La tarcoteca

by Pablo Heraklio, PHkl/tctca. Contact at Tarcoteca@riseup.net

jueves, 10 de julio de 2014

La extraña ideología ciudadanista de la no violencia

La violencia es una relación social en que se niega la legitimidad del otro, una sociedad jerarquizada necesariamente, implica el sometimiento a los intereses de quienes encabezan la jerarquía. La amenaza constante y omnipresente a perder lo mínimo  necesario para sobrevivir o a que dispongan de tu voluntad, de la forma que sea, son manifestaciones de algo que se ha denominado en ciertas ocasiones como “violencia estructural”. Pero alejándonos de la abstracción, en términos concretos, son relaciones que oprimen cuerpos y afectos, implica condicionar, coercionar, administrar deseos, etc.

Reprimir y exterminar en forma masiva, tiene una serie de costos, de ahí que las democracias vienen a ser la cristalización de los principios de gobierno maquiavélicos. -He oído que “El Príncipe” pudo ser escrito por Maquiavelo para enseñar a las clases dominadas las estrategias de los gobernantes, ignoro si será verdad pero es una lectura que se puede hacer-. En todo este contexto pueden surgir toda clase de descontentos, ya sean más o menos críticos del sistema social, y la ira, ese legitimo sentimiento ante un mundo que precariza o amenaza con la incertidumbre constante, en todo orden de cosas, también puede ser administrado por la clase dominante. Esta puede indicarte cómo debes manifestarlo, argumentando que las demandas pueden perder legitimidad, una idea bastante bizarra que se ha logrado internalizar, ya que la exclusión social, la dominación son hechos concretos, no un problema discursivo.

En todo ese escenario se instala la idea de la “no violencia”. Hemos visto que estamos dominados, violentados, etc. y al parecer eso debería expresarse como una especie de “carnaval” itinerante, ritual, repetitivo hasta “sensibilizar” a las autoridades. La ira tendría que ser adornada con los colores más bellos para no incomodar a las autoridades. No hay mayor constatación de la subyugación, que además se te dicte como expresar tus emociones. Una vez que se acepta esta lógica todo acto puede ser catalogado como violencia ocupar una calle, resistir una agresión policial o un destrozo del mobiliario público. Asumiendo que la violencia es una relación entre seres vivos, esta ultima idea es bastante extraña.

En resumen se categoriza como violencia ilegitima, todo aquello que incomode a la autoridad. La otra cara de este delirio, es que existe una violencia legitimada que es la que ejercen las clases dominantes, la violencia policial es la cara más grotesca de esto, un ejercicio de la violencia que prácticamente no conoce de límites y consecuencias, bajo el pretexto de salvaguardar la elevada moral del orden público, orden que en realidad corresponde a la jerarquización de la sociedad.

En las sociedades que no formaron estados, la violencia contenía la lógica de dispersar poder. La jerarquización, el Estado finalmente es la inversión de esa lógica, y el capitalismo una forma económica de reproducirla, en términos de monopolización de recursos. Está más que demostrado que el capitalismo, más que funcionar con libre competencia, funciona con oligopolios. En realidad, es extraño hablar de libre asociación o libertad de acción, en una sociedad fragmentada en clases. Como se puede ver  hay una serie de afirmaciones repetidas como mantras, que no se han sometido al mínimo examen racional.

No hace falta indagar en el origen ilegitimo de la organización social y económica, basta comprender la violencia que contiene en el presente para que sea un imperativo alterar tal situación. Y en todo ese contexto el slogan de la no violencia aprisiona cualquier posibilidad de cambio. Si la sociedad es una estructura jerarquizada intrínsecamente violenta, no tiene ningún significado aspirar a la no violencia. Lo que realmente se puede hacer es comprender la naturaleza y causas de la violencia, porque ese si es el hecho concreto que hay violencia, el resto es una imagen insustancial, que tiene como único objetivo la martirización de quienes ya fueron violentados.

En las teorías de sistemas se habla de un sujeto “índice” cuando a alguien se le adjudican una serie de características patológicas, que encubren una totalidad de interacciones disfuncionales. Ese es el mismo caso cuando se sataniza a los “violentistas” a pesar que la mesa de diálogo de los estados implica individuos armados hasta los dientes.

Esto no significa un manifiesto pro-violencia, hemos visto que ideas como empatía, apoyo mutuo y horizontalidad requieren de una transformación de afectos, una conciencia alerta, una reflexión corporizada de la fugacidad del “yo”, otra ética, un descondicionamiento total (1). Eso no se puede concretar por medio del sometimiento violento de las clases dominantes. Pero la necesaria disolución de las clases es un crimen contra el destino inexorable que pretende marcar la clase dominante, y en ese proceso somos violentados constantemente y exige necesariamente resistir dicho proceso. En realidad no podemos ser ni pro-violencia ni no-violentos, lo único razonable es comprender las causas de la violencia, tanto de la que se ejerce de arriba hacia abajo como viceversa y esa causa es la negación constante de la legitimidad de la mayoría de los seres humanos.

Lo que no se puede permitir es ser sometidos a una especie de transacción psicótica (alteración de la coherencia de la comunicación) en que nuestra ira o nuestra pena tenga que ser obligadamente expresada como un carnaval. Esto no es una marcha de cuarenta años por el desierto, es una protesta, un hastió, una violencia que surge desde el dolor, una violencia que debe ser transmutada, mediante una comprensión en el ahora, desde una ética basada en apoyo mutuo, empatía, pero que en ningún caso nos puede impedir expresar los hechos; menos cuando los primeros representantes del dialogo son policías militarizadas. Promover la “no violencia” es la cobarde negación de que hay violencia y es el encubrimiento de que el único dialogo real solo se da en igualdad de condiciones, no entre gente que manda y otra que obedece.

(1) Al respecto pueden revisar estos textos, ya que no tiene sentido hablar de autodefensa disociada de nociones de como concretar una sociedad basada en apoyo mutuo.

Para saber más:
http://elvirusdelasubversion.blogspot.com/2014/05/experiencia-consciente-y-libertad.html
http://elvirusdelasubversion.blogspot.com/2014/04/subversion-ciencias-cognitivas.html
http://elvirusdelasubversion.blogspot.com/2014/03/contra-toda-forma-de-dominacion.html

Recomendado:
Como la "no violencia" protege al estado http://www.youtube.com/watch?v=FkiWiZ6sbC4

Fuente:
El virus de la subversión: La extraña ideología ciudadanista de la no violencia
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Adenda
¿Debemos tolerar al intolerante? ¿Debemos no defendernos a pesar de ser legítimo? ¿Si la violencia Institucional está justificada, cuál es el objetivo de la no violencia?

La violencia es inerradicable, existe, és, somos animales, nos enfurecemos, nos enajenamos, nos aterrorizamos.

Pero la parte humana racional nos indica que no es una solución lógica a los problemas y suele acrecentarlos, por eso se rechaza sistemáticamente. La sociedad sabe que la violencia no es beneficiosa.

Sin embargo se acepta sin comprender que la solución que se ha encontrado es que solo un grupo de personas esté autorizada a ejercer dicha violencia y la aplique sistemáticamente. Cuanto más aplican la violencia más se benefician. Por lo tanto hay una contrariedad fundamental ya que hay beneficio en la violencia.

El sistema de Violencia Autorizada es el origen del problema.

La sociedad como tal debe ser capaz de gestionar la violencia en todos sus aspectos, individual y colectivo. Individual siendo capaces de encontrar soluciones no violentas a nuestros problemas, implicándonos activamente en problemas complejos. No delegar nuestra defensa ni la protección de nuestro entorno. Y colectiva, participando en el fin de los conflictos, solucionando la raíz del problema. En definitivas cuentas generalizando la capacidad de dialogo y no la imposición de la norma.
la tarcoteca

4 comentarios:

  1. No violencia dicen armados hasta los dientes y tras torturar a alguien, no violencia dicen cuando te defiendes o los acorralas y apelan a tu humanidad para disimular su cobardía.
    La violencia es el triunfo de la infrahumanidad y hay que rechazarla, pero antes hay que erradicarla de la ecuación dominados-dominadores, para igualarla y destruirla.
    La violencia debe ser rechazada entre la propia clase a la que pertenecemos, pero no puede dejarse de usar para defenderse de aquellos que pretenden dominarnos por la fuerza .
    Salud!

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    1. Esa es la falacia de la no-violencia, el rechazo a toda acción contra otras personas aunque sea autoconservativa. Poner la otra mejilla como si estuviesemos en misa.
      Esta actitud de tragar con todo es la que nos ha llevado hasta donde estamos.
      Salud!

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  2. Parafraseando al hijo de la faraona, alterando un poquito la letra, "prometo ver la alegría, escarmentar de la esperiencia, pero nunca renunciar a usar la violencia, parachuru churu..."

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    1. "A la chuta, a la chuta, a la chuu a la chuu a la chuuutaaa...!" :DDD
      A las barricadas!
      Salud!

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