por el dinero gratis del BCE). Pueden ser una opción, siempre que tengamos claro que esta clase de productos (unit-link, seguros de ahorro o como ahora mierdas los llamen) no están protegidos por el FGD. En caso de depositar nuestro ahorro en una aseguradora en vez de en un banco, sería de elemental prudencia informarse de qué tiene esa aseguradora en el balance, porque no es lo mismo firmar pólizas de automóvil que emitir CDSs. En cuyo caso es tan buena idea confiarles nuestro dinero en caso de crisis, como ponerse a pasear por el espigón del puerto en caso de galerna.
Realmente no deja de ser curioso que la forma convencional de ahorro, la que se considera más segura, sea confiar nuestro dinero a un tipo muy especial de empresas, bancos y aseguradoras, que más riesgo tienen cuando vienen mal dadas (los bancos acumulan en su balance todos los riesgos de la economía: mientras todo va bien ganan mucho dinero, pero cuando la economía se contrae tienen que apechugar con créditos fallidos y garantías y activos devaluados que, cuando sobrepasan el nivel de flotabilidad de las cuentas, provocan su hundimiento).
Fondos de inversión
Es la alternativa típica que te ofrecen en la sucursal, instantes después de comunicarte el 0,0algo que ofrecen por renovar el depósito. Los fondos de inversión son como la Santísima Trinidad, son de tres tipos: de renta fija, de renta variable y mixtos, pero todos ellos comparten la misma esencia: son la misma mierda. Bueno, en realidad existe otra cuarta categoría, los que invierten en el ForEx, pero entonces no me salía el chiste.
Están diseñados para maximizar el beneficio del banco (comisiones de gestión) y a ser posible servir de vehículo para que la entidad te coloque la mierda de la que se quiere desprender de su balance y no cuela endilgársela a los inversores profesionales. Por ejemplo, por esta vía se han deshecho de buena parte de la deuda pública comunitaria anotándose suculentos beneficios. Ahora le toca a sus clientes quedarse con un producto que sólo puede hacer dos cosas: bajar o bajar (ya lo veremos más adelante).
Porque vamos a dejar clara una cosa, un fondo de inversión no es más que un contenedor de activos. Si compras una participación en un fondo de renta fija, lo que estás realmente comprando son los títulos de deuda en el que ese fondo ha invertido. Lo mismo para la renta variable, pero con acciones de empresas, en vez de bonos. La única diferencia es que en vez de seleccionar tú qué quieres comprar, delegas la composición de la cartera en “profesionales”. Es decir, un grupo de botarates que, aunque supieran realmente discernir una buena inversión de otra mala, tienen las manos atadas por los intereses del banco gestor (lo que comentaba antes, de empaquetar toda la mierda de la que el banco se quiere desprender). Por el alto valor aportado por su gestión, te cobran una comisión que frecuentemente es mayor que el propio beneficio generado (cuando no vienen pérdidas). La cuestión es que una cartera compuesta al azar (un mono lanzando dardos sobre una diana) tiene más probabilidades de obtener mejores resultados que esa gestión profesional que tan cara te cobran.
En resumen, es una de las peores ideas de inversión. Porque aunque es cierto que sí existen fondos de inversión gestionados por gente realmente buena, que supera en el largo plazo al mono tirando dardos, triarlos, escogiéndolos entre la basura generalizada de la industria de los fondos es aún más complicado que construirse uno mismo una cartera de inversión. Y, de todas formas, esos buenos fondos no están disponibles en tu banco habitual (que sólo comercializa su mierda, que es con la que saca beneficio) y seguramente tampoco tengas patrimonio para acceder a ellos (suelen tener mínimos de inversión muy altos, precisamente para excluir a los pequeños inversores).
Renta fija
Si como hemos dicho la “ayuda profesional” de los gestores de fondos no justifica lo que cobran en comisiones, aunque cobrasen menos que los cacahuetes con los que alimentar al simio, vamos a analizar la posibilidad de invertir directamente nosotros en los mercados mencionados. Empezamos por la renta fija, cuyo nombre se presta a confusión generalizada. En el mercado de renta fija se negocian títulos de deuda: letras, bonos u obligaciones, según el plazo de maduración.
Explicándolo aún más: una administración o empresa pide dinero a los inversores, a cambio de unos intereses previamente determinados. Es por ello que se le llama renta fija, porque el cupón a cobrar es conocido, a diferencia de la renta variable donde los intereses a cobrar, los dividendos distribuidos, pueden variar de un año para otro o incluso desaparecer. Por el contrario, una administración/empresa tiene que pagar el cupón acordado o declarar la quiebra.
Esto es lo fijo, el cupón, no la cotización de esos títulos de deuda. La confusión se daba porque tradicionalmente este mercado era extremadamente estable, predecible, monótono, y las oscilaciones en la cotización eran menores. En la nueva economía, incluso los bonos soberanos de las mayores economías del mundo hemos visto que se comportaban como chicharros, con fuertes sacudidas en su cotización según se incrementaban las probabilidades de que caigan en default.
En principio asociados a una inversión conservadora, hoy son quizá la peor alternativa de inversión ya que el mercado está intervenido por las bancos centrales, que han entrado cual elefante en cacharrería para forzar una bajada de tipos de interés generalizada, primero en la renta fija soberana y luego incluso se han puesto a comprar deuda privada (el BoJ incluso ha entrado en la renta variable, copando casi todo el mercado de ETFs). Realmente era necesario para reducir los costes de financiación de estados y empresas, atiborradas de deuda y dedicando a su servicio buena parte de sus ingresos. Fue una forma de rescatarlos de esa espiral diabólica. Algunos han aprovechado el respiro para recomponer su balance, otros han empleado la técnica de la huida hacia adelante y aprovechado el periodo de tipos bajos para endeudarse aún más.
¿Cómo nos afecta a nosotros como potenciales inversores? Los tipos están tan bajos que dificilmente pueden bajar aún más (algunos países están emitiendo en negativo, es decir, cobran al inversor por el privilegio de prestarles dinero). La cotización de los títulos de deuda es inversamente proporcional al interés del cupón que ofrecen, así que si los intereses están en mínimos, es de cajón deducir que la cotización está en máximos. Más concretamente, la cotización de los títulos de renta fija recoge la evolución esperada de la rentabilidad de esos títulos, más una cantidad extra para resarcirse del riesgo de que el emisor impague el título de deuda (lo que se conoce como prima de riesgo). Si tú tienes un bono (una promesa de pago) de un bono español de 1.000€ al 1%, si mañana el Tesoro emite los bonos al 2%, tendrás que vender tu bono por 990€ si quieres que te lo compren. Si suben los tipos, baja la cotización, es sencillo. Y ahora mismo sólo pueden bajar, así que es muy mala idea estar metidos en renta fija, sea directamente (cualquiera puede abrir una cuenta en el BdE y adquirir deuda del Tesoro, y me figuro que será igual de sencillo en otros países), sea a través de los monitos lanzando dardos que gestionan los fondos de renta fija.
Renta Variable
Es lo que comúnmente se llama “la bolsa”. En ella se intercambian títulos de propiedad (acciones, a diferencia de los títulos de deuda que se cambian en la renta fija) de las empresas.
La teoría es sencilla: las empresas obtienen beneficios, que reparten a sus accionistas en forma de dividendos después de quedarse con una parte para seguir creciendo. ¡Ja! La realidad se parece más a esto: unos gestores saquean a la empresa autootorgándose retribuciones estratosféricas, manipulan las cuentas para disimular que la empresa va al abismo debido a su gestión cortoplacista, frecuentemente por el mecanismo de espectaculares compras apalancadas (las españolas fueron las reinas del M&A hasta que llegó la crisis) que comentábamos antes. Con las migajas que sobran, reparten dividendos o, mejor aún, recompran acciones (buybacks) para alterar el precio de la cotización y de esta manera cobrar los jugosos bonus referenciados a la cotización. Cuando los beneficios no llegan, se endeudan para pagar estos dividendos, todo lo aguanta el papel en época de tipos bajos, por mucho que esa estrategia de gestión sea aberrante e insostenible. Para cuando la empresa quiebre, ellos estarán disfrutando un retiro dorado con sus millones a salvo en un paraíso fiscal.
Es muy poco recomendable meterse en este mundo sin poseer unos conocimientos (qué menos que saber leer un balance del derecho y del revés, para olfatear las posibles trampas que seguro las hay) y una disponibilidad de tiempo para hacer el seguimiento de la cartera. Como eso está más allá de las posibilidades de la mayoría de la población (inclusive de la enorme mayoría de licenciados en economía, incluyendo el director de tu sucursal, que sólo aprendió en su paso por la facultad a vender sartenes), lo mejor es permanecer al margen.
Recomendación especialmente válida en los tiempos que corren, con las bolsas en máximos y expresando un claro nerviosismo por la altura alcanzada y el abismo que se abre a sus pies. Al entrar los bancos centrales en la renta fija, desplazaron a los inversores privados hacia la renta privada en busca de rentabilidad, disparando las cotizaciones. Según se recupere la normalidad en el mercado de bonos y suban las rentabilidades, también en la renta variable se exigirán mayores retornos que sólo se satisfarán tras una fuerte corrección en el precio.
Quiero dejar anotado que en los mercados de capitales no sólo se intercambian títulos de deuda (bonos, letras u obligaciones) o propiedad (acciones). Por ejemplo, antes mencionamos el ForEx (Foreign Exchange) o mercado de divisas. Alguien con enormes conocimientos de macroeconomía podría entrar en este mercado por apreciar que cierta divisa está sobrevaluada o depreciada. Para el resto de los mortales, entrar en este terreno deja de considerarse inversión para entrar en el terreno de la ludopatía, y realmente para eso mejor dedicarse a las apuestas deportivas, que son mucho más entretenidas. Ni que decir tiene sobre demás productos complejos que deberían estar reservados a profesionales buscando una cobertura (por ejemplo, de riesgo divisa cuando facturan en otro país, o de una materia prima estratégica en su negocio) pero que hacen las delicias de los ludópatas (optiones, turbowarrants…).
Igualmente, mencionar que en todo activo cotizado se puede tener una posición larga, que es comprar esos títulos esperando que se revaloricen, o una posición corta o bajista: pedimos prestado unos títulos que vendemos a continuación, esperando a que la cotización caiga para recomprarlos a menor precio y quedarnos la diferencia. Esta maniobra, tiene dos problemas:
1) no sabemos cuándo ocurrirá esa caída, y mientras tanto tenemos que estar pagándole intereses al dueño de esas acciones que hemos tomado prestadas. Por mucho que estemos convencidos de que tal título (por ejemplo, unas acciones de Tesla) es una mierda y está claramente sobrevalorado, el mercado puede mantener su irracionalidad más tiempo que tú la solvencia (si en vez de bajar, suben, tu broker te pedirá que amplíes las garantías para cubrir posibles pérdidas).
2) Poniéndote largo, como mucho puedes perder el 100% de tu inversión (lo que no es poco) pero el límite de beneficios es el cielo (imaginad los que invirtieron en Google hace veinte años). En una posición corta, puedes perder más que la cantidad invertida, mientras que como mucho puedes esperar doblar la inversión (si la acción se desploma hasta el cero).
Sobre lo de invertir apalancado, ya tal.
ETFs - Fondos de Inversión Cotizados
Acaso sea una buena alternativa de inversión, pero no en este momento. Paso a explicar de qué se tratan: viene a ser un fondo de inversión de gestión pasiva. Generalmente, replican un índice. Por lo tanto, no hay ningún equipo de listillos tirando dardos a una diana, sino que es automático: un ETF sobre el Ibex35 replicará la composición de este índice, comprando tantas acciones de Repsol, tantas de Timofónica…
Estos fondos tienen una comisión de gestión muy baja, que no se come los beneficios como ocurre normalmente. Como la mayoría de los fondos no consiguen ni siquiera superar su índice de referencia (es decir, un fondo que invierta en renta variable española, no suele tener mejor comportamiento que el IBEX35), nos aseguramos un resultado correcto sin pagarle a los monitos los cacahuetes. Otra opción algo más laboriosa es abrir nosotros mismos una cuenta de valores e ir replicando el índice en cuestión, pero con las comisiones de compra y venta probablemente nos salga más caro que simplemente comprar un ETF.
Por cierto, he puesto el Ibex35 como mero ejemplo, conocido por todos. Pero sólo recordaros que el mundo es muy grande, y en términos empresariales España no ocupa precisamente una posición especialmente gloriosa (es una mierda, con una investigación paupérrima, las empresas españolas sólo son buenas en sectores regulados).
Sin embargo, insisto, esto no deja de ser una opción cómoda de invertir en el mercado de renta variable, mercado que está muy sobrecomprado en casi todas las plazas (lo de USA hace meses que traspasó el absurdo). Mejor mantenerse lejos hasta que no se normalicen los precios (y ojito, porque la corrección vendrá acompañada de una crisis que quizá sea la última en mucho tiempo, porque no quedará títere con cabeza).
Preferentes y demás mierda
Sólo aptas para aquellos que les llame la coprofagia. Las participaciones preferentes son instrumentos híbridos entre un título de deuda y una acción. Por lo general, los emiten empresas que no son capaces de financiarse a costes asumibles con emisiones de deuda pura. Se consideran desde un punto de vista contable como parte del equity, pero sin derechos de voto y con un cupón fijo, como los bonos.
La pregunta que habría que hacerse es ¿de verdad quieres convertirte en accionista de la caja de ahorros de tu provincia? Recordemos: las entidades financieras acumulan en su balance todos los riesgos de la economía; cuando el viento sopla de popa, ganan dinero a espuertas, pero cuando llega la tormenta corren enorme peligro (y se ponen a lloriquear para que las rescate papá-Estado, ese mismo que no debe intervenir para salvar de la miseria a las personas, o para garantizar la universalidad de la sanidad y de la educación).
Por cierto, si te suena bien lo de “preferente”, te explicaré que en caso de quiebra, tienen preferencia de cobro por delante de los accionistas convencionales… y por detrás de todos los demás. Como en los casos de quiebra, bastante es si con los despojos de la empresa se logra pagar a los proveedores y la Seguridad Social, esa prelación no significa absolutamente nada. Pero suena bien, ¿verdad? Tienes una participación preferente. ¡Uau!
Basura.
Planes de pensiones
Seré breve: es la misma mierda que un fondo de inversión, pero con un problema añadido: la falta de liquidez. No puedes rescatar tu dinero, o de hacerlo asumes un fuerte castigo, hasta la fecha pactada (tu jubilación). Se venden intentando meter miedo sobre las pensiones públicas, cuando lo que realmente es arriesgado es enterrar tus ahorros durante años en un banco. Nada hay seguro en este mundo truhán, pero seguramente dentro de 40 años España seguirá existiendo. El banco o aseguradora donde tengas tu plan de jubilación, acaso no. Tú mismo.
Según entras por la puerta de una oficina, ya te están ofreciendo esa mierda. Y se escandalizan de saber que, ¡oh! aún no tienes contratado un plan de pensiones. Y los muy guarros ponen la misma cara que si les dijeras que transportas nitroglicerina en el maletero cuando llevas a tu hijito al cole. Es el producto que más le interesa al banco que contrates (por eso azuza a sus hienas para colocarlo), y por lo tanto es el que menos te interesa a ti. Una IPF (imposición a plazo fijo, el depósito de toda la vida) renovándola sucesivamente en el banco que te ofrezca más, te acabará dando más rentabilidad e infinítamente más seguridad que esa trampa financiera que es un plan de pensiones.
Metales preciosos
Sobre todo, me refiero al oro, en forma de joyas, monedas o lingotes (estos últimos, como producto de inversión, están libres de IVA). A diferencia de los títulos de deuda o propiedad, no genera ningún rendimiento: una empresa puede crecer (o quebrar), mientras que una onza de oro sigue siendo una onza de oro.
En principio, sería una forma sensata de protegerse de la inflación (cosa que como hemos visto ni con los mejores depósitos se logra), pues el oro se iría revalorizando con ella (igual que cualquier otro bien no perecedero que mantenga su valor). Ahora bien, hemos de tener en cuenta que la mayor parte del valor del oro no es por su valor de uso (en joyería o electrónica), sino debido a su histórico uso como objeto de tesaurización. En realidad, no es tan escaso como sugiere su alto precio, aunque las minas de mena de mayor ley se van agotando. Su alto precio es puramente especulativo, y es lo que desaconseja su uso como inversión conservadora. Desde la pasada crisis, se disparó su precio ante el temor a un colapso generalizado de la economía y no se ha recuperado del susto (o lo que es lo mismo, hay inversores que aún no se fían de que un día nos levantemos y nos podamos limpiar el culo con los billetes de 200€, que habrán perdido todo su valor).
Como anécdota curiosa, para ilustrar la sabiduría que destilan las plantas nobles de las más altas instituciones financieras, públicas o privadas: el Banco de España vendió con la llegada del euro la mayor parte de sus reservas de oro, pues ya no eran necesarias para sostener el valor de la peseta. Lo hizo con la cotización a 400$/oz. Hoy está a 1200$/oz y llegó a estar a más de 1.600$ cuando todos temían que el edificio económico se viniera abajo. Esas 240 toneladas de oro hoy podrían ser de mucha ayuda para, por ejemplo, garantizar las pensiones públicas o financiar un intenso programa de investigación y reindustrialización.
Reservas de oro de los países europeos, en toneladas:
Además del oro existen otros metales que son objeto de tesaurización, algunos mucho más escasos en la corteza terrestre como el platino o el paladio (de hecho, se obtienen como subproducto en la minería aurífera). Si bien puede parecer una inversión interesante debido a su extrema escasez, su precio a diferencia del oro depende mucho de su valor para la industria (joyería, prótesis, catalizadores de reacciones químicas…). Si se concreta el final de los motores de combustión interna, se retirará buena parte de su demanda, cayendo su cotización. Por lo tanto, tampoco ésta es una buena fórmula para invertir.
Por supuesto, invertir en bienes físicos tiene el problema añadido que la delincuencia tradicional puede asaltar tu casa y llevárselos. Realmente, tengo mucho más miedo a la delincuencia de cuello blanco, porque muchas veces ni siquiera tienes opción de denunciar el atraco pues es perfectamente legal. Existe la opción de depositarlo en una caja de caudales de un banco, pero no debe salir barato (la banca siempre gana).
Inmuebles
Realmente, usar el mercado inmobiliario como inversión está sólo al alcance de los grandes patrimonios: el resto bastante tenemos con poder pagarnos un sitio al que poder llamar hogar. Con todo, quería añadir algunas palabritas para disuadir a quien aún no se haya curado del nefando vicio del ladrillismo.
Pensamos que es una especialidad tan española como la tortilla de patatas, aunque lo cierto es que la especulación inmobiliaria es generalizada en las economías de medio mundo (Canadá, Holanda, Hong Kong…). El mercado inmobiliario español destaca entre todos por la enorme disparidad entre salarios y precios, lo cual hace a la burbuja española especialmente insostenible. Lo cual no quiere decir, como en el resto de casos, que no queden 10 días, meses o años más de subidas vertiginosas, yo no tengo ninguna bola mágica y la insensatez es una característica tan humana como la bipedestación. Simplemente quiero alertar del sinsentido de un bien que aumenta de precio sistemáticamente por encima de la inflación, mientras la demografía española es cada vez más débil.
Aunque invertir en vivienda, locales u oficinas quede probablemente fuera de nuestro alcance, hay otro tipo de inversión inmobiliaria bastante popular y mucho más asequible: los garajes. Sin embargo, el futuro parece apuntar a una caída del vehículo de propiedad, especialmente en entornos urbanos. El coche, referente juvenil de mi generación, ya no ocupa los anhelos de las nuevas generaciones urbanas, que lo ven como un electrodoméstico más (lo cual es maravilloso, porque podrá por fin adecuarse a su funcionalidad, perdiendo su carácter de marcador de status).
Conclusión
Entonces, ¿qué? Si todas las alternativas son malas, ¿qué hago? Pues yo qué sé, querido lector, yo qué coño sé. Si te vale de algo, estoy igual que tú, jodido porque los depósitos ofrecen una puta mierda de interés, pero viendo que el resto de alternativas son vías rápidas para palmar pasta.
El problema, el verdadero problema, es que existe una sobreabundancia de dinero en el sistema. Antes, las burbujas se movían de un mercado a otro, el oro, el inmobiliario, las dotcom… Ahora están sobrevalorados todos los mercados, y aún sobra dinero para invertir en las mayores imbecilidades que alguien se quiera sacar de la manga, como las criptomonedas.
En parte por la política ultraexpansiva fiscal y monetaria llevada a cabo por gobiernos y bancos centrales, que han inundado de liquidez la economía, y en parte por el descomunal volumen alcanzado por el casino financiero, existe una superabundancia de dinero en manos de la oligarquía económica que no sabe cómo encontrarle acomodo. La cuestión es que mil euros ganados haciendo por ejemplo carry trade (maniobra especulativa de lo más básico) valen tanto como mil euros ganados trabajando. Por suerte, los hedge funds no van a comprar a la pescadería de la esquina, por eso esa masiva abundancia de liquidez no se ha dejado sentir en la inflación. Pero sí que compiten con el salario del trabajador en algunos mercados en los que llegan a coincidir, como acabo de mencionar el inmobiliario. Y esa es la inflación que se ha dejado notar, la de los activos financieros, que han respondido subiendo todos al unísono.
No deja de resultar odioso que, en estas circunstancias en las que realmente el mundo se ha quedado pequeño para la abundancia de capitales que existen y ya no saben donde invertirlos, al mismo tiempo se esté hablando de recortes, de déficit fiscales, de apretarse el cinturón porque no el presupuesto no llega. Y ahora tendríamos que empezar a hablar de paraísos fiscales, que son la Isla de la Tortuga donde el capitalismo mundial guarda su botín, y no hay quien se atreva a enfrentar realmente el problema.
Sé que no voy a recibir ningún premio, y seguramente ni las gracias, por el tiempo de haber redactado todo esto. Con este artículo no os habré ayudado a haceros ricos sin pegar golpe, si es que era la intención de alguno al empezar a leer, pero creo que al menos a alguien le habré advertido para evitar caer en alguna de las trampas que la mafia bancaria nos tiende, para apropiarse de nuestro dinero. Sólo con eso ya me doy por satisfecho.
No olvides este consejo: estás sobre un campo de minas, así que mucho cuidado con donde pisas.
El sindicalista inglés Thomas Dunning, afirmaba que el capital
ResponderEliminar«tiene horror a la ausencia de ganancia o a la ganancia demasiado pequeña, como la naturaleza tiene horror al vacío. Conforme aumenta la ganancia, el capital se envalentona. Asegúresele un 10% y acudirá adonde sea; un 20%, y se sentirá ya animado; con un 50%, positivamente temerario; al 100%, es capaz de saltar por encima de todas las leyes humanas; el 300%, y no hay crimen a que no se arriesgue aunque arrostre el patíbulo. Si el tumulto y las riñas suponen ganancia, allí estará el capital encizañándolas.»
Por eso, en cada crisis económica es fundamental la recuperación de la ganancia empresarial que suscitará inversión y, a su vez, demanda. Claro está que entender eso lleva de inmediato a ver cómo las crisis, en las que se multiplica el desempleo y quiebran por docenas o cientos las empresas, sobre todo pequeñas y medianas, son consustanciales y funcionales al capitalismo, y que las luchas salariales y por reformas son solo escaramuzas en la pugna entre capital y trabajo. En esas luchas una y otra vez el capital llevará las de ganar, aunque los asalariados puedan lograr alguna victoria temporal. Pero los asalariados llevarán todas las de ganar cuando colectivamente, como enorme mayoría que son en la sociedad, se decidan a la lucha decisiva en la que no cuestionen la cuantía de su explotación, sino la explotación misma.
Esa lucha es hoy cada vez más necesaria no solo para acabar con la esclavitud asalariada, la desigualdad y la miseria, sino con la irracionalidad de un sistema cuya tendencia al crecimiento desbocado está destruyendo a ojos vistas las bases naturales materiales —el clima, los recursos naturales renovables y no renovables— sobre las que se basa la existencia de la sociedad humana.
https://dedona.wordpress.com/2010/10/13/consumo-inversion-y-crisis-marx-keynes-y-la-fabula-de-la-cisterna-jose-a-tapia-granado/
Salud!
Hace más de doscientos años que ya se preveían catástrofes de seguir como se iba. Aquí estamos, y ya estamos empezando a pagar la cuenta. Lo que está por venir va a ser precioso, porque poco a poco vamos a ver como se desmonta el tinglado. A ver cuantos quedan y de qué forma!
EliminarSalud!
"Verdad número 1: El dinero es la raíz del poder social al servicio del interés privado, no un mero lubricante de los intercambios como predica la música celestial.
ResponderEliminar¿Qué es y cómo se crea entonces realmente el dinero? Claro que hay suficiente dinero, de hecho hay mucho más del necesario, al contrario de lo que dice la música celestial. El problema no es la cantidad sino la manera de fabricarlo, para qué se utiliza y cómo se distribuye a través del circuito económico: quién y con qué objetivos controla la fábrica de dinero. ¿Quién lo crea y para qué lo crea? He aquí la raíz del poder social. El dinero, como casi todo en el capitalismo, está privatizado y se genera al servicio del interés privado. Esa es la cuestión clave, que la fábrica de dinero –algo de uso público, universal, de lo que nadie puede prescindir- es privada. Si no empezamos por ahí no entendemos nada sobre el papel esencial del poderoso caballero en nuestra sociedad. Por eso la doctrina oficial de la música celestial ni siquiera menciona este aspecto crucial. Por eso Marx la llamaba economía vulgar, porque no era una ciencia sino pura ideología justificadora del capitalismo. Uno de los, por desgracia escasos, economistas honestos, Michel Aglietta, explica el punto clave sobre la función real del dinero en nuestra sociedad. Fíjense qué lenguaje más diferente al que estábamos habituados en los manipuladores voceros de la música celestial: “Si los salarios crean división social, determinando el poder de una clase social sobre otra, ese poder es el poder del dinero. Para ser más precisos, es el poder de aquellos que detentan la prerrogativa de crear dinero, con el fin de transformarlo en un medio de financiación de la producción, sobre aquellos cuyo único acceso al dinero es la venta de su capacidad de trabajo” Así pues el dinero es poder, esta es la verdad, poder de los que lo crean sobre los que lo consiguen únicamente ganándose el pan con el sudor de su frente. Si el dinero fuera sólo un lubricante de los intercambios, como reza la música celestial, el capitalismo no existiría, así de sencillo."
Artículo completo en el siguiente enlace:
https://trampantojosyembelecos.wordpress.com/2019/02/02/los-secretos-del-dinero-el-gran-desconocido/
Salud!
Lo que sustenta el poder del dinero no es su generación, posesión o acceso, es el mantenimiento. ¿Por qué? Porque hay una cosa que se llama "deber de pago", impuesta por los estados por medio de la policía, que si no lo cumples te manda a la carcel de cabeza.
EliminarLe he estado dando vueltas y veo que mientras no haya una correlación de fuerzas favorable es casi imposible realizar ninguna iniciativa monetaria emancipatoria tipo moneda social. Ni un triste puesto en el rastro.
Salud!