jueves, 15 de septiembre de 2011

Expediente a un policía solidario con el 15-M, ¿un madero con cerebro?

"El Ayuntamiento de Madrid ha abierto expediente por falta grave a un policía que expresó su solidaridad con el Movimiento 15-M durante una asamblea pública celebrada en la Puerta del Sol el 23 de julio pasado. El director de Seguridad, a propuesta del inspector jefe de la Policía Municipal, le acusa de "abuso de atribuciones".

"Este es un mensaje personal. Hablo en mi nombre y solo en mi nombre. Me llamo Javier Roca Sierra. Soy policía, de Madrid". Roca estaba en la asamblea en su tiempo libre e iba vestido de paisano.El país 15/09/2011.





Cuando uno es policía debe saber en qué liga está jugando.
A la policía no le pagan por pensar, al que piensa se le castiga. Se les paga por seguir órdenes. Existen para cumplir órdenes y solo por ello. Hecho probado por dicho expediente disciplinario.
El estado mantiene entre sus filas la misma política represora y de miedo que aplica al resto de la sociedad. 

Para mantener la cohesión interna del cuerpo se crean 2 enemigos:


-Uno externo al cuerpo, el criminal. El criminal puede tener muchas caras y formas, pero todos se caracterizan por na cosa: han violado la ley. Cuando se vive en un "estado de derecho" en el que la vida de las personas es regida por leyes escritas y no por la coherencia es difícil no saltarse la ley: infractores de tráfico, de las ordenanzas municipales, hurtos, robos, prostitución, traficantes de órganos y plutonio, vascos, catalanes, rumanos... Todos la misma categoría, por que al final toda la sociedad es criminal y merece su castigo. Toda la policía colabora y trabaja como unidad, como hermanos, contra el criminal. Toda la sociedad enemiga.

-Uno interno del cuerpo, el criminal: su crimen es no acatar la disciplina interna del cuerpo, el "código policial". En el código deontológico policial se observa el servicio al ciudadano por medio de la aplicación de la ley y la hermandad del cuerpo en cuanto a que son un grupo cohesionado y homogéneo que constantemente se han de apoyar y confiar para realizar un trabajo de riesgo. La cohesión del grupo se mantiene por medio de la normativa interna y el vínculo de confianza mantenido por el secretismo. Por lo que tenemos dos tipos de infracciones, una de aplicación del código legal y otra del código interno. 

¿Quién es criminal? Quien infringe la normativa, el infractor, el corrupto, el expedientado, quien se cuestiona o incumple las órdenes, quien se aprovecha del cuerpo para obtener beneficios.  Pero también el delator, quien acusa a un compañero. En definitiva, de uno u otro modo todos son criminales y objeto de sanción.

Huelga decir que la policía tiene prohibido dar a conocer su situación profesional al emitir una opinión, bajo pena de sanción grave como hemos visto.

De la combinación de ambas circunstancias tenemos un explosivo coctel.
Como ciudadanos sufren la represión de las leyes, aunque por su condición de privilegio suelen no sufrirlas.

Como policías las leyes les permiten ver al individuo, el ciudadano, como agresor. Cualquier método y medio es válido para combatirlo.

El código policial permite aplicar cualquier método con total impunidad ya que los perpetradores son respaldados incondicionalmente por sus compañeros. El código policial permite la manipulación política del cuerpo, al no tener que someterse a lo que es justo, sino a lo que está ordenado.

La normativa policial aplicada arbitrariamente permite la aparición y acumulación de infracciones para que se pueda aplicar una sanción sumaria y dirigida a aquellos individuos que, por uno u otro motivo, no se sometan a los deseos de quien da las órdenes o que no acatan la disciplina interna.

CONCLUSIONES
Los policías como ciudadanos son criminales. Como policías ven al resto de ciudadano como criminales. El resultado es que se refugian en el grupo, sufriendo exclusión social comparable a cualquier grupo marginal.

Los policías como miembros del grupo deben hacer concesiones a sus compañeros para mantener la cohesión del grupo. Como miembros del cuerpo son infractores, corruptos o las dos cosas. El miedo a las sanciones es suficiente para controlar la disidencia interna y manipular así el cuerpo.

Los policías tiene un grado de inhibición de la personalidad mayor que la media, llegando a acatar órdenes en su propio perjuicio. Esto incrementa la cantidad de afecciones psicosociales.

Los policías tiene un alto grado de estrés al estar sometidos a presiones internas y externas tan fuertes. Como dato un 8'4% sufre estrés laboral y el 70% rompe con sus parejas.

Con este catastrófico cuadro las tres explicaciones más plausibles por las que después de todo alguien quiere ser policía  son: personalidad hiperagresiva, necesidad de un salario, beneficio personal del disfrute de privilegios. Como vemos muchas personas encajan en el perfíl. El problema es que no se dan cuenta de las consecuencias derivadas de su trabajo tanto en lo personal como en lo social.

En la tarcoteca acusamos a la policía de ser la culpable, junto al ejercito, de mantener el orden social, imponer las leyes y en definitiva ser los máximos responsables del estado de las cosas al poseer el monopolio de la violencia y ponerlo al servicio del estado, que por otra parte se lo otorgó. Algún día sereis juzgados como juzgasteis y tratados como lo que os merecéis.

LLAMAMIENTO A LA POLICÍA

A aquellos policías que todavía se sientan seres humanos. Dejad de humillaros por un miserable salario, desertad de las filas de la esclavitud que vosotros libremente habéis escogidos y desertad. Es difícil trabajar, es difícil vivir sin privilegios, es un mundo complicado. Pero el beneficio de poder gozar de la compañía de seres humanos sin tener miedo de nosotros es infinitamente superior a los miedos patológicos con los que vivís.
 
Sois seres maltratados, manipulados y traumatizados, egoístas, y mientras llevéis el uniforme seremos enemigos. Desnudaos, despojaos de ese uniforme de alquitrán, abandonad las armas, uniros al pueblo.

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